Bucear en las fuentes tributarias permite toparse con la realidad de un mercado laboral que no deja de sorprender. La Agencia Tributaria ha publicado recientemente la Estadística del Mercado de Trabajo y Pensiones de 2017 y, entre otras conclusiones, llama la atención cómo las pensiones han crecido seis veces más que el salario medio desde que comenzó la crisis, tal como ya publicó El País.

Entre esos datos interesantes de la estadística está también el de los domicilios de los pagadores y receptores de salarios en España y su reparto por autonomías.

A tenor de ellos se puede asegurar que a la mayor parte de los asalariados de España no les pagan las empresas que tienen el domicilio fiscal en el mismo sitio que ellos.

Es decir, las empresas radicadas en Castilla y León sólo pagan al 71% de los asalariados que tienen su domicilio allí. Al resto les pagan empresas de fuera de su territorio.

Los casos más llamativos se producen en Ceuta y Melilla. Las empresas de la primera cubren los sueldos del 58% de los asalariados que viven allí; en la segunda ciudad autónoma, a solo el 50%.

Esta tendencia es así en casi todas las CCAA, salvo en Madrid y, hasta ahora, en Cataluña.

La estadística de Hacienda indica que Madrid se va quedando sola en esta circunstancia. El resultado de lo que ocurre es normal, ya que la capital concentra el mayor número de sedes sociales y fiscales del tejido empresarial español. Siempre ha estado por encima de Cataluña, si bien la evolución de esta comunidad les está separando aún más.

La conclusión lleva inevitablemente a pensar en la deslocalización y huida de las empresas que ha provocado el `procés¿. Sin embargo, la estadística es de 2017 y el impacto del desafío soberanista que todavía es muy limitado en ese año.

La tendencia a igualarse el número de asalariados, según el domicilio del pagador y del perceptor, es un proceso que se inició hace años.

Diez años atrás de esta última estadística, en 2007, había 50.786 asalariados que no vivían en Cataluña pero recibían sus retribuciones de empresas con sede allí. En 2017, son solamente 6.431. El porcentaje ha estado históricamente por encima del 100% y ahora está en el límite. Si llegara a bajar supondría que las empresas domiciliadas allí no serían suficientes para retribuir a los ciudadanos que viven en Cataluña. El mercado de trabajo, desde esta óptica, es más parecido al balear o al cántabro.

En cambio, Madrid cubre con sus empresas el 161% de sus asalariados. Eso significa que las compañías con domicilios fiscales en dicha región tienen un número de asalariados notablemente superior a los que tienen su domicilio allí. Hay trabajadores repartidos por toda España que cobran de empresas `madrileñas¿. Al tomar la misma referencia de años, se observa que en Madrid esa diferencia ha ido en aumento al pasar de 1.751.902 asalariados frente a los 1.811.704 actuales.