El pago con tarjeta está desplazando a marchas forzadas al efectivo. La pandemia ha sido testigo de este movimiento que ya se había iniciado con anterioridad y según avanza la economía en su recuperación los consumidores no han dejado de alimentar esta tendencia.
Así lo reflejan los últimos datos de BBVA Research que analizan la evolución del consumo. De acuerdo con los mismos, el gasto con tarjeta se impulsó un 68% en mayo en comparación con el mismo mes de 2019, es decir, antes de que llegara la Covid.
Esta variable superó el nivel prepandemia tanto en el caso del gasto presencial como en el online -como ya venía ocurriendo en los dos meses anteriores-, aunque fue especialmente fuerte en el segundo caso: las operaciones no presenciales con tarjetas españolas se multiplicaron por 3,4 desde mayo de 2019 hasta el mes pasado.
Y eso que, en datos interanuales, en el quinto mes del año el crecimiento del gasto en general se moderó respecto a abril -en mayo aumentó el 41% interanual frente al 51% del mes anterior-, algo que el servicio de estudios achaca a que la comparación se hace con mayo de 2021, cuando se levantó el estado de alarma.
Entre los registros prepandemia y los de mayo de 2022 las retiradas de dinero en efectivo de los cajeros han vivido una evolución muy diferente. Solamente han avanzado un 1% respecto al tiempo previo a la pandemia, lo que supone mucho menos que el crecimiento de los pagos con tarjeta.
Tendencia asentada
Esta evolución se ha hecho muy patente durante los años de pandemia, pero ya se venía marcando con anterioridad. Así se desprende de los registros del Banco de España, que permiten observar la tendencia.
La información del supervisor bancario deja ver que las operaciones de compra en TPV no han dejado de crecer desde 2002 y que, entre 2019 y 2021, el número de estas operaciones aumentó un 34,5%, hasta 6.101 millones.
Una cifra que supone un récord histórico, como lo representa también el importe que se paga a través de los datáfonos. El año pasado era de 195.246 millones, poco que ver con los 98.267 millones de hace una década. Y eso que el número de datáfonos instalados ha caído un 5,7% en los últimos tres años.
Las retiradas de efectivo en los cajeros, por el contrario, cayeron un 28%, hasta 652 millones de operaciones. Una cifra similar a la de 2020 -entonces se explicaba la caída por la pandemia- que supone descender hasta niveles no vistos antes, al menos no en los registros del Banco de España, que se remontan a 2002. No obstante, el importe total extraído de estas máquinas "solo" disminuyó un 11%, hasta 111.131 millones de euros.
Todo a pesar de que, solamente teniendo en cuenta 2021, el número de operaciones de retirada de efectivo creció un 4,51%, pero pesó más el retroceso del 31,25% de 2020, que ni empezó prácticamente a recuperarse al año siguiente.
Y es que el pago electrónico y digital no deja de crecer en los últimos años, como lo demuestra también el hecho de que Bizum, la aplicación de pagos instantáneos creada en 2019 por los bancos, ya tiene 20 millones de usuarios. El año pasado se realizaron 505 millones de transferencias en el momento con esta app, con un volumen de 26.000 millones de euros y un importe medio por operación de 51 euros.