Por qué nadie se ha enterado de que los periódicos han vuelto a la calle

La noche del miércoles se puso fin a la huelga de taxistas en Madrid y Barcelona después de una semana de duras negociaciones. Con un amplio eco mediático probablemente tendrá el primer lugar de paralizaciones más comentadas del verano, tanto por su efecto en la ciudadanía como por los minutos que ocupó en telediarios y emisoras de radio y por el gran número de informaciones que se le dedicaron en prensa.

El conflicto ha concluido la misma semana que la huelga de repartidores de prensa. Sí, como lo oyen. En los últimos doce días no se repartieron periódicos impresos en Madrid por la paralización de Boyacá, empresa que anunció el despido de 130 trabajadores autónomos y la reducción de la retribución diaria por la prestación del servicio. Boyacá mantiene el monopolio del sector con 91 cabeceras bajo su responsabilidad entre las que se encuentran El País, ABC o El Mundo.

Probablemente si salimos a la calle a preguntar por este conflicto laboral sean contadas las personas que se han enterado de que los principales diarios españoles no llegaron a los quioscos, puntos de distribución y los hogares de los suscriptores durante casi dos semanas y menos aún los que puedan confirmar que los diarios impresos han vuelto a la calle este miércoles.

Nadie se enteró de la huelga de los repartidores 

Un buen termómetro del estado actual de la prensa impresa y de su absoluto divorcio con la ciudadanía y sus lectores. Hace tan solo una década los diarios eran un producto de consumo diario casi obligatorio... al igual que el taxi. Todos los días buena parte de la población acudía puntualmente a su cita con el quiosquero para informarse a primera hora de la actualidad informativa nacional y mundial.

Si seguimos haciendo un símil con el con conflicto del taxi, hubo una época en que los repartidores de prensa y los empleados de las imprentas de los diarios tenían el poder de paralizar el país, al igual que los transportistas. Nadie quería quedarse sin su periódico y los trabajadores utilizaban medidas de presión similares a la de los taxistas para hacer valer sus derechos.

Hoy ya nada de eso existe. Nadie se enteró de la huelga de los repartidores de prensa porque nadie echó en falta a los periódicos de papel y eso que Boyacá presume de distribuir sus diarios en 21.000 quioscos y de entregar dos millones de ejemplares diarios y más de 100.000 suscripciones a domicilio.

La caída de los diarios

Probablemente los únicos afectados reales fueron los suscriptores, aunque está por ver qué porcentaje de estos 100.000 abonados realmente paga su suscripción y cuántos corresponden a empresas e instituciones.

Para nadie es un misterio que la prensa en papel pasa por su peor momento y este conflicto laboral no hará sino más que agudizar una crisis que parece no tener fin. Los datos publicados este jueves por EL ESPAÑOL indican que El País, la principal cabecera en papel de España, ya solo difunde 123.000 ejemplares y vende 88.000.

Un dato que refleja una caída de 50.000 ejemplares tras el fin de su distribución en la mayoría de los países de América. Con esta limpieza se confirma que su distribución real en España era muy inferior a los datos presentados mensualmente y una muestra más del escaso tirón en nuestro país, donde ya solo venden 88.000 ejemplares al día.

Hundimiento en la última década

Pero no es el único. Sus principales competidores tampoco pasan por su mejor momento. El Mundo registró en junio unas ventas de 57.000 ejemplares, La Razón 53.000 y ABC 51.000. Si hacemos la comparativa con la última década vemos que El País tenía una difusión similar a las cuatro cabeceras juntas en la actualidad.

El País difundía una media diaria de 435.000 ejemplares al día en 2007, diez años más tarde la cifra apenas llega a los 123.000. Igualmente, El Mundo ha pasado de 336.000 a 91.000 y ABC, de 228.000 a 74.000. Con estas cifras no extraña que pocos se hayan enterado del fin de la huelga de los distribuidores de prensa.