Los principales banqueros del país no se han cansado de repetirlo durante los últimos meses de crisis: la plantilla de los bancos es el mejor activo del sector. “Pues gracias por sus gracias, pero no es suficiente”. Con esta contundente frase responden los trabajadores de la red de oficinas ante el temor a que la pandemia afecte a su salario a final de año, con la reducción de la retribución variable que muchas entidades ya han empezado a calcular.
Fuentes sindicales están de acuerdo en que, en la actual crisis y con la perspectiva de unos tipos negativos que han llegado para quedarse, al menos, otra década más, hay que “apretarse el cinturón”, como ya lo hicieron los altos directivos de algunas entidades como Sabadell, Santander o BBVA, recortando, o directamente renunciando, al bonus de 2020 al inicio de la pandemia. Seguían también así, e incluso se adelantaban, a las recomendaciones del Banco Central Europeo (BCE).
Sin embargo, en esta ocasión y a diferencia de la anterior crisis financiera, los empleados de banca defienden que esa medida impuesta por los estragos de la Covid-19 en el negocio bancario no se puede trasladar a las plantillas.
“En algunas entidades se han realizado cambios en los cálculos que han rebajado incluso a la mitad la retribución variable, pero los objetivos de producción se mantienen intactos pese a las dificultades de este año para potenciar las ventas comerciales”, explican fuentes de los sindicatos consultadas por Invertia.
Recuerdan, además, que la caída de ventas en determinados productos que suelen ser protagonistas a la hora de decidir el bonus, no responde, ni mucho menos, a la falta de productividad de la plantilla.
Todo lo contrario. Se trata más del propio impacto de los meses de confinamiento en la evolución del negocio y también al lógico ‘miedo’ de los ahorradores a contratar productos de ahorro o inversión en plena crisis. Es el caso de los fondos de inversión, uno de los principales pilares de los bancos para generar ingresos por comisiones en los últimos años.
Según los datos preeliminares de Inverco, ni siquiera la espectacular remontada de los mercados en noviembre ha sido suficiente para reactivar la entrada de los inversores en estos productos, que volvieron a registrar reembolsos netos 160 millones de euros. En el acumulado del año, las salidas de dinero ascienden a unos 970 millones.
Cálculos que no sirven
“Las entidades suelen marcar sus objetivos de cada año entre noviembre y enero y, por esas fechas en 2019, nadie podía imaginar la crisis que se avecinaba”, recuerdan las fuentes consultadas.
En este sentido, insisten en que, pese al incumplimiento de los objetivos establecidos antes de la pandemia, “la actividad en oficinas nunca ha sido mayor”, en referencia a la gestión de las ayudas públicas y sectoriales aprobadas para los afectados por la crisis, como la canalización de los créditos avalados por el Instituto de Crédito Oficial (ICO) o las moratorias en préstamos al consumo e hipotecas.
“Pese a la caída de ventas en determinados segmentos, la actividad de estos meses ha sido frenética, hemos estado sometidos a mucha presión”, insisten desde los sindicatos.
“Mantener los complementos tiene sentido porque la presión comercial se ha multiplicado”, explican. Advierten además de que los datos del registro de jornada “recogen ya que se exceden los límites máximos, con lo que se hacen necesarias medidas de compensación”.
Reconocimiento a la plantilla
En este escenario, consideran injusto que la retribución variable se reduzca en porcentajes y cuantía en un año en el que, además, “las plantillas se han jugado el tipo acudiendo a las oficinas, como un servicio esencial durante el estado de alarma”.
“Quizás lo entenderíamos mejor si nos explicasen que en crisis no hay retribución variable, pero entonces no podrían exigirnos ese ultraesfuerzo que la plantilla hace día a día por vender tres productos por figura comercial, desde casa teletrabajando, en oficinas...”, explicaban hace unas semanas desde la sección sindical de UGT en Banco Santander, en referencia a ciertos cambios anunciados por la entidad a sus empleados en términos de bonus.
En este sentido, los representantes de los empleados de banca llevan semanas solicitando a sus respectivas entidades que se apruebe una especie de incentivo lineal.
“Sería de agradecer un gesto por parte de los directivos ante el esfuerzo realizado durante los duros meses de 2020”, explican. Un año que, insisten, “ha venido acompañado del proceso de reestructuración con la presión e incertidumbre laboral que eso conlleva para las plantillas”.
Fuera de convenio
“Ya está bien de regalar los oídos a los trabajadores calificándolos como el mejor activo, porque cuando pasa una situación como esta, lo que somos es el principal activo a reducir”, criticaba uno de los empleados de Bankia durante la junta de accionistas de la entidad, celebrada la pasada semana en Valencia.
“Solicitamos una paga lineal en reconocimiento al esfuerzo y dedicación de la plantilla durante estos meses. Recuerden que detrás de los números están las personas, familias y proyectos de vida”, insistía otro de los participantes en el turno de preguntas.
Bankia es, precisamente, la única entidad española que negocia el pago de la retribución variable con su plantilla, herencia de la antigua Caja Madrid. Un bonus que nunca ha estado regulado por convenio y que el resto de entidades establece cada año de manera unilateral.
Durante su junta de accionistas, el presidente del banco, José Ignacio Goirigolzarri, recordó que el pago de la variable del año 2020 se realiza según los resultados y el pago de dividendos del ejercicio. Así que parece claro que ese bonus se reducirá si se tiene en cuenta el veto del BCE al dividendo, aunque los representantes de los trabajadores de la entidad indican que el bonus no depende de que el regulador permita o no un pago que ya está presupuestado.