¿Cómo será España después del coronavirus? Es la pregunta que todos nos hemos hecho durante el confinamiento, pero a la que nadie sabe dar respuesta todavía. Lo que sí está claro, según las experiencias de los países que han superado antes la pandemia, es que este futuro estará unido al distanciamiento social y que el éxito de la vuelta a la normalidad depende en buena parte de la tecnología.
La sociedad y por tanto, la cultura, el deporte, la educación y por encima de todo la economía, no podrán echar a andar sin una adecuada planificación. Sin el control de los movimientos de las personas y de su acceso a lugares públicos. Un rastreo que solo será posible gracias a la tecnología y que tendrá al teléfono móvil como principal pasaporte para la vuelta paulatina a la vida como la conocíamos antes del coronavirus.
De esta manera, gracias a los terminales móviles se podrá permitir el acceso a bares y restaurantes a personas que acrediten que han pasado el virus, que no tienen síntomas o que no han estado cerca de alguien que está contagiado. La compra de entradas para el fútbol y el baloncesto, para la ópera o el cine, podrá estar ligada al historial médico y se podrán enviar avisos al móvil cuando un usuario se acerque a lugares donde se han detectado contagiados.
Un mundo de ciencia ficción, pero que está a la vuelta de la esquina. La tecnología actual ya hace posible controlar el aislamiento de los pacientes asintomáticos y detectar a quienes abandonen sus hogares casi en el momento en el que lo estén haciendo. También permite a la Policía exigir a los ciudadanos que presenten su móvil y acrediten que han pasado la enfermedad. Del mismo modo, las aplicaciones de móviles que ya se utilizan en países asiáticos ya han permitido controlar la cuarentena de todos los extranjeros que lleguen a su territorio.
Corea del Sur, Japón o China ya están probando buena parte de estas apps y muchas de ellas ya se utilizan a nivel masivo entre sus habitantes. En estos momentos, los móviles, la geolocalización y el big data están lo suficientemente desarrollados para realizar un seguimiento total de los dispositivos que utilizan sus ciudadanos. El único límite es la privacidad que quieran mantener los Gobiernos en la lucha contra el virus.
Éxito de Corea del Sur
Uno de los casos más exitosos de combate contra el Covid-19 ha sido el de Corea del Sur. Su experiencia demuestra que un correcto uso de la tecnología les ha permitido consolidar el distanciamiento social, detectar el Covid con pruebas rápidas, rastrear rápidamente el virus y sus contagiados, ayudar a la recuperación de los pacientes y, en definitiva, aplanar la curva de contagios, algo que en lo que lleva trabajando España desde hace al menos tres semanas.
Una serie de protocolos que tienen la geolocalización como eje de una batería de aplicaciones móviles que permiten rastrear a los contagiados, realizar autodiagnósticos, poner en marcha estudios de movilidad e incluso probar nuevos medicamentos que puedan combatir el virus.
Por ejemplo, todos los viajeros que entraron a Corea al comienzo de la crisis fueron obligados a instalarse en sus teléfonos móviles una aplicación de autodiagnóstico que les hizo un seguimiento de catorce días. El que no quiso instalarla recibió cuatro avisos hasta que la Policía les obligó a hacerlo. Después del tiempo de cuarentena, podían desinstalar esta app.
En el caso de los ciudadanos locales, el gobierno coreano ha desarrollado la aplicación de seguridad de cuarentena automática para apoyar eficazmente el rastreo de los que se encuentran confinados. La aplicación permite a los usuarios monitorizar sus síntomas y realizar un autodiagnóstico, y asegura que las órdenes de cuarentena se mantengan activando una alarma cuando sale fuera del área designada.
Respecto al distanciamiento social, Corea ha puesto en marcha casi desde el comienzo de la pandemia una serie de herramientas tecnológicas para facilitar el confinamiento de los ciudadanos y el aislamiento de ciudades o barrios. Aplicaciones móviles, siempre coordinadas por el Gobierno, pero cuyo funcionamiento se ha dejado en mano de las administraciones locales y que permiten elaborar mapas de movimientos para avisar a cualquier ciudadano si está cerca de un lugar donde se han detectado infectados.
La clave es la geolocalización
Los expertos coinciden en que tener localizada a la población y en especial a quienes puedan tener el virus o estén en riesgo de contagio es clave para comenzar un desescalamiento y una vuelta a la normalidad en la economía.
La clave del caso coreano es la detección temprana de los contagiados y potenciales casos positivos, su rápido aislamiento selectivo gracias a la tecnología de geolocalización y su posterior seguimiento. Y todo ello gracias a la colaboración de los coreanos, que no han dudado en utilizar voluntariamente todas las aplicaciones de control de las autoridades y someterse al rastreo de las herramientas puestas en marcha por el Gobierno.
Un movimiento coordinado de todas las autoridades coreanas permitió que en todo momento estuviesen controlados los positivos, que no se les dejara salir a la calle y que el resto de la economía pueda ahora comenzar a rodar sabiendo quiénes han estado contagiados y, lo más importante, dónde han estado y con quiénes se han relacionado. Todo eso gracias al rastreo móvil, apoyado por datos médicos, registros e incluso control de las cámaras de seguridad.
En Corea más del 91% de las personas confinadas o en cuarentena selectiva utilizan activamente sus aplicaciones de rastreo y voluntariamente envían sus datos al sistema central de control. Nadie que entre al país lo puede hacer sin una de estas apps de rastreo en sus móviles. Y lo que puede sorprender en el mundo occidental: han activado el rastreo de manera voluntaria.
Frente a esta situación ¿qué se está haciendo en España a poco más de un mes para que empiecen las primeras medidas de desescalada? De momento funcionan tres grandes herramientas que dependen de la secretaría de Estado de Agenda Digital y otro estudio de movilidad contratado por el Ministerio de Transportes.
Herramientas de España
Estos incluyen una aplicación de autodiagnóstico (AsistenciaCOVID), que puede permitir la geolocalización y la mayoría de las funciones de rastreo a niveles similares a las que aplica Corea del Sur; DataCOVID, que realiza un estudio de movilidad anonimizado en base a datos proporcionado por las operadoras de telecomunicaciones y el asistente conversacional Hispabot-Covid19 que funciona a través de WhatsApp y emplea la inteligencia artificial y el lenguaje natural para responder a las inquietudes de la ciudadanía sobre el coronavirus con información “oficial, precisa y actualizada”.
Según reconocen en el Gobierno, la aplicación AsistenciaCOVID es la que esta preparada para hacer el rastreo a los contagiados y podría utilizarse para controlar los accesos a los espectáculos masivos, bares o sitios públicos si fuese necesario. Cuenta con la virtud de unir los dos requisitos fundamentales: geolocalización y autodiagnóstico, es decir que a partir de sus datos y tras un correcto diagnóstico con test masivos, permitiría tener localizado en todo momento a los pacientes de riesgo o a los que no han pasado el virus.
Sería la aplicación ideal para poner en marcha la desescalada y comenzar a abrir el comercio y las empresas aislando a casos de riesgos. No obstante, el Gobierno se mantiene en tierra de nadie ya que no obliga a descargarse la aplicación ni a geolocalizar a sus usuarios.
Desde la Secretaría de Agenda Digital se insiste en que están preparados para activar a los niveles de rastreo que sean necesarios -incluso hasta los máximos de China o Corea- pero advierten que siempre debe primar la persuasión antes que la obligatoriedad de utilizar este tipo de aplicaciones.
En Corea no se obligó a nadie y el 91% de los confinados la utilizaron voluntariamente. Los expertos indican que este tipo de aplicaciones solo funcionarían con más del 60% de la población de un país conectada, en el caso de España unos 30 millones de ciudadanos.
Solución europea
Estos mismos especialistas indican que, por ejemplo, si esta app estuviese geolocalizando a buena parte de los españoles en estos momentos, la salida de los niños a la calle prevista para este fin de semana se podría hacer de manera más ordenada, controlando los horarios y las distancias permitidas para el movimiento.
Sin embargo, nada de esto podrá realizarse porque el uso de AsistenciaCOVID es aún residual. Una situación ante la cual el Ejecutivo sigue barajando obligar a descargar esta aplicación.
Lo que sí está claro es que por el momento, el Ejecutivo español quiere abordar este desafío con sus propias herramientas. Este mes, varios países europeos presentaron los principales detalles de la iniciativa Rastreo Paneuropeo de Proximidad para Preservar la Privacidad. La aplicación móvil PEPP-PT (Pan-European Privacy-Preserving Proximity Tracing) servirá de base para que los países del continente elaboren sus soluciones para el desescalado progresivo del confinamiento.
La secretaria de Estado de Inteligencia Artificial y Agenda Digital, Carmen Artigas, indicó hace unos días que España participaría en esta iniciativa, pero hasta el momento nadie confirma si finalmente se utilizará la aplicación propuesta por el consorcio liderado por Alemania.
En España se habla de que la PEPP-PT proporcionará una base y una estructura común de protocolos que sean comunes a todos los países que la adopten, pero no indican si efectivamente se adoptará este protocolo. Lo que sí se confirma es que técnicos de nuestro país están colaborando activamente en el proyecto.
Privacidad vs seguridad
Estamos hablando de una solución similar a AsistenciaCOVID y a otra que están desarrollando Google y Apple en conjunto, pero que sería mas respetuosa con los estándares de seguridad sugeridos por la Unión Europea, en los que debe primar la libertad y la privacidad de los datos.
La Comisión Europea prohíbe la geolocalización por GPS que utilizan China y Corea del Sur y la sustituye por bluetooth. De esa manera, el rastreo se hace fuera de los dispositivos y no dentro, lo que permitía una mayor anonimización de los datos, clave para la legislación europea en estos momentos.
Con todo, parece difícil además que los españoles se descarguen de manera voluntaria una aplicación móvil de rastreo. Además, los expertos en tecnología avisan de que sin realización de test masivos ninguna de estas herramientas podría funcionar. Ninguna persona podrá volver a la normalidad- y a sus centros de trabajo- si no se sabe con exactitud quién está sano y quién ha pasado la enfermedad durante el confinamiento.
Pese a ello, el futuro parece indicar que las aplicaciones móviles dictarán las pautas de circulación de las personas y parece inevitable que el móvil sea el pasaporte para entrar a los eventos masivos, ir a restaurantes o a sitios públicos y que las aplicaciones que contenga permitan, por ejemplo, obtener la autorización definitiva para ir al cine o para regular los tiempos de teletrabajo y las salidas con niños fuera del hogar.
Un mundo que hace dos meses parecía de ciencia ficción, pero que tras la epidemia de coronavirus y hasta que no se tenga una vacuna, podría ser la guía de nuestros movimientos. Está claro que el modelo de Corea del Sur y sus aplicaciones móviles ha funcionado para contener la pandemia -menos de 300 muertos frente a los más de 21.000 de España- pero a cambio de la privacidad de sus ciudadanos. ¿Qué camino tomará España? La respuesta la tiene Moncloa.