El dueño de Dia, Mikhail Fridman, está dispuesto a declarar en el caso Zed, pero ha solicitado hacerlo en calidad de testigo, no como imputado. Fuentes cercanas al magnate ruso explican que las acusaciones de la Fiscalía se consideran “categóricamente falsas” y son fruto únicamente de las declaraciones de Javier Pérez Dolset.
Fridman está siendo investigado por delitos de insolvencia punible, corrupción privada entre personas jurídicas, maquinación para alterar el precio de las cosas y administración desleal; delitos, que las mismas fuentes señalan, no se apoyan en datos suficientemente sólidos.
A principios de agosto, la Audiencia Nacional imputó a Fridman por la quiebra del Grupo Zed. Un grupo que se declaró en concurso de acreedores en 2016 y la Fiscalía Anticorrupción apunta a que se podría haber producido reiderstvo. Como ya explicó EL ESPAÑOL, se trata de un “ataque organizado contra una empresa, organización o institución con el fin de su incautación interrumpiendo su curso ordinario de los negocios”.
Sin embargo, fuentes cercanas a Fridman apuntan que esta acusación “no tiene sentido” puesto que ni Fridman, ni LetterOne -el brazo inversor del magnate- intentaron hacerse con Zed. “A medida que han ido avanzando las investigaciones hay más evidencias de que para la insolvencia de Zed WorldWide lo que han resultado decisivas son una serie de actuaciones indiciariamente delictivas de la familia Pérez Dolset”, constata el recurso presentado por la defensa de Fridman, al que ha tenido acceso este periódico.
Las mismas fuentes señalan que el informe de la Fiscalía describe el reiderstvo como el proceso de una opa hostil, una opa que lanza Planeta y en la que poco tienen que ver Vimpelcom, Alpha Bank o LetterOne, todas vinculadas a Fridman. Una opa que nunca llegó a materializarse porque la empresa entró antes en concurso de acreedores.
La dirección de Fridman
“El señor Dolset ha alegado, entre otras cosas, que Zed+ fue objeto de una "redada" o reiderstvo debido en parte a acciones y decisiones empresariales supuestamente tomadas por VEON (Vimpelcom), Amsterdam Trade Bank (ATB), Peter Wakkie y el señor Engibaryan, supuestamente bajo la dirección de Mikhail Fridman”, explican fuentes cercanas a Fridman.
“Al parecer, entre estas acciones supuestamente estaba influir en VEON para que rescindieran ciertos contratos de Zed y hacer que un gran consorcio de bancos internacionales, del que ATB era un prestamista minoritario, exigiera a Zed un préstamo de 140 millones de euros después de que Zed no hubiera realizado los pagos del préstamo en varias ocasiones”, añaden.
Estas fuentes justifican que “Fridman no tenía control ni autoridad para tomar decisiones sobre las decisiones de VEON” y que “es estructuralmente imposible que un accionista de un accionista sea miembro (minoritario) de un préstamo sindicado e imponga su voluntad y esta realidad, tanto legal como material, no puede ser ignorada o pasada por alto a través de la pronunciada y voluntaria afirmación sec et simpliciter de que el señor Fridman tenía el poder”.
De hecho, según la información de la Fiscalía, el banco del cual Fridman era accionista a través de Alpha Group (Amsterdam Trade Bank), aportó un 13% del préstamo sindicado de Zed, por lo que la defensa considera que no contaba con peso suficiente como para entorpecer la actividad de Zed. Además, la defensa apunta que las auditorías realizadas por E&Y y PWC “concluyeron que LetterOne no controla ni ha controlado nunca VEON”.
Colaborar con la justicia
“Mikhail Fridman está por supuesto dispuesto a cooperar y testificar y lo hará, pero es impropio clasificarse como "imputado" en un asunto en el que ni siquiera estaba involucrado”, explican las mismas fuentes.
Así, la defensa del magnate considera que Dolset está disparando balas para desviar la atención sobre su gestión en el grupo Zed. Por ese motivo, piden a la Justicia que tome declaración a Fridman en calidad de testigo y no de imputado.