Las horas extra han caído un 12% en el último año. Según los datos de la Encuesta de Población Activa (EPA) cada semana se realizan 5,3 millones de horas frente a los 6,1 millones de hace un año. Un descenso que coincide con la puesta en marcha de los seis primeros meses del registro obligatorio de la jornada laboral. Ahora bien, los despachos de abogados están preocupados por el aumento de la litigiosidad contra las empresas.
Es cierto que en ese descenso existe un componente ‘macro’, fruto del aumento del paro registrado en los últimos meses. Ahora bien, como explica la Presidenta del Sindicato de Inspectores de Trabajo y Seguridad Social, Ana Ercoreca, hay un dato fundamental para comprobar que el ‘fichar’ al llegar a la oficina es una buena medida: “las horas extra no pagadas caen un 23,6% en el último trimestre”. Es decir, con el registro horario a pleno rendimiento.
Se trata de unos datos importantes que deberían ir mejorando todavía más en las próximas encuestas. Sobre todo porque todavía hay muchas compañías que no han implantado sistemas de control y que están negociando con sus trabajadores la forma de hacerlo. “Lo asumen con rigor de cumplimiento pero con insatisfacción por lo que supone”, explica el socio director de Abdón Pedrajas, Antonio Pedrajas.
“El registro de jornada ha hecho ampliar el rigor documental”, explica el letrado, dado que todas las empresas buscan ahora tener documentado hasta el más mínimo detalle de lo que hacen sus trabajadores. “No se trata de tener sólo la entrada y la salida, se trata de ver cuál es la jornada efectiva que realizan”. Desde la pausa para el bocadillo a la llamada por el móvil o el pitillo. Un argumento que también ratifica la inspectora de trabajo, dado que son muchas las empresas que consultan a la inspección sobre este asunto.
Desde Abdon Pedrajas reconoce que hubo algún momento de psicosis entre sus clientes, pero poco a poco se han ido encontrando soluciones. ¿La más efectiva? “Negociar con los trabajadores bolsas de horas a tanto alzado”. Es decir, se establecen un número de horas en las que se considera que el trabajador no está trabajando y que se descuentan automáticamente del registro horario.
Por poner un ejemplo, una empresa puede negociar una bolsa de 5 horas semanales. Esto quiere decir que si un empleado ficha a las nueve de la mañana y sale a las seis de la tarde, habrá una hora al día que se le resta. Haría un total de siete horas diarias, una jornada de 35 horas semanales. Todo lo que vaya por encima se consideraría hora extra.
En lo que coinciden tanto el letrado como la inspectora de trabajo es que la solución escogida no es la mejor para todos los sectores. “El registro debe adaptarse a la empresa y no ésta al registro”, explica Ercoreca. Mientras que Pedrajas echa de menos un “desarrollo reglamentario” de la norma y un “registro por sectores ya que hay muchos que no están satisfechos con la forma en la que tienen que recoger los datos”.
Lo que sí se ha detectado por parte de Abdón Pedrajas es que, como suele ocurrir con estas cosas, la picaresca ha llegado a nuestras vidas. “La falta de un registro es una presunción de que hay horas extra”, explica, lo que ha hecho que esto se haya convertido en el eje central de numerosas reclamaciones judiciales por parte de empleados que se marchan de las empresas.
Por sectores
Más allá de la casuística, lo que parece evidente es que el registro de jornada sí está surtiendo efecto. Según los datos de la EPA sólo hay cuatro sectores en los que las horas extra aumentan en términos interanuales: construcción (0,5%); Transporte (7,7%); Información y comunicaciones (17,5%); Inmobiliario (46%); Educación (16%). En todos los demás se observan reducciones.