¿Está la lucha contra el cambio climático en peligro con la grave crisis energética en la que estamos inmersos? ¿La guerra de Ucrania y la subida de los precios de los combustibles podrían situar en un segundo plano la defensa del medio ambiente? De estas cuestiones han debatido el periodista y presentador del tiempo en Antena 3, Roberto Brasero; el portavoz de la Agencia Estatal de Meteorología (Aemet), Rubén del Campo; y José Luis Blasco, director de sostenibilidad de Acciona, en el foro "Cambio Climático ¿y ahora qué?", organizado por EL ESPAÑOL y Acciona.
"Lo primero es que hay que distinguir entre cambios climáticos naturales y la que estamos provocando nosotros, el antropogénico, con la quema de combustibles fósiles", ha dicho Rubén del Campo. "El aumento de la temperatura va ligado a un aumento extremo de los fenómenos meteorólgicos. Por ejemplo, en España, los episodios de calor extremo se duplicaron en la última década respecto al pasado, y esto se traduce en muertes en personas vulnerables".
"Y también hablamos de efectos combinados: entre que somos un país cálido que se está desertizando, ahora la lluvia se concentra en unos días de manera torrencial y poco aprovechable".
"Lo bueno es que la ciencia dice que estamos en una ventana de evitar que vaya a más".
Oportunidad o alarmismo
Para Roberto Brasero, el análisis desde su profesión, como comunicador, no es tanto conocer lo qué pasa sino cómo contarlo y "sin caer en el alarmismo".
"Nos está diciendo la ciencia que un verano normal en unos años será como el de la ola de calor histórica de 2003". Aquel año, las altas e inusuales temperaturas provocaron al menos 3.000 muertos sólo en Francia, aunque algunas fuentes cifran más fallecidos.
"Hay que hacer hincapié en las soluciones", sobre todo porque en la actualidad, ante la pandemia y la invasión de Ucrania, "lo importante pasó a segundo lugar frente a lo urgente", en referencia al cambio climático.
"Necesitamos transformar nuestra economía", ha dicho por su parte José Luis Blasco, director de Sostenibilidad de Acciona. "Detrás de este cambio estamos todos implicados. Aproximadamente el 20% de la economía mundial deberá quedar incorporada en nuevas actividades y sectores relacionadas con el cambio climático".
Blasco ha recordado que España es un país fuertemente dependiente del turismo, y que la subida de las temperaturas también afectará a la agricultura, "¿qué pasará, por ejemplo, con las denominaciones de origen?".
El mayor reto ambiental
"No hay duda de que es el cambio climático, pero también la contaminación por plásticos o la proteción de la biodiversidad. Un dato muy significativo para entender la magnitud fue lo que ocurrió en los meses de confinamiento por la pandemia. Pese a que se redujeron drásticamente las emisiones de CO2 al atmósfera, la curva de acumulación de gases de efecto invernadero continúo subiendo".
Del Campo explica que esto se debe a que las concentraciones son la suma de las emisiones pasadas y actuales, que ya de por sí tienen fluctuaciones normales debido al ciclo de carbono y a la variabilidad natural.
"Lamentablemente no vale con cerrar el grifo de las emisiones hoy y ya tener una rebaja, siguen más allá de los esfuerzos que tenemos que hacer", apunta por su parte Roberto Brasero.
"El debate ya no es si creértelo o no, sino centrarse en las soluciones porque nos quedamos sin tiempo".
La solución, las renovables
"Las energías renovables son el motor del cambio, y tenemos que estar orgullosos de tener una compañía como Acciona, líder mundial independiente en el sector de las renovables", señala José Luis Blasco.
"Aproximadamente el 30% de las emisiones de CO2 está relacionada con el consumo de combustibles fósiles para producir energía. Y la tecnología que los puede sustituir ya está disponible y a un precio mucho menor, las renovables. España está pagando una falta de convicción de años pasados, nos faltó fe para haber hecho los deberes mucho antes".
"Y es que hoy no hay ninguna energía más barata, viable y competitiva que la solar. Y va a continuar. Pero no solo necesitamos solar, o eólica, sino toda una industria alrededor que sea capaz de sumarse a esa oportunidad".
Y "voy a poner un ejemplo: el hidrógeno verde, como sistema de almacenamiento, y nuestro país tiene muchas posibilidades de liderar esa nueva industria".
Al finalizar el coloquio, Blasco ha concluido que la "Edad de Piedra no se acabó porque se acabara la piedra", sino por el progreso, a lo que Brasero ha añadido que "la edad del petróleo se puede acabar sin que se termine el petróleo".