Miguel Ángel Uriondo, autor de 'La píldora Serrahima': "Enseñó a las empresas que pueden ser más normales"
Pedro Serrahima fue el resposabele del éxito de Pepephone y de la versión española de O2.
9 noviembre, 2021 05:30Pedro Serrahima fue el responsable del éxito de Pepephone, una compañía que transformó la experiencia de cliente en España, y hoy es director de Experiencia de Cliente, Publicidad y Multimarca en Telefónica de España. Para el operador incumbente fue el creador de la versión española de O2, la marca con la que los azules están atacando el segmento de coste bajo. Y hoy está especialmente de actualidad tras la publicación, por parte del periodista Miguel Ángel Uriondo, de ‘La Píldora Serrahima’, el libro en el que cuentan la evolución y la filosofía de un directivo peculiar.
Uriondo, que también escribió ‘Cómo evitar que tus hijos estudien periodismo’, atiende a EL ESPAÑOL-Invertia con pinta de estar satisfecho, después de que el libro haya ocupado ya las primeras posiciones en la categoría de ‘Economía y empresa’ en Amazon.
¿Por qué Pedro Serrahima? ¿Qué interés puede tener para la gente?
Él está convencido de que no mucho. Pero le convencí de que me diese una oportunidad y me regalase algo de tiempo. Después de muchas horas de cervezas en su casa, salí con muchísimo material y estoy aún más convencido de que hay cosas que todos podemos aprender de él, incluso quienes no siguen de cerca lo que pasa con las empresas. De hecho, su figura ha sido fundamental a la hora de entender muchos cambios en el trato al cliente de telecomunicaciones en España. Cuando digo que ha transformado la experiencia de cliente en España, lo digo en serio. Con Pepephone fijó un standard de calidad y de normalidad difícil de superar. Hasta por él mismo. Y mucha gente siguió sus pasos.
La normalidad es una obsesión en el libro.
Es que Pedro defiende mucho la normalidad. ¿Qué harías si en vez de un cliente fuese una persona? Es una política sencillísima. Las personas no hacemos notas de prensa cuando donamos a Médicos sin Fronteras. Si alguien presumiese de algo así en Instagram nos parecería un hortera. No tenemos nuestra casa llena de carteles con nuestro “propósito”. Si muchas están más centradas en lo que parecen que en lo que hacen, Pedro cree que ni siquiera tienes que esforzarte en parecer. Si haces el bien ya te recompensará el karma. O no, pero no presumas del bien que haces. Hazlo porque crees que es lo que toca. Eso entronca mucho con una visión de la ética y la religión que se explica bien en el libro y que comparto.
¿No hubiera sido más normal que lo escribiese él mismo en lugar de aparecer como una conversación?
El nunca lo hubiese hecho. Hay una cosa que él cuenta en el libro y en la que tiene toda la razón: cuando hablas mucho de ti mismo siempre pareces imbécil. Es verdad que en el libro él cuenta sus cosas, pero de una forma muy natural. Habla de lo que le pregunto. Y eso hace que sea todo mucho más normal. ¿Cuántas veces dejas a un tipo que se pase dos horas y media de tu vida contándote su vida? De hecho, si me preguntas, es por eso que en el género de biografía son tan importantes los escritores fantasma. Porque si no tienes un ego como un camión es muy difícil hablar demasiado sobre ti mismo. Y Pedro no es así.
¿Se lo han leído ya sus antiguos jefes? ¿Tienen motivos para preocuparse?
Me consta que Rosauro Varo, que fue uno de los dueños de Pepephone en su mejor momento y que después ha desarrollado una carrera envidiable, se lo ha comprado. También rivales de Pedro, como Meinard Spenger, de MásMóvil. Y ninguno creo que salga mal parado. Pedro reconoce muy bien, y a menudo, las virtudes ajenas. No le he escuchado casi nunca decir una mala palabra sobre nadie y siempre pienso que ha hecho las paces con todos sus “enemigos”. Hay una historia preciosa sobre eso, con alguien que era su enemigo jurado en los tiempos de ONO. Pero si alguien hiciese una película y se fijase bien, no le costará encontrar al villano de esta historia. No es muy patente, pero en este libro sí hay una especie de “malo”. Aunque me permitirás que sean los lectores quienes descubran quién es.
¿Es la primera vez que un libro lleva prólogo de un presidente del IBEX 35 y epílogo del secretario general de Facua?
Creo que sí. Puedo decir que José María Álvarez-Pallete, presidente de Telefónica, es un tipo extraordinario. Si le pedí el prólogo el lunes, el miércoles ya lo tenía. E imaginad qué tipo de agenda tiene. Cuenta con muchos premios al mejor directivo, pero no creo que tenga tantos como se merece al “mejor tipo”. Y con los medios siempre se ha mostrado accesible y amable. Como no soy accionista de Telefónica, no puedo pedirle más.
Rubén, por su parte, también es muy majo. Creo que se llevarían bien si se tomasen una cerveza. Siempre le he dicho que no me gustan algunas de las cosas que hace, como sus premios a la Peor Empresa del Año. Pero tiene el corazón en su sitio y siempre piensa en los consumidores. Al escribir este prólogo se arriesga a que le digan que es un vendido y, aunque probablemente pasará, me parecería muy injusto. Si a esta sociedad le falta algo últimamente es la capacidad de encontrar espacios de diálogo entre agentes a los que nos presentan como enfrentados. De la competencia y el diálogo salen beneficios, pero de las guerras cruentas, casi ninguno.
Hay muchos testimonios en el libro, ¿por qué?
Por lo mismo que decía antes. Es importante leer a gente hablar sobre lo que es Pedro. Gente que haya dialogado con él, que le conozca. Además, fue un pequeño juego. No le dejé leer ninguno antes de publicarlo y, cuando lo hizo, creo que se emocionó un poco.
También hay partes muy técnicas, ¿no crees que aburrirás a la gente?
Puede que sí, pero me negué a dejar fuera el perfil técnico de Pedro, o que no quedase claro que algunos de sus logros no se habrían producido si sólo tuviese un perfil financiero. Hay varios momentos del libro en los que se arremanga para encontrar una solución a los problemas. ¿Hackear El Corte Inglés para conseguir sacar adelante su comercio electrónico antes del cambio de siglo? Eso yo no puedo hacerlo. De hecho, me hizo ilusión hacer el anuncio oficial de la publicación del libro en la Tarugoconf, que para mí es el evento de tecnología mejor hecho y con la comunidad más maravillosa. Pedro estuvo comentando con ellos la película Antitrust, en la que sale Tim Robbins interpretando a una especie de gemelo malvado de Bill Gates, y se mondaba con las IP de los satélites y el código que podías ver en pantalla. Siempre me he sentido el idiota de la cena en la comunidad de los técnicos, en parte porque mi hermano y mi mujer son de esa cuerda. Así que tengo un respeto casi reverencial por ellos. Yo sólo soy capaz de “picar” palabras normales.
¿No hubiese sido más interesante que el libro fuese sobre Meinard Spenger? Su empresa, MásMóvil, tiene mucho más éxito. Y probablemente ha ganado muchísimo más dinero.
He tenido mejores y peores momentos con Maini, aunque el tiempo y los millones hace que todo se suavice. Creo que su vida da ya no para un libro, sino para una película. Dos consultores haciendo surf en Portugal montan un operador móvil de bajo coste y llega el momento en el que uno de ellos acaba dirigiendo una compañía que termina siendo uno de los grandes colosos de las telecos en España, estando a punto de desaparecer en un momento crítico. Es espectacular. Pero nunca tendría en la mano toda la historia. Con Serrahima, lo que he escrito es, más o menos, lo que hay. No miente nunca y no esquiva nada. Puede que tenga sesgos sobre su propia vida, pero sé que me la ha contado tal cual. Nos hemos dejado fuera cosas chulas. Y lo hemos hecho porque no quería un libro larguísimo. Pero con Maini hay cosas que él nunca me contaría, ni a mí ni a nadie. Él sí que debería escribir su propio libro y decidir hasta dónde quiere llegar. Si lo hiciese, sobre esa base a lo mejor yo sí escribiría un guión, pero inventándome cosas con fines dramáticos. Podría ser el Aaron Sorkin de su Zuckerberg, pero nunca su biógrafo.
¿Y de quién serías el biógrafo?
No creo que vuelva a hacer algo así. Mi vida no es tan apasionante como para hacer una autobiografía y con Pedro hay una relación de confianza que se extiende desde hace años. Pero si cierta gente a la que admiro me ofreciese más entrevistas de diez horas y me dejase publicar sin censura, pues todo sería hablarlo. ¿Otra como ésta con Amancio Ortega o con Juan Roig? Firmo ahora mismo. Pero como no va a pasar algo así y sólo conozco a un Serrahima, por ahora se queda aquí.