Para el presidente de la Reserva Federal (Fed), Jerome Powell, no se trata de un nuevo programa de expansión cuantitativa (QE). El mercado, en cambio, espera que sí lo sea. O mejor dicho, desea que favorezca unas subidas similares a las alimentadas por los tres programas expansivos, QE1, QE2 y QE3, que el banco central estadounidense puso en liza entre 2008 y 2014. Por eso aguarda con ganas el retorno al mercado de la Fed, que desde este martes iniciará la compra mensual de letras del Tesoro por valor de 60.000 millones de dólares con el fin de reforzar la liquidez del sistema.
Pese a los matices expuestos por Powell, que reniega de que estas adquisiciones sean etiquetadas como un QE4 porque no se trata de compras tan masivas como las desplegadas en aquellos años, lo cierto es que el recuerdo de los programas de estímulo puestos en marcha durante los mandatos de Ben Bernanke resulta inevitable. Más que nada, por el buen sabor de boca que dejaron entre los inversores.
El QE1 fue anunciado a finales de noviembre de 2008 y estuvo vigente hasta el final del primer trimestre de 2010. En total, las compras de este programa alcanzaron un volumen de 1,725 billones de dólares. Cuando fue lanzado, el Dow Jones, que seguía en estado de shock tras la quiebra de Lehman Brothers en septiembre de 2008, caminaba en los 8.443 puntos. A su finalización ya acechaba el 11.000, con una subida acumulada del 29%.
Sin terminar 2010, Bernanke volvió a la carga. El QE2 fue anunciado a comienzos de noviembre y se mantuvo hasta finales de junio de 2011. En total, compró activos por valor de 600.000 millones de dólares. Cuando acabó, el Dow superaba los 12.400 puntos y se había anotado una revalorización del 10% en los meses en los que este programa estuvo vigente.
El QE3, el más longevo de todos puesto que la Fed comunicó su puesta en marcha en septiembre de 2012 y estuvo activo hasta finales de octubre de 2014, bombeó 1,25 billones de dólares hasta que la sucesora de Bernanke, Janet Yellen, lo desactivó por completo. Durante su vigencia, y dado que alargó la secuencia alcista que se venía viendo en Wall Street desde marzo de 2009, el Dow inició una espectacular racha de máximos históricos. Rompió el 15.000, el 16.000 y el 17.000, unas barreras que nunca antes había superado. En total, el índice estadounidense se disparó un 30% en los dos años de existencia del QE3.
UN 11% MÁS ARRIBA
Los tiempos del QE, por tanto, han sido felices en Wall Street. La subida media lograda durante su vigencia se sitúa en el 23%. Y de ahí las expectativas con las que aguarda ahora el nuevo ‘chute’ de la Fed, conducido esta vez por Powell.
Ahora bien, entre esas situaciones y la actual existen diferencias, más allá del debate técnico acerca de si es pertinente o no llamarle QE4. El Dow espera el ‘manguerazo’ de la Fed en zona de máximos históricos, cerca de los 27.000 puntos, y tras el ciclo alcista más largo de siempre, desde que inició su remontada en pleno QE1. Es decir, esas subidas de doble dígito se antojan más complicadas a partir de los niveles actuales. Eso sí, en caso de lograrse, el asalto a los 30.000 puntos, que esperan un 11% más arriba, sería un hecho.
El QE1 arrancó en plena recesión; el QE2, con la recuperación ya en marcha; y el QE3 inició una extraordinaria secuencia de máximos históricos en Wall Street. Ahora, el 'no QE4' llega con el Dow cerca de los 27.000 puntos y cada vez más dudas sobre la economía
La situación económica también es compleja. Lo era mucho más en 2008, cuando se lanzó el QE1 con EEUU en sufriendo los momentos más duros de la recesión que sufrió durante 2008 y la primera mitad de 2009, pero la impresión es que al actual ciclo expansivo de la economía estadounidense, el más largo de la historia con 123 meses consecutivos ya de crecimiento, se le están acabando ya las fuerzas, un escollo adicional para saber si las compras de la Fed serán tan nutritivas para el Dow Jones.
Por ahora, lo cierto es que la Fed iniciará este martes esas adquisiciones, con el compromiso de que se prolongarán al menos hasta el segundo trimestre de 2020, para reforzar la liquidez del sistema y aplacar las tensiones registradas en las últimas semanas en los mercados monetarios estadounidenses. En paralelo, y con este mismo fin, la entidad seguirá convocando operaciones especiales para abastecer a los bancos del dinero que necesitan a diario para funcionar.
Con estas maniobras, el balance del banco central norteamericano volverá a expandirse. Ya está cerca de superar de nuevo los 4 billones de dólares, y las compras y las operaciones de financiación lo aproximarán en 2020 a los 4,5 billones de dólares a los que llegó a expandirse en 2014. Eran los tiempos de los sucesivos QE, del QE1, QE2 y QE3. Ahora arranca el ‘no QE4’, y con su llegada el Dow tiene un sueño. El 30.000.