El mercado aleja los miedos a una nueva crisis de la banca en EEUU por el inmobiliario: "Es improbable"
New York Community Bancorp ha estado en el ojo del huracán, aunque los analistas creen que el riesgo de un shock en el sistema está acotado.
14 febrero, 2024 02:31La banca estadounidense se ha llevado otro susto en los últimos días. La entidad New York Community Bancorp (NYCB) ha estado en el ojo del huracán ante los temores de que se produzcan nuevas turbulencias entre las entidades medianas del país, aunque el mercado descarta que tenga lugar una crisis financiera. "Es improbable", señalan los analistas.
Los fantasmas de la crisis financiera de 2008 ya sobrevolaron al sector bancario estadounidense en la primavera del año pasado con la caída de entidades como Silicon Valley Bank o Signature Bank.
El temor ahora coge fuerza por la exposición de la banca de Estados Unidos al sector inmobiliario, que fue el origen del colapso de las entidades en 2008. "En cuestión de días, las dificultades que han aflorado en ciertos bancos han protagonizado la actualidad financiera. Su conexión con las turbulencias inmobiliarias, que se transmiten al sistema bancario, nos ha recordado malos tiempos, como el de las hipotecas de alto riesgo", relata Clément Inbona, gestor de fondos de La Financière de l’Echiquier (LFDE).
En concreto, del segmento comercial (el que excluye vivienda e infraestructuras) y, más profundamente, del de oficinas, que ha sido duramente penalizado por la generalización del teletrabajo como consecuencia de la pandemia y por la subida de los tipos de interés.
Y es que los temblores que está sufriendo este sector son, en opinión del experto de La Financière de l’Echiquier, "una consecuencia de un endurecimiento monetario, que, al prolongarse en el tiempo, afecta en primer lugar a los sectores y actores que recurren al apalancamiento". Es el caso del inmobiliario.
La presión de la caída de la demanda por estas circunstancias, unida a una oferta que por su propia naturaleza es rígida, ha llevado a un desplome de los precios. Y, como destaca esta firma citando un informe de Green Street, desde marzo de 2022 los precios de los inmuebles en Estados Unidos han caído una media de un 21%.
Los temores sobre el impacto que esto pueda tener sobre la estabilidad financiera han llegado a las autoridades. Janet Yellen, secretaria del Tesoro de Estados Unidos, afirmó hace unos días que las pérdidas del sector inmobiliario residencial suponen una preocupación y deben ser vigiladas, especialmente en el caso de las entidades bancarias medianas, que son las principales financiadoras del sector.
El caso NYCB
La intranquilidad de estos días lleva el nombre de New York Community Bancorp. El pasado miércoles la agencia de calificación crediticia Moody's rebajó la nota de la deuda de la entidad hasta el bono basura, de forma que pasó desde 'Baa3' a 'Ba2', hundiéndose hasta el nivel de dos escalones dentro del grado especulativo.
"Las calificaciones de NYCB podrían bajar aún más si el banco experimentara una pérdida de confianza de los depositantes que desafiara los recursos líquidos del banco", advirtió Moody's.
Lo hizo después de que NYCB publicara sus cuentas del último trimestre del año, periodo en el que entró en pérdidas de 185 millones de dólares (173 millones de euros al cambio actual) tras dotar provisiones por riesgo de crédito por 552 millones de dólares (515 millones de euros). La mayor parte corresponde a la cartera de inmobiliario, según recogió Reuters.
Estas noticias han provocado fuertes caídas en bolsa de la entidad, que acumula un retroceso del 55% desde el pasado 30 de enero, víspera de la publicación de estos resultados.
En un intento por frenar las dudas sobre la entidad y este desplome bursátil, el banco nombró el pasado miércoles a un nuevo presidente con efecto inmediato. Se trata del ejecutivo Alessandro DiNello. Una de sus primeras tareas al frente de la entidad fue comprar acciones de NYCB, al igual que hicieron otros directivos.
Lo paradójico es que esta entidad no solamente fue superviviente de las turbulencias de la banca de Estados Unidos en la primavera del año pasado, sino que sacó cierto rédito de las mismas. Su filial Flagstar Bank se hizo con los activos y pasivos de Signature Bank tras su desaparición en medio del seísmo.
Los expertos de Julius Baer destacan que los diferenciales de los títulos respaldados por hipotecas comerciales de calidad de NYCB rondan el 10%, algo que "atestigua la tensión a la que está sometido el mercado inmobiliario comercial estadounidense".
Y las consecuencias no se circunscriben a este país. "Aunque este temblor de tierra es de origen estadounidense, dentro de una economía globalizada provoca réplicas en otros continentes", advierten desde La Financière de l’Echiquier.
Y es que Azora Bank (Japón) también sufrió en bolsa tras anunciar pérdidas récord desde 2009 por la depreciación de sus activos en Estados Unidos.
Mientras, la deuda de los bancos alemanes Deutsche Pfandbriefbank y Aareal Bank cotiza "con descuentos similares a los que sufrirían si tuvieran dificultades para refinanciarse". "En este caso también estos actores acusan su considerable exposición al mercado inmobiliario estadounidense", alertan desde la firma.
"Es improbable"
"Aunque, desde la distancia, estas sacudidas parecen inquietantes, por el momento se circunscriben a actores de segunda fila. En conjunto, los resultados publicados por los grandes bancos son tranquilizadores y se han visto poco afectados por esta crisis", apuntan desde La Financière de l'Echiquier.
Y es que "es improbable que este sector, por sí solo, provoque una crisis financiera", apuntan Yves Bonzon, chief investment officer del banco privado suizo.
No en vano, "el sector bancario, ahora mejor capitalizado, mejor regulado y supervisado, ya no es el de 2008", apuntan desde La Financière de l'Echiquier. Es por eso que, al menos por el momento, "la debilidad del mercado de inmuebles comerciales de Estados Unidos y sus daños colaterales en el sector financiero están acotados", según Inbona.
Concluyen desde la firma francesa con una metáfora: "Con unas autoridades vigilantes y unos bancos centrales dispuestos a intervenir rápidamente para evitar cualquier contagio de la desconfianza al conjunto del sector, esta crisis parece más un fogonazo de gas grisú al fondo de una galería que el preludio del hundimiento de la mina".