Banderas de Estados Unidos y China.

Banderas de Estados Unidos y China. Florence Lo Reuters

Banca

Los mayores bancos del mundo no son europeos: por qué quiere BBVA convertirse en un gigante

14 octubre, 2024 02:00

Con la opa a Sabadell de fondo, Carlos Torres, presidente de BBVA, justificaba esta semana en una columna de opinión la necesidad de contar en Europa con bancos más grandes que puedan competir con los gigantes del mundo. Gigantes cuya nacionalidad es, principalmente, china o estadounidense.

"Europa se ha quedado atrás. Pese al tamaño económico de la región, ningún banco de la Unión Europea está actualmente en el top 25 mundial por capitalización. Al contrario, los bancos más valiosos proceden de Estados Unidos y China (mercados comparables por el tamaño de su PIB) e, incluso, de economías más pequeñas, como India, Japón, Canadá y Australia. Además, la competencia llega de fuera de la industria bancaria tradicional, incluidos los gigantes tecnológicos. Ninguno de estos disruptores es europeo".

Con estas palabras dejaba su posición clara Torres, que tiene la intención de crear un gigante bancario en España con la absorción de Sabadell, con activos por valor de 1 billón de euros. Una cifra que todavía no le permitiría competir con los grandes gigantes mundiales, pero que sería un primer paso para, hipotéticamente, cumplir ese objetivo algún día.

Más allá de la meta del presidente de BBVA, es cierto que los bancos más relevantes del mundo no son europeos. Si se mira la capitalización bursátil, actualmente el mayor banco de la Unión Europea sería Santander y no aparece hasta el puesto 27, según los últimos datos de CompaniesMarketCap.com.

Por delante se colocan varios bancos chinos y estadounidenses, así como otros europeos extracomunitarios, como el británico (de origen asiático) HSBC (puesto 11) o el suizo UBS (posición 19). El francés BNP Paribas (puesto 28) y el italiano Intesa San Paolo (posición 29) consiguen estar también entre los 30 primeros.

Demasiado grandes para caer

Con todo, los europeos sí están entre los bancos que el Consejo de Estabilidad Financiera (Financial Stability Board o FSB), el organismo encargado de vigilar las vulnerabilidades del sistema financiero internacional, considera que tienen importancia sistémica a nivel mundial.

Se trata de aquellas entidades cuya quiebra, debido a su gran tamaño y su importancia para el mercado, tendría un fuerte impacto negativo en todo el mundo y que, por tanto, no se deberían dejar caer porque son, como se conoce en el sector financiero, too big to fail ('demasiado grandes para caer').

De hecho, en la última lista del FSB los bancos pertenecientes a la Unión Europea son siete, el 24% del total. Se trata de BNP Paribas, Deutsche Bank, Groupe BPCE, Groupe Crédit Agricole, ING, Santander y Société Générale.

Fuera de la Unión Europea, pero en el continente, Reino Unido cuenta con tres entidades en este grupo (HSBC, Barclays y Standard Chartered) y Suiza, con uno (UBS).

Y los estadounidenses son lo que tienen mayor representación, con otros ocho, casi el 28%. Además, los correspondientes a este país son los más grandes, como JP Morgan, el único banco que se sitúa en la segunda categoría más importante de bancos sistémicos (en la primera no hay ninguna entidad). Bank of America, Citigroup, Goldman Sachs, Bank of New York Mellon, Morgan Stanley, State Street y Wells Fargo son los demás.

Además, aparecen cinco bancos chinos, que representan el 17% del total. Se trata de Agricultural Bank of China, Bank of China, China Construction Bank, Industrial and Commercial Bank of China y Bank of Communications (BoCom).

En el caso de los asiáticos, lo relevante no es sólo su fuerte presencia en la lista, sino que el peso de los chinos es mucho mayor que el registrado casi diez años antes, en 2012, el primer año en el que se publicó esta lista de bancos sistémicos mundiales.

En ese momento tan sólo una entidad china formaba parte de este selecto grupo. Se trataba de Bank of China, uno de los bancos que son propiedad del Estado del gigante asiático y que inicialmente fue el banco central del país. En estos más de diez años se ha producido un aumento de la relevancia de estos bancos, en detrimento de la posición de los occidentales.

El BCE quiere verlos crecer

Pero, ¿por qué existen tantas diferencias en el valor y el peso de los bancos europeos? Esta es una de las peleas diarias del Banco Central Europeo (BCE). El supervisor que preside Christine Lagarde lleva muchos años reclamando que los bancos europeos se conviertan en grandes campeones mundiales para poder competir de tú a tú con estos gigantes estadounidenses y asiáticos.

"Estamos a favor de la consolidación en Europa, pero siempre con una visión muy favorable a las consolidaciones transfronterizas entre bancos de diferentes nacionalidades", afirmaba hace unos meses Luis de Guindos, vicepresidente de la institución.

Y es que estas ansiadas fusiones transfronterizas no terminan de cuajar en la zona euro. Pero, ¿por qué? Por un sencillo motivo: la Unión Bancaria —la unificación de los sistemas financieros de la zona euro— no está completa al faltar aún, tras más de una década, el fondo de garantía de depósitos europeo (llamado EDIS, por sus siglas en inglés).

Una hucha que, principalmente por motivos políticos, no termina de salir adelante. Los países de la UE, tras años intentándolo, siguen sin ponerse de acuerdo sobre su constitución.

Además, las fusiones transfronterizas no parecen interesar mucho a los bancos europeos, especialmente cuando no aprecian grandes sinergias en operaciones que impliquen fusionarse con otra entidad con la que no comparten ubicación de sede, oficinas y plantilla… cuyo recorte es la vía más rápida para mejorar en eficiencia.

Tomando como referencia la fusión que está gestando UniCredit con Commerzbank —que tiene en contra al Gobierno alemán—, no está claro que pueda considerarse una operación transfronteriza como tal, dado que parece ser más bien una integración del negocio alemán del banco italiano con el de la entidad en la que está presente el Estado germano.

Demasiado pequeños para cumplir

Crecer por la vía de las fusiones, por tanto, está complicado para los bancos europeos, pero el presidente de BBVA defendía que el riesgo de esta situación es que tampoco pueden permitirse ser "demasiado pequeños para cumplir" (too small to deliver).

En su opinión, las entidades no pueden conformarse con un tamaño pequeño que les impida "competir e impulsar el futuro de Europa". Es por eso por lo que Torres busca convertir a BBVA en un banco más grande, en un gigante, que pueda hacer frente a las mayores inversiones en tecnología que requiere el negocio y tenga músculo para afrontar el reto de financiar la descarbonización, uno de sus habituales mensajes.

En su artículo, el banquero reclamaba a las autoridades que eliminen las barreras a la consolidación interna y a los acuerdos transfronterizos. "Preservar la competencia efectiva es esencial", apuntaba. Y esa competencia con los gigantes de Estados Unidos y Asia es imposible mientras por tamaño no puedan competir en la misma liga.

Concluía Torres que si se quiere "que las empresas europeas generen los empleos y los recursos necesarios para apuntalar el modelo social de la región, entonces Europa necesita bancos con la escala y las capacidades para financiarlos".

La alternativa no es una opción para el banquero, pues tendría como consecuencia "una menor inversión, una erosión de la productividad y, en última instancia, una disminución del nivel de vida a medida que Europa pierde terreno frente a otras regiones". ¿Pueden permitirse ese riesgo los bancos europeos?