"Este monumental lío tiene la explicación en la debilidad del propio Gobierno, que necesita en cada votación, y hasta el último momento, hacer cuentas para ver si le salen los apoyos. Ayer no debía confiar demasiado y se puso a negociar a todas bandas. Estábamos tan pendientes de si había negociación con los independentistas que se nos pasó que el Gobierno perseguía también los apoyos de Bildu".
"Aunque después de este episodio se hace difícil imaginar cuáles pueden ser las nuevas mayorías. Quién se va a fiar de un Gobierno que negocia una cosa y la contraria, que esconde los términos de los acuerdos, los anuncia cuando le conviene y los cambia después de firmarlos".
Las palabras son de Àngels Barceló en su editorial de Hoy por Hoy del pasado jueves tras conocerse el pacto con Bildu para derogar íntegramente la reforma laboral, tras corregir a medianoche para volver a la casilla de salida. El programa y la franja horaria elegida para decir estas palabras no son casuales. Se hacen en el espacio de mayor audiencia de la Ser, su prime time diario y ante 2.832.000 oyentes.
La cadena y su principal estrella han sido capaces de criticar a Pedro Sánchez y a su Gobierno, una situación que descolocó a las redes sociales y a los propios mentideros periodísticos y políticos. Pero, según ha podido saber Invertia, no estamos ante un hecho aislado. Es una crítica buscada y nada espontánea que quiere dar un aviso al Ejecutivo respecto de la molestia de la Ser con las últimas decisiones del Gobierno.
La Ser ha querido decir que no todo vale y que es momento de reconducir la situación y que el apoyo incondicional debe comenzar a tener más contraprestaciones. Es, por tanto, el fiel reflejo de lo que quiere transmitir la Cadena Ser -propiedad de Prisa- en estos momentos de crisis política y no una salida de tono de Ángeles Barceló. Un mensaje largamente difundido también en redes sociales.
Unidad tras la investidura
Desde que en enero se consumase el Gobierno de coalición entre PSOE y Unidas Podemos, el maridaje entre los medios del grupo Prisa -la Ser y su primo hermano El País- ha sido evidente. La cercanía de Pedro Sánchez con el vicepresidente no ejecutivo Joseph Oughourlian y las buenas relaciones del CEO Manuel Mirat con cuadros del Gobierno han asegurado una relación fluida.
Una sintonía que se ha traducido en fidelidad y apoyo a las diferentes medidas que se han ido tomando durante todo este año a cambio de un 'corredor seguro' para las exclusivas. Desde que Sánchez asumió su nuevo Gobierno, todos los proyectos pasan primero el filtro de Prisa y son publicados en El País o la Ser al menos un día antes de que se comuniquen al resto de medios.
Una relación que ha funcionado perfectamente hasta ahora. Todo se ha comenzado a torcer precisamente durante el estado de alarma. La situación económica de Cadena Ser ha ido a peor y, según las cifras publicadas por Invertia, Prisa Radio (la Ser y todas sus emisoras musicales) habría dejado de facturar 6,3 millones solo en el primer trimestre.
Del mismo modo, las previsiones apuntan que podría dejar de ingresar entre 35 y 40 millones de euros este año, una cifra que sería algo mayor -hasta los 45 millones- si es que se mantiene la reducción de ingresos experimentada en las dos últimas semanas de marzo. Estamos hablando de casi un 25% menos de sus ingresos registrados en todo el año. Un palo del que será difícil recuperarse.
En este sentido y para reducir el impacto, la cadena aprobó dos ERTE la semana pasada. El primero será de suspensión de jornada y afectará a 256 empleados de la emisora, mientras que el de reducción de salario del 10% se aplicará a otros 924 trabajadores de la cadena de radio.
Las culpas de Moncloa
De esta manera, el ERTE de reducción salarial y de jornada tendrá vigencia hasta el 31 de diciembre y el de suspensión hasta el 12 de julio de este año. Estarán excluidos quienes tengan retribuciones brutas por debajo de 15.000 euros.
¿Y qué culpa tienen Moncloa y Sánchez de esa situación? Directamente ninguna, pero su delito sería el de 'omisión de socorro', como indican fuentes del sector. La Ser lideró hace ya dos meses la petición ayudas públicas para la radio por la crisis del Covid y en el marco de la patronal de las emisoras privadas AERC. Un duro comunicado en el que advirtieron de la ruina para el sector si es que el Ejecutivo no aprobaba ayudas.
Pero las ayudas siguen sin aparecer dos meses después. A cambio, solo se ha ofrecido la rebaja del IVA digital al 4% y 15 millones para la TDT en abierto, nada que pueda favorecer a la radio. Un 'silencio administrativo' que ha molestado mucho en la Ser. Las ayudas para el sector son necesarias para paliar la crisis que se avecina y que podría ser más dura en el trimestre en curso. Algunos hablan de una caída de la facturación del 80%, lo que no sería sostenible para ninguna cadena privada.
Un 'toque de atención' que también ha estado impulsado por la debilidad del Gobierno en la última semana. Fuentes consultadas con larga experiencia en el sector hablan de que la Ser podría estar posicionándose de cara a una eventual caída del pacto PSOE-Podemos. Un camino de ida y vuelta hacia posiciones más conservadoras que le aseguren una sintonía, aunque sea mínima, con el PP y grupos políticos más centristas.
Un cambio de rumbo de una emisora y de su grupo editorial que en cualquier caso no ha sentado nada bien en Moncloa ya que significa un divorcio de la cercanía que ha tenido el Gobierno y comenzar a perder buena parte de los apoyos que les llevan sosteniendo mediáticamente varios meses.
El equipo de comunicación y estrategia de Moncloa, liderado por Iván Redondo, sabe que no se puede llegar lejos en esta legislatura sin el apoyo de Prisa y la Ser, por lo que ya han activado un plan para intentar a volver a tender puentes. La situación no será fácil, ya que la vuelta al redil por parte de estos medios solo pasaría por algún tipo de ayuda gubernamental a propósito de la pandemia. Comienza una interesante partida de ajedrez.