Josep Oliu, Ana Botín y Carlos Torres, presidentes de Sabadell, Santander y BBVA, respectivamente, durante la toma de posesión del gobernador del Banco de España, José Luis Escrivá, el pasado septiembre.

Josep Oliu, Ana Botín y Carlos Torres, presidentes de Sabadell, Santander y BBVA, respectivamente, durante la toma de posesión del gobernador del Banco de España, José Luis Escrivá, el pasado septiembre. Alberto Ortega Europa Press Madrid

Banca

El cambio generacional de los banqueros deja atrás la crisis financiera: los que quedan ya no son ejecutivos

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La salida de José Ignacio Goirigolzarri de la alta dirección de la banca supone el punto final al mandato de los históricos banqueros que afrontaron la crisis financiera entre 2007 y 2014.

Aunque es cierto que en las cúpulas de los grandes bancos permanecen dos que la vivieron en primera fila, Josep Oliu (Sabadell) y María Dolores Dancausa (Bankinter), lo cierto es que ni siquiera tienen funciones ejecutivas, por lo que ya han cedido el mando de la gestión a la siguiente generación.

La pasada crisis financiera es, probablemente, el peor momento que la mayoría de los directivos bancarios actuales ha tenido que vivir.

Y quienes entonces manejaron las aguas turbulentas en las cúpulas de los grandes bancos han dado ya un paso atrás como parte del cambio generacional que se está produciendo en el sector.

Goirigolzarri, que esta semana ha anunciado que dejará la presidencia ejecutiva de CaixaBank al finalizar 2024, era el último de los banqueros que navegaron contra la tormenta financiera de hace más de una década que aún mantenía funciones ejecutivas, aunque limitadas.

Poco antes dio el paso de abandonarlas Oliu, actualmente presidente no ejecutivo de Sabadell. Dejó de tener funciones ejecutivas en 2021, cuando César González-Bueno se incorporó como consejero delegado y el banco aprovechó para realizar una separación de funciones, como recomienda (y quiere) el Banco Central Europeo (BCE).

Oliu, histórico banquero de Sabadell, lleva un cuarto de siglo en la presidencia de la entidad. Durante los años de la crisis fue el capitán del banco junto a un entonces recién llegado Jaime Guardiola.

El ahora presidente del Cercle d'Economia se incorporó en 2007 a Sabadell como consejero delegado procedente de BBVA, donde, por cierto, trabajó con Goirigolzarri en la expansión del grupo por Latinoamérica. Por tanto, tampoco está ya en la primera fila de la gestión bancaria.

La otra banquera que se mantiene en el frente, pero sin funciones ejecutivas, es Dancausa, que hasta hace poco más de medio año era consejera delegada de Bankinter.

En ese cargo estuvo más de trece años, pues se incorporó al mismo en 2010, en plena crisis financiera. Como gestora vivió, por tanto, lo peor de la tormenta para los bancos, que afrontaron el desmantelamiento de las cajas de ahorros entre 2010 y 2014.

Desde marzo de este año es presidenta no ejecutiva de la entidad. En un gesto de continuidad, el consejo de administración eligió para sustituirla a Gloria Ortiz, una banquera de la casa que lo ha sido prácticamente todo en Bankinter.

Cambio generacional

El paso atrás de estos banqueros forma parte de un proceso de relevo generacional en el que se encuentra inmersa la banca. Un proceso en el que también se ha modificado la forma de trabajar del sector y de influir en la agenda pública.

Aunque el sector bancario sigue protagonizando titulares día sí y día también, atrás han quedado aquellos tiempos en los que los banqueros pactaban los tipos de interés e influían en primera persona en la economía española.

El ex presidente del Gobierno José Luis Rodríguez Zapatero y el banquero Emilio Botín.

El ex presidente del Gobierno José Luis Rodríguez Zapatero y el banquero Emilio Botín. Gtres

Eran tiempos protagonizados por los banqueros bajo cuyo mandato Santander y BBVA se convirtieron en multinacionales, Emilio Botín y Francisco González, respectivamente. Ambos ostentaron las presidencias durante la pasada crisis junto con los consejeros delegados Alfredo Sáenz (Santander) y Goirigolzarri y Ángel Cano (BBVA).

Botín falleció en 2014, cuando seguía en activo, mientras que González dejó el banco en 2019, poco antes de verse salpicado por el caso Villarejo, en el que el juez pidió hace unos meses procesarle.

La siguiente generación de estos dos gigantes bancarios la conforman Ana Botín (que hace tándem con el consejero delegado del grupo, Héctor Grisi) y Carlos Torres (junto a Onur Genç), que recibieron el cargo de Botín y González, respectivamente, y que son casi los únicos banqueros que siguen siendo funciones ejecutivas.

Hay que recordar que el BCE prefiere que los equipos gestores los conformen un presidente ejecutivo y un consejero delegado en lugar de un primer ejecutivo con todos los poderes. Con todo, también acepta estructuras que impliquen un presidente ejecutivo con un reparto de funciones más equitativo.

En Unicaja, hace apenas seis meses José Sevilla, quien fuera número dos de Goirigolzarri en Bankia, sustituyó como presidente no ejecutivo a Manuel Azuaga, que dejó la entidad tras saldar la crisis de gobernanza.

En CaixaBank es cierto que se da la paradoja de que el sustituto de Goirigolzarri, Tomás Muniesa, es dos años mayor que el banquero que pilotó Bankia, si bien el cambio ha conllevado también la pérdida del apellido "ejecutivo" que tenía quien ostentaba la presidencia.

Así, los primeros ejecutivos de los bancos más grandes (Ana Botín, Carlos Torres, Gonzalo Gortázar, César González-Bueno, Gloria Ortiz, Isidro Rubiales...) no llegan a los 65 años de edad.

Lógicamente, todos ellos vivieron la crisis financiera en un banco, pero no se encontraban en las cúpulas de las grandes entidades que operan hoy en día.

Es el caso de González-Bueno, que fue consejero delegado de ING España hasta 2011 y, después, de Novagalicia Banco. Ahora es consejero delegado de Sabadell y, por tanto, su primer ejecutivo.

Lo cierto es que el cambio generacional no solamente se ha producido en las cúpulas. Los Expedientes de Regulación de Empleo (ERE) llevados a cabo por las entidades durante los últimos años (especialmente en 2021) han rejuvenecido a su fuerza laboral de forma considerable. Los nuevos tiempos, con la digitalización marcando el día a día del sector, exigen cambios. Y el sector está cogiendo el guante.