El caso de las escuchas del excomisario José Manuel Villarejo para el BBVA ha sentado como un jarro de agua fría en el sector financiero. Nadie quiere entrar a valorar la situación en la que se encuentra el banco que preside Carlos Torres, pero sí existe un cierto consenso en que dinamita los planes que había entre la banca para intentar recuperar terreno en términos de imagen y credibilidad ante la ciudadanía.
Más allá de las actuaciones que los bancos pueden tomar a nivel individual, la patronal bancaria AEB ha puesto en marcha un proceso para reflexionar sobre los motivos que han llevado a que las entidades financieras sean el ‘pim pam pum’ de la sociedad, los jueces y los políticos. Sin embargo, el caso del BBVA ha trastocado la dinámica de sus planes, según reconocen algunos de sus asociados.
Dentro del sector no cuadra la confianza que demuestran sus clientes en las entidades financieras con la imagen general que hay sobre él. Por ejemplo, el Centro de Investigaciones Sociológicas (CIS) destaca que sólo uno de cada 1.000 ciudadanos destaca a los bancos como una de sus principales preocupaciones. También las encuestas demuestran que sus clientes tienen confianza a la hora de entregarles sus datos y sus contraseñas, por encima de la que sienten por los grandes colosos digitales.
El impuesto de las hipotecas, la clave
Sin embargo, esas preguntas se refieren a la confianza en ‘su’ banco, no en el sector. Allí sí se extiende una desconfianza que viene marcada por una percepción de que los bancos se han saltado todos los límites posibles: desahucios, preferentes, el impuesto de las hipotecas, el cierre de sucursales, los bonus millonarios, etc. Y aunque reconocen que puede haber algo de verdad en ello (sobre todo en un pequeño sector focalizado en las cajas de ahorro), las entidades creen que la penalización es excesiva.
Especialmente porque esa percepción social se extiende también al mundo de la justicia y al de la política. En la imagen de todos están las últimas manifestaciones promovidas por Podemos tras la sentencia del Supremo sobre el impuesto de las hipotecas, o el cambio de la Ley promulgado por el ejecutivo de Sánchez para que la banca se hiciera cargo de él.
Así que la patronal bancaria lleva meses trabajando en hacer una reflexión común que permita entender el cambio que se está produciendo en el imaginario colectivo y la percepción social. Para ello han escuchado a distintos actores que les han ayudado a comprender dicho cambio, e incluso se baraja la posibilidad de contratar a una agencia que les ayude, a posteriori, a enfocar los mensajes que deben enviar como sector.
Tanto es así que, al menos, dos agencias reconocen estar preparando presentaciones para la patronal AEB de cara a los próximos días. ¿Objetivo? Ayudar a las entidades financieras a recuperar y mejorar su reputación.
Se trata de un proyecto a medio-largo plazo, pero al que no ha ayudado en nada el caso de las escuchas de Villarejo para el BBVA, como reconocen algunos de sus asociados. En especial porque se ha extendido la percepción de que los bancos son capaces de cualquier cosa. Así que ahora el trabajo será todavía mayor.
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