La amenaza de la recesión, el temor a que algo ‘gordo’ se esté cociendo de nuevo en las cañerías de la economía mundial, ha abierto la veda. Unos buscan ‘canarios en la mina’, es decir, comportamientos, movimientos de determinados activos que avisen de la llegada de los problemas. Otros se afanan en el descubrimiento de los ‘cisnes negros’, todo un oxímoron porque si merecen esta etiqueta se debe precisamente a que no se dejan ver antes de que ya han ocurrido.
El caso es que todos, unos más, otros menos, buscan y rebuscan en el mercado guías, pautas, pistas, sobre cuándo y por dónde se puede romper esta vez la cuerda. Dónde se esconde la mecha cuyo prendimiento hará estallar todo. Cuáles son, en definitiva, los ‘chivatos’ que pueden avisar de los peligros que acechan.
Siempre ha sido así. Siempre se ha indagado en el comportamiento de las acciones de las compañías, en las salidas a bolsa, en las oleadas de recompras de acciones, en el oro, en los bonos, en las titulizaciones… en todo lo habido y por haber para descubrir una información que permita ir por delante del mercado y la economía. Primero, para beneficiarse de la ‘información privilegiada’ que proporciona ir por delante. Y segundo, para ponerse también a cubierto de lo que está por venir.
LA 'MANO VISIBLE' DE LOS BANCOS CENTRALES
Pero ahora existe un condicionante que lo nubla todo. Que dificulta la identificación de los ‘canarios en la mina’ y los ‘cisnes negros’ -o grises, al menos-. Y ese factor no es otro que las extraordinarias políticas monetarias de los bancos centrales.
La búsqueda de 'chivatos' se sucede en medio de un clima con creciente aroma a 'profecía autocumplida'. Vamos, que a este paso la recesión acabará llegando de tanto invocarla
Sus bajadas de los tipos de interés, con lugares, como la Eurozona, con intereses inferiores al 0% y sus billonarias inyecciones de liquidez a golpe de adquisición de activos en el mercado lo alteran todo. Generan distorsiones en la renta variable, la renta fija, las divisas, las materias primas, los activos inmobiliarios… ¿Cuánto de lo que reflejan los precios se corresponde realmente al valor real o potencial de ese activo, aplicando descuentos de flujos de caja o múltiplos de valoración o lo que sea, y cuánto se corresponde a lo que deciden los banqueros centrales? ¿Ofrece el bono alemán a 10 años un rendimiento del -0,58% porque él y la solvencia alemana lo valen o por las consecuencias provocadas en los mercados por los bancos centrales?
Estas cuestiones son las que arrojan dudas sobre uno de los indicadores más reputados a la hora de predecir las recesiones: la curva invertida, es decir, el fenómeno que se produce cuando el rendimiento de la deuda pública a corto plazo es mayor que el de la deuda pública a largo plazo. En EEUU la curva invertida ha preludiado las siete últimas recesiones... y en 2019 ya se ha dejado ver de nuevo para alentar el temor al advenimiento de un nuevo periodo contractivo. Pero hay dudas, derivadas precisamente de si las políticas de los bancos centrales, con sus bajos tipos de interés y sus compras de deuda, restan fiabilidad a lo que dicen el precio y la rentabilidad de los bonos.
Las mismas dudas alcanzan a otros segmentos del mercado. Como el hecho de que el mundo acumule más deuda que nunca, con un volumen total próximo a los 250 billones de dólares según los datos del Instituto de Finanzas Internacionales, o como la masiva emisión de títulos respaldados por préstamos concedidos a empresas (CLOs, por sus siglas en inglés). Son dos realidades que inquietan, pero de las dos se ignora hasta qué punto son sostenibles o no, y en parte se debe a la 'mano visible' de los bancos centrales.
EEUU COMO GRAN REFERENCIA
A expensas de saber si la curva invertida volverá a tener razón o no, la búsqueda de 'chivatos' se sucede en medio de un clima con creciente aroma a 'profecía autocumplida'. Vamos, que a este paso la recesión acabará llegando de tanto invocarla. "Nunca habíamos hablado tanto y con tanta antelación de una recesión que aún está por llegar", subraya Javier Molina, portavoz de eToro en España.
En su opinión, y puestos a bucear en los datos y en los mercados para encontrar referencias válidas, conviene dirigir el punto de mira hacia el lugar correcto. "Hay que fijarse en EEUU, es el mercado director", sostiene. Y dentro de EEUU, aconseja fijarse en todos los datos y estadísticas que tengan que ver con el consumo privado, "que supone el 70% del Producto Interior Bruto estadunidense y proporciona el 80% del crecimiento".
En este sentido, apunta que hay indicios preocupantes, como el mejor comportamiento en bolsa de las cadenas de tiendas de venta al por menor, como Walmart, frente a las tiendas de ropa de marca, como Ralph Lauren; el descenso de las ventas y del precio de las casas de alta gama frente a las mayores ventas y las subidas de precio de las casas más baratas; o el mercado de compraventa de vehículos, en el que se observa la misma pauta. "Estas tendencias ya nos están apuntando algo", avisa.
Para Juan Ignacio Crespo, analista financiero y asesor del fondo Multiciclos Global FI Renta4, actualmente existe ya un 'canario en la mina' que está gorjeando de manera sonora para advertir de un posible escape de gas grisú en las entrañas financieras. Se trata de las restricciones de liquidez surgidas en las dos últimas semanas en los mercados de financiación estadounidenses a corto plazo. Estas tensiones ya están obligando a la Fed a realizar inyecciones de dinero como las que no hacía desde 2008 para atender la demanda existente ante la insuficiencia de dólares en el mercado de repos, un segmento clave para que los bancos consigan el dinero que necesitan para operar y en el que logran financiación a muy corto plazo dejando otros activos -principalmente deuda pública- como garantía y pagando un interés.
"Las restricciones de liquidez en el mercado son realmente inquietantes", enfatiza. "La tranquilidad con la que las bolsas se están tomando esas tensiones es lo que transmite menos urgencia, pero lo que está ocurriendo en el mercado de repos tiene una pinta muy fea", insiste.
Por el momento, y como buen 'canario en la mina', el mercado monetario norteamericano está avisando. Lo que está por dilucidar es si lo está haciendo por un fenómeno puntual o si, por el contrario, anticipa un peligro mayor. Como que uno o varios bancos tengan problemas. Y eso ya serían palabras mayores. Otra categoría. Algo imprevisto. Lo que viene siendo un 'cisne negro'.