Esta es la historia del boom de un negocio ubicado en un pueblo de Sevilla de poco más de 6.000 habitantes. De cómo pasó de ser una vieja destilería familiar a competir con los peces gordos en el sector de la ginebra. Con una centenaria experiencia, los rudimentarios conocimientos sobre mercados económicos e innovación dieron lugar a la ginebra afrutada sevillana que crece como la espuma. Esta es la historia de Exótica 1890.
Nuestra noticia se remonta años atrás. Una jubilación y una fábrica de anisados no muy rentable motivaron a Jaime García para adentrarse en el negocio de su familia centrado en el anís, una industria con renombre en la provincia sevillana. Nuestro protagonista inicia su andadura en el sector con la fabricación de anís y cremas y siendo la tercera generación de su familia dedicada a la causa.
La aventura comienza en 2012, año en el que la moda de las ginebras de sabores cogió protagonismo a nivel nacional e internacional. Es en estas fechas cuando las bombillas empiezan a encenderse. Primero la Puerto de Indias y, después, la de Jaime García. Opta por ampliar mercados adentrándose en el mundo gin. Desde la fábrica ubicada en su vivienda, empieza por una bebida seca aromatizada, una idea “complicada de encajar” en el mercado.
Con el éxito de la ginebra rosa de Puerto de Indias, es cuando García opta por buscar una alternativa sin pisar al invento sevillano. “Se me ocurrió dar sabor a la ginebra y empecé a inventar a base de prueba y error”, cuenta Jaime García. En su entrevista con Invertia, el actual gerente de Exótica 1890 apunta que su objetivo principal era distinguirse en el competitivo mercado y es aquí cuando opta por líneas diferentes.
Sin un equipo de I+D a sus espaldas, el propio dueño comenzó las pruebas y a la novena fue la vencida. La fórmula maestra la encontró combinando moras y canela, la especia más popular en Sevilla por su protagonismo en los mantecados de Estepa. El resultado fue un sabor extraño, chocante, extravagante. En definitiva, una ginebra exótica.
300.000 botellas
Su comercialización empieza en julio de 2014 y, tras la aceptación del público, se opta por modernizar y profesionalizar la característica botella azul con acabado mate. “Empecé solo. Yo fabricaba, destilaba, etiquetaba, repartía… Y ahora somos 16 personas que fabricaremos solo este año 300.000 botellas”, explica el gerente a este medio.
Su entrada en el mercado pasa por la “expansión en círculos”. “Presentaba el producto poco a poco y se iba vendiendo”. En 2015, la destilería sevillana llega a un acuerdo con Carrefour para distribuir el producto y más tarde se sumaron los Supermercados Mas y Cash Fresh. El escaparate y la publicidad hicieron el resto para competir con las firmas más grandes.
Pese a la ambición de la empresa, el gerente matiza que su objetivo ha sido un crecimiento sobre seguro y moderado. Desde su comercialización, la marca ha crecido anualmente entre un 50% y un 60%, cifras que bajaron a un crecimiento del 14% durante la pandemia de la Covid-19. Las previsiones de este año cambian: aspiran a crecer un 120% y duplicar la venta de botellas respecto al ejercicio anterior.
Pese a su reinado en Andalucía, la meta de Exótica 1890 pasa por marcar terreno en la zona del Levante y Madrid a partir de septiembre. “Tenemos que cortar con la proximidad de Andalucía dado que nuestro negocio está ahora centrado en Sevilla y Cádiz”, cuenta el gerente. Las previsiones apuntan a que, en 2023, la marca abarcará el resto del mercado nacional.
Copiada por las grandes
Desde el primer momento, el gerente de Exótica 1890 cuenta que su afán era aprovechar la puerta abierta de la competencia para experimentar en la ginebra de sabores. “Yo me voy por otro camino para ofrecer otro sabor porque todos los copiaron. Quería dar una alternativa, no competir con ellos”. Sin embargo, como dice el refranero español, algo tiene el agua cuando la bendicen.
Con el éxito cosechado, la competencia no tarda en copiar el producto. Desde su característico sabor, pasando por su nombre, hasta su botella. Estos son algunos de los motivos que hicieron que Exótica y Ginebra Rives se enfrentaran en los tribunales. La empresa gaditana demandó a la sevillana por vulneración de marca por sus similitudes con la estética y el grafismo de la botella.
El juez desestimó los argumentos de Rives por lo que Exótica está ganando la batalla legal que no prevé abandonar. “Nos está generando un importante daño moral y económico. La fórmula es mía por mucho que imiten. Yo fui el primero y ahora todos me están imitando”, lamenta el empresario.
Pese a que cada vez suma más competidores, el pequeño empresario no baraja tirar la toalla. La producción de Exótica concentra el 99,5% de las ventas del negocio familiar que heredó. Confía en seguir haciéndose con el mercado de la distribución nacional y afianzar la marca Sevilla en el mundo de la ginebra.