Las emisiones cero netas en 2050 no se alcanzarán sin un mix con nuclear, biomasa, geotermia e hidrógeno verde
- Pese a los avances en 2023 y las previsiones positivas para 2024, el ritmo de desarrollo de las renovables no es lo suficientemente rápido.
- Más información: Mattias Frumerie, embajador sueco del clima: "La energía nuclear es necesaria para reducir las emisiones de CO₂"
El ritmo de crecimiento de energía renovable en el mundo no es suficiente para detener las emisiones de CO₂, causantes del cambio climático. Habrá que sumar con más geotermia, nuclear, biomasa e hidrógeno verde, entre otras tecnologías. De hecho, siguen aumentando, alcanzando un nuevo máximo histórico de 37.400 millones de toneladas (Gt) en 2023, lo que confirma que los esfuerzos para alcanzar los objetivos del Acuerdo de París no están dando sus frutos.
Es la principal conclusión de la 26ª edición del Observatorio Mundial de los Mercados de la Energía (WEMO), el informe anual de la consultora internacional Capgemini, en colaboración con Hogan Lovells, Vaasa ETT y Enerdata.
El estudio ve preocupantes los conflictos bélicos en Ucrania, Oriente Próximo y en el caso de China con Taiwan, así como las consecuencias de las elecciones a la presidencia de Estados Unidos y el resultado de las pasadas elecciones al Parlamento Europeo (9 de junio).
El informe también ofrece una visión sobre cuáles deberían ser las áreas clave de atención, de cara al futuro, para abordar los complejos retos de la transición energética, incluyendo un cambio en la medición del progreso de la energía limpia, así como la aceleración de la inversión en la red eléctrica y las tecnologías limpias.
"A pesar de un repunte histórico en la penetración de las renovables, el ritmo de desarrollo no es lo suficientemente rápido como para cerrar la brecha", ha dicho James Forrest, líder mundial en el sector Transición Energética y Utilities de Capgemini.
"Aún queda mucho por hacer en la próxima década para acercarnos a las cero emisiones netas en 2050 y lograr una transición energética exitosa, ya sea en el campo de las tecnologías bajas en carbono, los esfuerzos en I+D, la energía nuclear o la flexibilidad y el almacenamiento de la red".
"Además, más allá de la necesaria adopción de nuevos mecanismos de mercado, es indispensable abandonar la medición de la energía basada en el consumo primario. Esta medición fue relevante durante las pasadas crisis energéticas, pero ha llegado el momento de adoptar un enfoque más holístico. Pasar a una medición de la demanda final de energía permitiría evaluar mejor el progreso de las energías limpias y garantizar proyecciones más precisas".
Demanda de energía primaria
En el informe sorprende la propuesta de cambiar el sistema de medición de consumo energético. La "demanda de energía primaria" es un concepto anticuado para la transición energética, señala. Es necesario pasar de la medición del consumo primario de energía a la del consumo final (en kWh) para garantizar proyecciones precisas y el progreso de la energía limpia.
La medición de la energía basada en el consumo primario ignora que: para los mismos servicios energéticos finales, los nuevos servicios eléctricos suelen ser más eficientes; se desperdician muchos combustibles fósiles en la generación de electricidad; también se malgasta energía en encontrar y procesar combustibles fósiles.
En cualquier caso, se advierte de la necesidad de acelerar el despliegue de las energías renovables en todo el mundo, especialmente en los países en desarrollo, para alcanzar los objetivos de descarbonización de 2030 y 2050.
Es probable que la cantidad total de energía final proporcionada por las energías renovables se limite alrededor del 40% de las necesidades mundiales.
Un 14% interanual de renovables
En 2023, la capacidad total de energía renovable aumentó un 14% interanual, con una mayor expansión de la capacidad solar (32%) respecto a la eólica (13%). Pero, aunque 2024 promete batir otro récord, como ocurrió en los 22 años anteriores, este crecimiento está muy por debajo de lo necesario para alcanzar las cero emisiones netas en carbono en 2050.
Además, a medida que aumenta la tasa de penetración de las renovables, éstas están repercutiendo en la estabilidad de la red, por lo que será obligatorio asociarlas a baterías estacionarias (almacenamiento). Y no solo baterías o bombeo hidráulico, sino también otras tecnologías como la biomasa o la geotermia, al ser gestionables.
El hidrógeno es ahora una palanca estratégica en la senda de la descarbonización. El número de proyectos cuyo presupuesto ha sido aprobado se ha cuadruplicado en los dos últimos años.
Reconoce que sólo algunos usos en industrias "difíciles de reducir", como la industria pesada y la movilidad marítima, tienen un gran potencial.
Triplicar la nuclear
Por último, destaca la necesidad de triplicar la capacidad nuclear mundial para garantizar una energía estable y baja en carbono. La COP28 ha reconocido el papel esencial de la energía nuclear para reducir los efectos del cambio climático.
Aunque se están produciendo algunos avances prometedores en el renacimiento nuclear, como los pequeños reactores modulares (SMR), el desarrollo de nuevas centrales nucleares sigue siendo difícil. En 2023, 440 reactores nucleares (390 GW) suministraron el 9% de la electricidad mundial, lo que equivale al 25% de la electricidad mundial con bajas emisiones de carbono.
Los SMR se encuentran en fase de planificación o en las primeras etapas de construcción, y aún quedan muchos años antes de que se desplieguen a gran escala, ya que su industrialización puede resultar compleja. Según el informe, hay que centrarse más en prolongar la vida útil de las centrales nucleares existentes.
Y para dar consistencia a la generación, Capgemini recuerda que la red eléctrica desempeña un papel clave para acelerar la transición hacia energías limpias. Se espera que la inversión alcance los 400.000 millones de dólares en 2024, con Europa, Estados Unidos, China y partes de América Latina a la cabeza.