Stan Lee nos ha dejado algunos de los personajes más populares e icónicos de todos los tiempos. También nos ha dejado interesantes lecciones de liderazgo y gestión, ocultas tras las increíbles habilidades de Spiderman e Iron-man. Veamos qué lecciones de Stan Lee hay tras su legado narrativo.
1. Reconocer el trabajo del equipo de colaboradores
Se dice que siempre atribuyó a los dibujantes de sus personajes el mérito y aportación que tuvieron en el desarrollo de los mismos, de manera que los consideraba coautores.
Parte de la capacidad del liderazgo consiste en reconocer e impulsar el talento de los demás. No es posible tener empresas y organizaciones en las que el trabajo de un equipo se reconoce únicamente a la cabeza visible del mismo. Cuando el reconocimiento no es el adecuado, las personas dejan de ser productivas y eficientes, a sabiendas que el mérito será para otros.
El auténtico liderazgo es incompatible con una mala interpretación de lo que supone reconocer el trabajo de los integrantes del equipo.
2. Todos somos humanos
Dotó a sus personajes de ciertos sufrimientos humanos que los hicieran vulnerables en algún aspecto. Si Hulk es vulnerable, ¿cómo no va a serlo cualquiera de nosotros?
Vivimos una época en la que parecemos estar rodeados de personas invencibles: emprendedores, profesionales y nuevos consejeros delegados que además son maratonianos cuando no triatletas de larga distancia, con una imagen idílica en forma de selfie en las redes sociales habituales. Se puede ser un superhéroe de la empresa y el corporativismo, pero también ser humano y mostrarse como tal.
Si ser auténtico es una de esas cosas que todos aprecian, ser humano y parecerlo ha de estar incluido en esta autenticidad.
3. El éxito no tiene por qué llegar rápido
Stan Lee desarrolló sus personajes más famosos y que más éxito le han traído cuando ya se acercaba a los 40 años de edad. Necesitó muchos años de experiencia para alcanzar las cotas más altas en su actividad y crear la mayoría de personajes que hoy conocemos.
¿Por qué tenemos tanta ansia de éxito rápido? No ayuda la imagen que muchos proyectan y que por momentos parecen los nuevos modelos de éxito: jóvenes millonarios a golpe de ronda de financiación con Ferrari aparcado en la plaza de minusválidos del centro comercial. Y aunque después, a toro pasado, su empresa presente dudas muy razonables, antes sí les dio tiempo de hacerse las fotos promocionales del nuevo single y ser coronados como el modelo a seguir.
4. La práctica hace al maestro
Se le atribuye a Stan Lee la creación de unos 300 personajes entre héroes, villanos y personajes secundarios. De esos 300 apenas recordamos, la mayoría de nosotros, los más populares y taquilleros. Pero para llegar a estos pocos elegidos preferidos por la multitud, tuvo que crear otros muchos que han pasado más desapercibidos.
Decía otro genio, Peter Drucker, que jamás contrataría a quien no se ha equivocado nunca, ya que eso es sinónimo de pasividad, de no haberse atrevido a desafiar sus límites y el conformismo. No es que Stan Lee se equivocara con la mayoría de esas 300 creaciones, pero estoy convencido de que cada una de ellas fue mejor, diferente, más cercana al éxito que la anterior. Para llegar a la excelencia hay que practicar, intentarlo, mejorar en cada ocasión.
5. Todos son iguales, pero diferentes
Los héroes de Stan Lee tienen todos capacidades y habilidades extraordinarias, que los convierten en superhéroes. Tienen en común que son capaces de hacer cosas increíbles, pero al tiempo ese poder es único, cada uno tiene el suyo, que lo hace único y diferente de los demás.
En el entorno corporativo de nuestras empresas, muchas veces se peca de una excesiva homogeneidad: “Todos cortados por el mismo patrón”. Lo veo con frecuencia ahí fuera.
Y esta no es la mejor fórmula para conseguir los mejores resultados: en la variedad está el gusto, la combinación de diferentes perfiles consigue diferentes perspectivas, aproximaciones y visiones que enriquecerán de manera única a la organización.
Liderar el talento y la autogestión es clave en los entornos organizativos del siglo XXI. Como podemos comprobar, estamos rodeados de buenos ejemplos de liderazgo, solo hay que observar la realidad que nos rodea con otro tipo de visión.
Poder ver la realidad con claridad y distinguir las diferentes dimensiones que la forman es, sin duda, el gran superpoder que los héroes sin capa que integran las empresas y entidades deben cultivar para orientar al éxito sus organizaciones y sus propias vidas.