El efecto ‘goming’ del precio de la luz: gas, agua y viento agravarán la crisis energética
Los precios de la electricidad están disparados. No se recuerda una situación así y, lo peor, es que se alargará hasta mitad de 2022 o más allá.
19 octubre, 2021 01:39El goming es una actividad extrema. Consiste en dar un salto sujetándose los tobillos a una cuerda elástica, y cuando se estira del todo, se sube de nuevo con rapidez. Algo así es lo que puede estar pasando con los precios de la electricidad en toda Europa. Durante los meses de confinamiento y de paralización de la economía, los precios mundiales de los combustibles fósiles, gas y petróleo, tuvieron una caída vertiginosa y empujaron a niveles de derribo al mercado eléctrico.
Pero ahora, con la recuperación económica post-Covid, se está produciendo un efecto goming. Y lo peor es que va a durar más de lo que se esperaba. Según Mark Lacey, responsable de materias primas de Schroders, y Félix Odey, analista de Energías renovables de Schroders, la subida de los precios del gas y la electricidad ha llegado para quedarse este invierno.
"En primer lugar, los precios de la electricidad se han disparado en Europa en las últimas semanas, sobre todo debido a la escasez de gas natural", explican. Como se ha considerado una energía de transición hacia un mundo más descarbonizado, tenían un dudoso futuro a largo plazo.
"Y por eso, la inversión en gas natural ha sido insuficiente. Muchas empresas integradas de petróleo y gas se han mostrado reacias a financiar nuevos proyectos, dado que su objetivo más amplio es la transición hacia las energías renovables". Y a este contexto de lucha contra el cambio climático, llega la pandemia.
"Los bajos precios regionales del gas en años anteriores provocaron la paralización o el aplazamiento de varios proyectos de exportación de GNL (gas natural licuado). Los proyectos que habrían servido para abastecer en 2019, 2020 y 2021 ahora sólo podrán abastecer los mercados mundiales de gas en 2025 y más adelante", aseguran los analistas.
No hay una solución rápida para superar la escasez de gas en este momento. El yacimiento de gas de Groningen, en los Países Bajos, que en su día fue el mayor productor de gas de Europa, ha reducido drásticamente su producción en la última década debido al riesgo de terremotos que conllevan las perforaciones.
"Europa depende en gran medida de Rusia para el suministro de gas, pero los niveles de almacenamiento rusos se han reducido junto con los del resto del mundo", añaden. Los volúmenes aún se están recuperando tras el incendio de la planta de Novy Urengoy en agosto y Rusia sigue esperando que Europa apruebe el gasoducto Nordstream 2. "Creemos que es poco probable que los volúmenes de gas de Nordstream 2 lleguen al mercado europeo antes de finales de este año".
La tormenta perfecta
En España, junto al precio desorbitado del gas, está el problema del agua. Según datos del Ministerio para la Transición Energética, la reserva hídrica española está al 39,6% de su capacidad total. Muy por debajo de 2020, por debajo de 2019 y muy lejos de los niveles de media de los últimos 10 años.
"El problema de las reservas de agua en España comenzó en marzo", explica a EL ESPAÑOL-Invertia Francisco Valverde, experto en el sector eléctrico y consultor en desarrollo del área de renovables de eficiencia energética del grupo Menta Energía.
"Filomena duró febrero, toda la nieve que cayó a principios de enero sirvió para llenar los embalses, y por eso la cuota de agua de febrero fue tan espectacular que hizo caer el precio de la electricidad muy por debajo de la media europea. Se descargó agua que no se ha vuelto a recuperar", añade Valverde.
Y junto a estos dos ingredientes, con la llegada del calor, la energía eólica vive sus horas bajas. "No hay viento en verano al igual que no hay sol de noche, estamos empezando a salir de la época de mínima eolicidad", continúa el experto.
Todo ello ha empujado a unos precios eléctricos nunca vistos. "No quiero parecer conspiranoico, pero lo de este año no es normal, podrían ser las consecuencias de algún movimiento de geopolítica internacional".
Y aunque es verdad que el precio del gas en el TTF holandés, el mercado de referencia en Europa, llegó a rozar los 70 euros/MWh en 2007 o 2008, "entonces no afectó tanto a la factura de la luz porque se quemaba más carbón", y no influía el precio del mercado de CO2.
Paradas nucleares
En noviembre, a este cóctel molotov se unen las paradas programadas de varias nucleares para hacer mantenimiento. Un tiempo que puede durar varias semanas, incluso un mes, donde se realizan entre 1.000 y 3.000 actividades todas relacionadas con la seguridad de las centrales.
En noviembre, les tocará el turno a Ascó, que ya ha comenzado a bajar su producción hasta su paralización total, y luego a Vandellós. Podría entenderse que va a afectar el hecho de que no se disponga de tanta nuclear, pero en el mercado marginalista la última tecnología en entrar es la que marca el precio, y como viene siendo habitual, es el gas el que lo hace.
"Aún así, cuantos más ciclos combinados tengan que estar en funcionamiento, podría subir el precio de la electricidad en torno a los 10 euros, pero efectivamente, la falta de nucleares no hará dispararse aún más el mercado", puntualiza Valverde.
Y mientras la locura se extiende por toda Europa, "en otros países es aún más sangrante la subida, en España el precio suele ser siempre superior al ser una isla energética, pero ahora, estamos todos igual. Es el momento de que Bruselas actúe, está empujando a la economía a un futuro muy incierto", concluye.
Repercusión en la economía
La subida de la electricidad ya está provocando inflación y alteraciones en la cadena de suministro, por lo que serán las empresas y los consumidores los que acabarán soportando el peso del encarecimiento y "probablemente repercutirá en la economía en general".
De hecho, el Índice de Precios de Consumo (IPC) en España subió un 0,8% en septiembre en relación al mes anterior y disparó su tasa interanual hasta el 4%, siete décimas por encima de la de agosto y la más alta en 13 años, debido el encarecimiento de la electridad, según los datos avanzados publicados el pasado miércoles por el Instituto Nacional de Estadística (INE).
Otro de los impactos es para los inversores. Tendrán que "actuar con cautela" tanto en los sectores relacionados con la energía como en el mercado de valores en general.