Lo veo frecuentemente en empresas, pymes, managers, emprendedores y empresarios de diferentes sectores y tamaños: observo una gran preocupación por el hardware, pero muy poca atención al software. Y creo que esto es un error que los líderes de la época digital de nuestro tiempo no se pueden permitir.
Por hardware estoy pensando en las instalaciones, los equipos informáticos o técnicos, lo último en diseño web, redes sociales o ese nuevo sistema tecnológico del que todos hablan. El hardware está muy relacionado con la apariencia, con lo que todos ven y de aquello de lo que es fácil presumir. Tener un gran hardware, el mejor, es fácil cuando hay recursos económicos para ello. No supone un gran esfuerzo, apenas pensar que se quiere, pedirlo y finalmente pagarlo.
El software es aquello que, como diría Drucker, está a la vista pero que no todos ven, y es lo que realmente es decisivo. El software está definido por la estrategia, por la misión, visión y valores de la organización, por el liderazgo de las personas que trabajan en la organización y en definitiva por la visión del management que se desarrolla. El software está relacionado con la orientación al cliente externo e interno, el clima laboral y la energía que se respira en el negocio, así como con sensibilidad hacia lo que es el marketing de verdad como fuente de valor. Pero esto no es fácil, disponer de un buen software supone trabajar muy duro de forma constante, no existen atajos ni se puede comprar. Hay que implicarse, analizar, pensar, compartir con los demás, escuchar mucho… darse cuenta de que esto es realmente importante y que hasta que no se haga bien, no hay mucho sobre lo que avanzar. En mi visión del management lo relevante para cualquier empresa es cuidar mucho el software, que es lo realmente diferenciador.
El hardware es importante, que nadie me malinterprete, pero si el software no tiene un desarrollo superior, tendremos bonitos juguetes sin sentido que evidencian que algo no funciona bien en el seno de la organización. Un buen software al que damos el mejor hardware, vuela hacia los objetivos marcados. El mejor hardware sin el software adecuado es un intento de querer ser el mejor sin estar preparado para ello y es, incluso, contraproducente porque poco a poco se verá cómo decae y es insostenible. De hecho, cuando el software está muy afinado y a pleno rendimiento, por si solo pide el hardware adecuado y este encaja como un guante.
Por eso me gusta empezar por lo que nadie ve, porque ahí está la esencia del negocio, sus limitaciones y ambiciones, sus posibilidades, su verdadera realidad, oculta tras una fachada que muchas veces quiere ser perfecta. En definitiva, el software está en las personas que integran la organización, sus ideas, sus creencias, sus ganas de ponerse manos a la obra, comenzando por lo más alto del organigrama y viendo cómo se impacta en los niveles inferiores, que son el verdadero núcleo duro de la compañía.
Hay empresas que, teniendo un gran hardware y un pobre software, aparentemente funcionan, pero normalmente su recorrido es insostenible en el tiempo y resultados. Que funcionen aceptablemente no quiere decir que estén obteniendo todos los resultados que debieran con semejante hardware, ni que vayan a hacerlo en el futuro. El líder digital ha de saber actualizar el software de su empresa continuamente, gracias a su liderazgo y buen management, para que las futuras integraciones e inversiones en hardware encajen perfectamente y sirvan para elevar el nivel de productividad y éxito de la empresa hacia cotas cada vez más altas.