Es bien conocido por muchos que el estrés laboral afecta gravemente a la salud y también a la relación con las personas del entorno. Pero, ¿hasta qué punto? Y lo más importante: ¿cómo es de perjudicial para el rendimiento laboral?
Insomnio, irritación y perderse eventos familiares son algunos de los factores que afectan a aquellos que tienen una sobrecarga de trabajo. Estos, según el estudio ¿Cuál es el Índice de vida saludable de los directivos en España?, elaborado por el Instituto de la Vida Saludable de DKV, son el 91% de los directivos.
Sin embargo, el estrés no siempre afecta de la misma manera y no siempre es perjudicial para el rendimiento laboral. Se trata de un arma de doble fijo que, si se sabe gestionar, es más productivo que el absentismo pero que, si se machaca, tiene graves consecuencias.
El Presidente de la Sociedad Española para el Estudio de la Ansiedad y del Estrés, y también Catedrático de Psicología de la Universidad Complutense de Madrid, Antonio Cano, explica a EL ESPAÑOL que, en las primeras etapas o en periodos relativamente cortos, el estrés activa a las personas y les ayuda a hacer más cosas en menos tiempo, por lo que el trabajador es más productivo.
Sin embargo, cuando ese ritmo se mantiene durante un periodo largo de tiempo, provoca agotamiento y llega un momento en el que el rendimiento disminuye. Es entonces cuando aparecen las consecuencias negativas para la salud física y mental. ¿Cuales son estas? Los trastornos de ansiedad o depresivos.
Y es que, provenga de donde provenga, "el estrés siempre afecta de la misma manera", explica Cano. Lo primero es que las personas en sí tienden a activarse más de lo habitual, luego esa activación lleva al nerviosismo y, posteriormente, al malestar y a una conducta agitada.
Muchos ámbitos en juego
Pero el trabajo no es el único ámbito que provoca estrés. Cano destaca que estos picos se deben a múltiples factores. "Hay problemas que vienen de no saber coordinar el ámbito laboral y familiar o personal", llevando a la persona afectada a perderse eventos familiares. Estos, según el informe de DKV, suponen el 30% de las personas.
Y es que, como destaca el catedrático, "esa coordinación no siempre es fácil y en el trabajo tampoco siempre nos dan facilidades para hacerlo". Por esta razón, hace hincapié en la necesidad de llevar a cabo una serie de técnicas que ayudan a paliar sus efectos. La primera es coordinarse en las tareas familiares. La segunda hace referencia al manejo de las emociones.
Cano destaca que "merece la pena aprender cómo prevenir el estrés y no llegar a tener un trastorno de ansiedad o depresivo". En este caso, lo primero es informarse de cosas que disminuyen los niveles de estrés, como la relajación, la actividad física, el dedicarse tiempo a uno mismo y también a las relaciones sociales o al ocio. Aunque también es importante llevar a cabo pautas de relajación en casa. Una vez conocido lo que mejor le sienta a cada uno, llega la hora de ponerlo en práctica.
Pero hay una tercera pauta que depende más de las empresas que de la capacidad de uno mismo y es la flexibilidad laboral. Cano explica que las personas que trabajan en empresas que "tienen un horario flexible están menos estresados, rinden más, están más satisfechos con su trabajo y tienen mejores relaciones laborales".
No entiende de estatus
El estrés tampoco entiende de estatus o de jerarquía laboral ya que no siempre se da en las personas que tienen un cargo más relevante en sus empresas. El Presidente de la Sociedad Española para el Estudio de la Ansiedad y del Estrés explica que "en general, más estatus puede significar más responsabilidad e implica pasar más horas en el trabajo y más implicación", pero que "no siempre tiene por qué ser así".
Y es que este problema afecta a todos los rangos de la jerarquía empresarial porque se produce "cuando hay más demandas que recursos, cuanto tenemos muchas cosas que hacer y poco tiempo para llevarlo a cabo, o nos faltan recursos para atender a las demandas del ambiente".
Por esa razón, el catedrático aboga por controlar estos episodios y recomienda a las empresas no exprimir a sus trabajadores porque, aunque el estrés ayuda a rendir más, cuando este es excesivo y muy prolongado, la persona tiende a agotar todos sus recursos y no se activa de la misma manera ni rinde de la misma forma.