Son dos de los gestores estrellas de Wall Street. Bill Ackman y John Paulson comparten profesión, intereses muchas cosas, aunque la principal es que hicieron mucho, muchísimo dinero, con sus apuestas bajistas contra el mercado hipotecario en EEUU en la crisis subprime, germen de la gran recesión económica posterior. Les fue bien. Tanto el uno como el otro aparecen la lista Forbes con fortunas personales de 1.600 millones de dólares (Ackman) y 9.800 millones (Paulson). Los fondos que dirigen manejan carteras de activos de miles de millones y comparten accionariado en decenas de empresas. Desde esta semana comparten la ruina en una de sus inversiones.
Valeant Pharmaceuticals, la polémica farmacéutica que se convirtió en objetivo de Hillary Clinton por su política “depredadora de precios”, se ha derrumbado esta semana en bolsa por las dudas sobre su modelo de negocio, elevado endeudamiento y un profit warning (advertencia a la baja sobre sus resultados). Sus acciones se han derrumbado un 57% en 48 horas y han atrapado a miles de inversores, entre ellos, Paulson y Ackman, que tenían sendas participaciones del 4% y 6,3%, respectivamente, valoradas en 2.200 y 1.400 millones de dólares antes de la crisis de Valeant.
Dos días después, esas acciones valen mucho menos. Traducido a dinero contante y sonante, entre los dos, han perdido más de 2.500 millones de dólares (2.200 millones de euros) en tan sólo unas horas. El golpe ha sido más doloroso para Ackman que para Paulson, cuya cartera de inversiones en Paulson & Co es sustancialmente mayor que la de su colega. De hecho, Ackman ha tenido que vender su participación en Mondelez por 800 millones de dólares para construir liquidez y protegerse de una ola de potenciales reembolsos por parte de los partícipes de su fondo.
El descalabro de la canadiense Valeant se encendió el martes después de que la compañía advirtiese de que puede tener problemas en pagar los intereses de algunos de sus bonos por el deterioro de su negocio. Su modelo, basado en el crecimiento a golpe de fusiones y adquisiciones, le llevó a una carrera de endeudamiento que se ha convertido en toda una losa y motivo de preocupación. La deuda del grupo ha pasado de 6.000 a 30.000 millones en apenas cuatro años, periodo en el que se ha ganado fama de multiplicar los precios de los medicamentos -algunos de enfermedades crónicas- de forma desorbitada y con el único objetivo de maximizar sus beneficios.
Paulson y Ackman han visto esfumarse 2.500 millones de dólares del valor de sus acciones en Valeant en apenas 48 horas
La segunda gran derrota de Ackman y Paulson
Y es que llueve sobre mojado para Pershing Square, el hedge fund de Ackman, después de la también reciente crisis de Herbalife, la compañía estadounidense de venta de productos nutricionales, que fue objeto de una campaña por parte de este inversor, que acusó de prácticas piramidales entre su red de comerciales. El gestor de fondos apostó varios cientos de millones de dólares a la baja contra la acción Herbalife y provocó un crash bursátil que le generó de forma temporal una montaña de beneficios. Pese a las denuncias, la empresa se defendió ante el mercado y los reguladores con uñas y dientes, logrando justificar su modelo empresarial. Sin embargo, la presión de Ackman continuó, convirtiéndose en el verdugo y ejecutor de un gigante multinacional como Herbalife.
Pero el fundador de Pershing se encontró en aquella guerra de Herbalife con el rival más temible y el más poderoso de los ‘tiburones’ de Wall Street: el veterano Carl Icahn, el inversor que más alto aparece en la citada lista Forbes de ‘milmillonarios’. El choque entre los dos financieros fue algo más que negocios. Ackman (bajista sobre la empresa) y Icahn (alcista) comenzaron a desacreditarse entre sí en los medios de comunicación hasta que la fortaleza financiera y reputación de Icahn comenzaron decantar la balanza de su lado.
Ackman acabó retirándose de Herbalife, que ha duplicado su valor en bolsa en los últimos doce meses y recupera el nivel precio de cotización al ataque de Ackman. Con Valeant, su reputación ha quedado herida de muerte y hay quien le aventura una posición complicada ante los inversores de su fondo. Para John Paulson también es su segunda gran derrota en los mercados. Con Valeant pierde alrededor de 1.000 millones de dólares en cuestión de horas, aunque es bastante menos de lo que perdió -o dejó de ganar- entre finales de 2012 y finales de 2015 con su apuesta incondicional con la inversión en oro, que cayó alrededor del 40% en el periodo. Eso sí, Paulson llevaba invertido en el metal precioso desde 2009 a través de un ETF (fondo cotizado) que llegó a revalorizarse un 100% en dos años.
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