Ha llegado la hora. A partir del lunes 12 de mayo todos los trabajadores estaremos obligados a fichar en el trabajo. Es decir, la empresa tendrá que establecer un registro de nuestra jornada laboral que ayude a la Inspección de Trabajo a controlar el número de horas extra que se realizan en las empresas españolas.
Se trata de una medida que será de obligado cumplimiento para los 2,8 millones de compañías que hay en España, y las que no lo lleven a cabo se enfrentan a una multa de hasta 6.250 euros. Sin embargo, su implementación no está siendo sencilla y está sembrando el caos entre empresas y trabajadores.
Los despachos de abogados y las consultorías llevan semanas recibiendo llamadas de sus clientes para conocer de qué manera tienen que proceder a partir del lunes. Así lo explica Talmac Bel, socio del departamento laboral de Fieldfisher Jausas, quien reconoce que los empresarios están aplicando la norma ‘a la española’. Es decir, que tratan de adaptarse a última hora “deprisa y corriendo”.
El Ministerio de Trabajo ha asegurado este jueves que durante las primas semanas no habrá sanciones por parte de la Inspección. Se harán controles, pero si la compañía demuestra que está negociando con los empleados la forma de poner en marcha el 'fichaje' no habrá multa, sólo una advertencia.
Preocupación por las horas extra
¿Cuáles son las preocupaciones que tienen? Según Bel, todo depende del tipo de empresa de la que estemos hablando. Si se trata de una compañía que no tiene apenas horas extra, su principal problema es saber cómo tiene que afrontar el control de la jornada. Es decir, si debe poner un dispositivo electrónico, si basta un cuadrante, un reloj con una cartulina como toda la vida, etc.
Cualquiera de esos métodos es válido. Lo esencial es que quede constancia del número de horas que cada trabajador hace, se pueda guardar durante cuatro años y esté sometido a la ley de protección de datos. A partir de ahí da igual.
El responsable de laboral de Fieldfisher Jausas explica que las empresas más preocupadas son aquellas empresas cuyos trabajadores acumulan demasiadas horas extra. Son muchas, más de los que nos pensamos, aunque según el sector hay más o menos.
Según la Encuesta de Población Activa (EPA) cada semana se realizan más de cinco millones de horas extra. De ellas, 2,6 millones no son remuneradas por parte de las compañías. ¿Esto quiere decir que a partir de ahora tendrán que pagarlas? En teoría sí, pero según el letrado esto no es lo verdaderamente importante.
El pago no es el problema
“El problema es que un trabajador sólo puede hacer 80 horas cada año”, por lo que aquellas empresas que se pasan (y las hay) tendrán que empezar a reducirlas. ¿Podrán sacar adelante su producción ajustándose a la ley? Es la pregunta que todo el mundo se hace y, en teoría, es lo que debería ser.
Bel explica que “hay trabajadores con 400 horas anuales, algo que no está contemplado en la legislación”. Por tanto, este letrado considera que habrá que tomar alguna decisión en el medio o largo plazo para buscar soluciones dentro de la legislación europea que, según sus cálculos, permitiría incrementar las horas extra anuales hasta las 400.
Evidentemente a estas compañías les preocupa también “el aumento de las demandas de los trabajadores”, ya que en un despido ahora se “podrán acreditar” las horas trabajadas de más. De hecho, Bel está convencido de que la mayor parte de las sanciones que imponga la Inspección de Trabajo se producirán por ‘chivatazos’ de los empleados o exempleados. “La administración no tiene personal para controlar a todas las empresas”, sentencia.
No sólo las empresas tienen dudas. También los trabajadores dudan de cómo se va a aplicar esta normativa en sus empresas. ¿Basta con la tarjeta de la puerta? ¿Y si tengo una reunión a primera hora? ¿Tengo que fichar cada vez que entro y salgo para ir a fumar? Son preguntas que se trasladan a los responsables de recursos humanos, según explican a este diario desde el departamento de una gran empresa.
Es difícil dar una respuesta única. Como explica Bel la norma obliga cada compañía tendrá que adaptarse a sus circunstancias. Además, tendrán que buscar la manera de computar la jornada laboral efectiva, por lo que muchas compañías podrían obligar a fichar -por ejemplo- a la hora de ir al baño o bajar a fumar.
El origen de la norma
La nueva normativa que entra en vigor el lunes viene impulsada por el decreto de medidas urgente de protección social y lucha contra la precariedad en el trabajo. Con él, entre otras cosas, se busca evitar las horas extra no abonadas e injustificadas. También pretende adelantarse a una sentencia del Tribunal de Justicia de la Unión Europea (TJUE) que se fallará el próximo lunes, coincidiendo con la puesta en marcha del registro de la jornada laboral.
Se da por hecho que el TJUE va a fallar en el sentido de la norma aprobada por el Gobierno de Sánchez. Se trata de una cuestión elevada por la Audiencia Nacional en donde se juzga una denuncia de Comisiones Obreras contra Deutsche Bank por el control horario a sus trabajadores.
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