Será una reunión en la que todas las cartas se pondrán sobre la mesa. Endesa, Iberdrola y Naturgy se sientan este miércoles para dar el pistoletazo de salida al debate sobre el futuro de la central nuclear de Almaraz (Extremadura), en un momento en el que el ministerio para la Transición Ecológica elabora el plan que, en teoría, determinará cómo se va a producir y en qué plazos el cierre de las centrales.
La junta de administradores de Almaraz, que se produce de forma ordinaria entre Iberdrola (53%), Endesa (36%) y Naturgy (11%), debatirá si solicitan la prórroga de explotación de la central o si, por otra parte, piden su cierre. El tiempo apremia. No en vano, de solicitar la prórroga tendrían que hacerlo antes del 31 de marzo.
Y es que, aunque el actual permiso de explotación termina en junio de 2020, las fechas en las que se caducan los permisos de explotación de las nucleares españolas que ahora mismo están en activo (cinco en total) no coinciden necesariamente con el fin de su vida útil. Según los datos que manejan en el sector, todas llegan a este momento entre 2023 y 2028.
En el caso de la central de Almaraz, no está del todo claro cuándo cumple sus 40; en concreto, tiene dos reactores que empezaron su actividad en fechas diferentes -1983 y 1984-. Las compañías, sin embargo, hablan del año 2023 como fecha final.
El conflicto está en que las eléctricas no quieren lo mismo para la central. Mientras Endesa se inclina por pedir la autorización para que funcione 10 años más, prologando su vida útil, Ibedrola y Naturgy abogan por seguir utilizándola otros cuatro años, hasta 2023, cuando, como se ha señalado, termina.
Una petición que no podrán hacer al margen del Ejecutivo. Hasta ahora, y según el reglamento de instalaciones nucleares, estos permisos se solicitan por 10 años. Después, el Gobierno decide qué plazo otorga. Iberdrola y Naturgy, que hablan de una inversión muy superior si en lugar de cuatro años la planta está en marcha durante una década más, abogan porque se modifique la legislación para que no haya que fijar plazos. Desde el Ejecutivo, sin embargo, no ha habido respuesta.
¿Y el plan del Gobierno?
Pese a que el Gobierno de Sánchez hablaba en un principio del calendario cerrado de cierre de las centrales con 40 años de vida, lo cierto es que el ministerio que preside Teresa Ribera ha tenido que sentarse con los diferentes actores del sector para llevar a cabo los cierres de forma escalonada.
Todas las voces apuntan a que no hay otra forma de hacerlo. Así, desde el Ejecutivo son conscientes de que el apagón nuclear tiene que hacerse de forma ordenada, teniendo en cuenta la capacidad de las alternativas y la evolución de las renovables, la gran apuesta del Gobierno. Entonces, ¿cómo? Fuentes del ministerio remiten al Plan Nacional Integrado de Energía y Clima, en el que se hablará tanto del carbón, que desaparecerá antes de 2030, como de la nuclear.
Un plan en el que en el Ministerio trabaja a contrarreloj y que debería ser remitido a Bruselas en los próximos días, puesto que el límite para presentarlo está fijado para el 31 de diciembre. No obstante, cabe la posibilidad de que en Europa sean flexibles con las fechas navideñas y se envíe en enero.
Mientras, la cita en Almaraz condena a las eléctricas a tener que entenderse -la decisión ha de tomarse por unanimidad- y quizá sea reflejo de lo que irá pasando con las demás. De momento, no hay nada sobre el papel.
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