La aerolínea Brussels Airlines prevé un plan de reestructuración con 1.000 despidos, la supresión de una veintena de rutas poco rentables y un recorte del 30% en su flota para recuperar la viabilidad de la compañía, propiedad de Lufthansa, tras verse obligada a parar toda su actividad como consecuencia de la crisis del coronavirus.
"El impacto extremadamente negativo de la crisis y la baja demanda de pasajeros obligan a Brussels Airlines a tomar medidas sustanciales e indispensables para garantizar la supervivencia de la compañía", ha informado la empresa en un comunicado difundido tras una reunión extraordinaria del comité de empresa.
Las medidas de confinamiento en la mayoría de los países de la UE para tratar de contener la pandemia ha dejado a las aerolíneas en tierra durante un periodo que dura ya dos meses, una situación que ha agravado las serias dificultades que atravesaba ya la aerolínea de bandera belga.
En busca de un rescate
Lufthansa, matriz de Brussels Airlines, y el Gobierno belga llevan semanas negociando sin éxito la posibilidad de una ayuda pública de 290 millones de euros, pero las condiciones del Ejecutivo belga no gustan por ahora por el grupo alemán.
Así las cosas, Brussels Airlines apela en su comunicado al "apoyo de su accionista Lufthansa y del Gobierno belga" para resistir la "presión sin precedentes" que sufre por el coronavirus, al tiempo que anuncia medidas estructurales para recuperar la competitividad.
Las claves del plan de recuperación pasan en cualquier caso por reducir en un 30% su flota (de 54 a 38 aviones), suprimir una veintena de vuelos que se consideran "poco o nada rentables" y un recorte de la plantilla del 25%, es decir, de algo más de mil empleados.
La aerolínea belga asegura que está abierta a estudiar todas las soluciones posibles que permitan reducir el número de despidos forzados, mientras que la primera ministra, Sophie Wilmès, ha anunciado que recibirá este mismo martes a los sindicatos para explorar la situación.