Corea del Sur tiene 10.683 casos confirmados de coronavirus, 8.213 curados y 237 fallecidos. España tiene 204.178 casos confirmados, 82.514 curados y 21.282 fallecidos. Nuestro país tiene 20 veces más contagiados y casi 100 veces más de muertos, pese a estar cuatro veces más lejos de China, el epicentro del virus.
El primer caso positivo en Corea se detectó el 20 de enero y su pico de contagios se produjo el 1 de marzo con poco mas de mil. El último dato habla de nueve contagios diarios. En el caso español, el primer contagio local se detectó el 27 de febrero, el pico se produjo el 1 de abril con 8.195 y el último día se registraron 3.968 nuevos contagiados.
La diferencias son evidentes. Mientras que Corea del Sur es -según reconoce todo el mundo- el país que mejor ha combatido el coronavirus, España es uno de los que más sufre junto con Italia y EEUU.
Números aparte, lo cierto es que las cifras de Corea del Sur no son casuales. El éxito de la lucha contra la pandemia se basa en una gran combinación entre tecnología, conciencia social y rápida coordinación de las autoridades para frenar la expansión del virus antes de que se dispararan los contagios.
El documento Flattening the curve on Covid-19: How Korea responded to a pandemic using ICT (en español Aplanando la curva del Covid-19: cómo Corea ha respondido a la pandemia usando la tecnología) al que ha tenido acceso Invertia explica perfectamente cuáles han sido los pasos que ha seguido el Gobierno coreano para frenar la expansión de la enfermedad.
Distanciamiento social
La guía gubernamental que busca ayudar al resto del mundo en el combate del virus demuestra que un correcto uso de la tecnología les ha permitido consolidar el distanciamiento social, detectar el Covid con pruebas rápidas, rastrear rápidamente el virus y sus contagiados, ayudar a la recuperación de los pacientes y, en definitiva, aplanar la curva de contagios, algo que en lo que lleva trabajando España desde hace al menos tres semanas.
En el caso del distanciamiento social, una de las joyas de la corona es el CBS, un sistema de envío de mensajes a teléfonos móviles en poder del Gobierno y de las administraciones locales para enviar notificaciones sobre desastres naturales y emergencias. Es un canal seguro que en el caso del Covid se ha utilizado para alertar a los ciudadanos si han estado en algún lugar que coincide con el movimiento de un paciente infectado, lo que les permite hacerse la prueba rápidamente si es necesario.
Respecto del distanciamiento social, Corea ha puesto en marcha casi desde el comienzo de la pandemia una serie de herramientas tecnológicas para facilitar el confinamiento de los ciudadanos y el aislamiento de ciudades o barrios. Se han centrado en una plataforma de teletrabajo (Smart working) y un sitio de Internet donde se proporciona información de empresas de soluciones para el trabajo remoto.
En este campo, también se ha reforzado la ciberseguridad, se ha creado una red segura para teletrabajo de empleados públicos, se ha creado plataforma exclusiva con contenidos educativos para los estudiantes, se ha reforzado la telemedicina mediante aplicaciones móviles y el tratamiento de enfermos a distancia junto con el autodiagnóstico.
La tecnología también les ha permitido realizar investigación predictiva sobre la propagación del Covid-19 mediante mapas de movimientos creados a partir de la información de las operadoras de telecomunicaciones o aplicaciones que avisan a los ciudadanos mediante una alarma si están a menos de cien metros de donde se ha geolocalizado un contagio.
Detección de contagios y rastreo
En relación a la detección de contagios encontramos una de las claves del éxito coreano. El país puso en marcha kits de detección rápida creados por sus propias startups y coordinadas por sus organismos sanitarios. Corea estuvo en condiciones de hacer test masivos antes que cualquier país del mundo, primero porque pudo abastecerse de ellos al ser producción propia y atacar a la población de riesgo incluso antes de que se contagiaran.
Además, pusieron en marcha un sistema de inteligencia artificial aplicado a la detección de contagios y crearon otros proyectos complementarios como la toma de muestras en coches, que semanas después se hizo tan popular en otros países del mundo. El resultado es que han realizado medio millón de test, pero antes que nadie, lo que les ha permitido aislar de manera temprana a los contagiados y evitar que se propagase el virus. España e Italia han realizado más de un millón de test, pero lo han hecho cuando el virus comenzaba a alcanzar su pico y los hospitales estaban ya saturados.
Otro de los pilares del éxito coreano -y el más discutible- es el rastreo. Todos los viajeros que entraron a Corea al comienzo de la crisis fueron obligados a instalarse en sus teléfonos móviles una aplicación de autodiagnóstico que les hizo un seguimiento de catorce días. El que no quiso instalarla recibió cuatro avisos hasta que la Policía les obligó a hacerlo. Después del tiempo de cuarentena, podían desinstalar esta app.
En el caso de los ciudadanos locales, el gobierno coreano ha desarrollado la aplicación de seguridad de cuarentena automática para apoyar eficazmente el monitoreo de los que se encuentran en cuarentena. La aplicación permite a los usuarios monitorizar sus síntomas y realizar un autodiagnóstico, y asegura que las órdenes de cuarentena se mantengan activando una alarma cuando sale fuera del área de cuarentena designada.
El usuario descarga voluntariamente la aplicación y da su consentimiento para proporcionar datos de ubicación e información personal. Según cifras actualizadas al 13 de abril, aproximadamente el 91,4% de los que se encuentran en cuarentena ha instalado la aplicación.
Búsqueda de un medicamento
La tecnología sirve además para buscar un medicamento para el virus. El Gobierno, los institutos de investigación y las empresas han cooperado para identificar fármacos candidatos para el tratamiento con Covid-19 a través de la reutilización de otros fármacos, realizando ensayos clínicos estudios con pacientes positivos.
Para asegurar los tratamientos contra el Covid-19 lo más rápido posible, el Gobierno coreano está apoyando la reutilización de medicamentos para identificar aquellos que son eficaces contra el Covid-19. En comparación con el desarrollo de un nuevo tratamiento, que generalmente lleva más de una década, la reutilización de fármacos solo requiere una evaluación de eficacia y puede ayudar a encontrar el tratamiento en un futuro cercano.
En definitiva, la tecnología aplana la curva de contagios permitiendo entre otras cosas, la creación de plataformas de uso público para monotorizar datos, un servicio de entrega de mascarillas personalizado, la elaboración de políticas basadas en big data; la venta inteligente de productos agrícolas en las zonas donde más se necesitan y combatir las estafas electrónicas.
La clave del caso coreano es la detección temprana de los contagiados y potenciales casos positivos, su rápido aislamiento selectivo gracias a la tecnología de geolocalización y su posterior seguimiento. Y todo ello gracias a la colaboración de los coreanos, que no han dudado en utilizar voluntariamente todas las aplicaciones de control de las autoridades y someterse al rastreo de las herramientas puestas en marcha por sus autoridades.
Un movimiento coordinado de todas las autoridades coreanas permitió que en todo momento estuviesen controlados los positivos, que no se les dejara salir a la calle y que el resto de la economía pueda ahora comenzar a rodar ya sabiendo quiénes han estado contagiados y, lo más importante, dónde han estado y con quiénes se han relacionado. Todo eso gracias al rastreo móvil, apoyado por datos médicos, registros e incluso control de las cámaras de seguridad.
Modelo europeo
Una situación que parece imposible en Europa donde la Comisión Europea ya ha advertido que debe respetarse ante todo la libertad de los individuos respecto de futuras iniciativas de rastreo e incluso han puesto sobre la mesa una tecnología (bluetooth) menos intrusiva que la GPS ( geolocalización).
Parece difícil además que los españoles se bajen de manera voluntaria una aplicación móvil de rastreo, como sí han hecho los coreanos, pero a la vez es complejo tener éxito en la desescalada del confinamiento si no se adoptan parte de estas medidas que sí ha puesto en marcha el país asiático.
¿Dejar entrar al cine solo a una persona que acredite no estar contagiada mediante su aplicación móvil? ¿Lanzar policías a la calle a mirar los móviles de la gente para comprobar que no están bajo cuarentena? Son opciones que se barajan en todo el mundo, pero que en el caso coreano se han resuelto por la vía de la persuasión.
En Corea más del 90% de las personas confinadas o en cuarentena selectiva utilizan activamente sus aplicaciones de rastreo y voluntariamente envían sus datos al sistema central de control y nadie que entre al país lo puede hacer sin una de estas apps de rastreo en sus móviles. Está claro que el modelo de este país ha funcionado para contener la pandemia, pero entregando a cambio la privacidad de sus ciudadanos. ¿Qué camino quieren tomar España y Europa?