Repsol ha conseguido salvar hoy su primer match ball en el partido más importante para la petrolera: el de mantener su calificación en grado de inversión. Y tiene motivos para celebrar el punto. El pasado 22 de enero Moody’s puso su rating en revisión negativa ante las dificultades de la compañía para conseguir la liquidez que permitiese a la compañía afrontar sus vencimientos de deuda con garantías ante la caída de sus flujos de caja por el desplome del petróleo.
Moody’s ha terminado hoy esta revisión anunciando que mantiene la calificación de Repsol dos escalones por encima del bono basura, en Baa2. El equipo directivo de la petrolera puede anotarse este tanto entre sus victorias, aunque la amenaza todavía no ha desaparecido, ya que su perspectiva sigue siendo negativa, pero ya no es tan alarmante como lo que tenía hasta ahora: la revisión negativa.
El equipo directivo tiene herramientas para mantener la flexibilidad financiera
La compañía ha conseguido convencer a Moody’s gracias a su estrategia de venta de activos, recorte de las inversiones del 20% y reducción del dividendo del 40%. Decisiones que van encaminadas a mejorar la posición de liquidez de la compañía para hacer frente a los próximos vencimientos.
“El equipo directivo tiene herramientas para mantener la flexibilidad financiera”, explica Tom Coleman, uno de los vicepresidentes de Moody’s. Además, “el flujo de caja de la compañía seguirá beneficiándose de una sólida franquicia en España de refino y comercialización”, asegura.
El punto más importante
Repsol ha conseguido salvar el primero de sus dos match ball a los que se está enfrentando desde enero. El segundo es el de Standard & Poor’s, la agencia más pesimista con la deuda de la petrolera, ya que tiene su rating sólo un escalón por encima del bono basura y además está en revisión negativa.
El flujo de caja de la compañía seguirá beneficiándose de una sólida franquicia en España de refino y comercialización
Este es el punto más importante que tiene que salvar Repsol, de lo contrario, no conseguirá cumplir con su principal objetivo después de los esfuerzos de los últimos meses. Tiene motivos para la esperanza, tanto por la decisión de Moody’s de hoy, como por la buena acogida que hizo la agencia de la decisión de Repsol de recortar el pago de su dividendo.
S&P todavía no ha resuelto la revisión de la calificación de Repsol, pero al inicio del mes, tras conocer los resultados de la petrolera y su compromiso con el rating, ya mostró una buena acogida de su política. Para la agencia es clave que Repsol vea su deuda como una “prioridad estratégica”, ya que demuestra su “capacidad e intención” para reducir el volumen de su pasivo.
Además, la participación de la petrolera en Gas Natural es, para S&P, “una fuente visible de flexibilizad financiera”. Esto significa que la agencia cree que Repsol venderá su joya si es necesario para mantener su rating, aunque los directivos de la empresa hayan insistido en público que esta no es una opción.