Desde que en 2014 llegaron a España los primeros roboadvisors, la oferta no ha hecho más que aumentar. En total, ya son nueve los gestores automatizados nacionales. Cinco independientes: Indexa Capital, InbestMe, Finanbest, Fintup, Finizens, y cuatro de entidades bancarias: Popcoin, de Bankinter, Invertimos por ti, de Openbank (Banco Santander), Smart Money de La Caixa, y MyInvestor, el neobanco de Andbank.
Todos ellos están basados en la misma idea, algoritmos financieros que equilibran el capital invertido según el nivel de riesgo del inversor, pero lo cierto es que existen diferencias reconocibles entre unos y otros (Ver ebook Guía práctica para elegir roboadvisor).
La primera gran diferenciación que se puede realizar se basa en el uso de la tecnología. Así, existen roboadvisors ‘puros’, en lo que todas las decisiones se toman en base a algoritmos, y roboadvisors ‘mixtos’, en los que además de los algoritmos, un equipo humano gestor entra en la toma de decisiones, como por ejemplo a la hora de seleccionar los activos en los que invierte. Incluso, como es el caso de Fintup, opciones que ponen a disposición del usuario un experto financiero de carne y hueso.
¿Cuánto puedo ganar invirtiendo a largo plazo?:
Los activos son precisamente otra forma de categorización. Aunque la mayoría de roboadvisors solo invierten en productos de gestión pasiva a través de fondos indexados y ETFs, hay algunos, como Popcoin o Finanbest que también emplean fondos de gestión activa para llegar a algunos segmentos de mercado en los que pasivamente no podrían invertir.
Por otra parte, algunos roboadvisors intentan desmarcarse de la competencia siguiendo a través de sus carteras megatendencias o estilos concretos. Es el caso de inbestMe con sus carteras de inversión socialmente responsables, el de Fintup con las de gestión indexada value, o el de Finizens con sus carteras de inversión mobiliaria a través de fondos de Amundi.
Pero si en los últimos meses ha habido una parcela en la que se ha vivido una auténtica batalla por diferenciarse de los demás, esa ha sido en la de los costes de gestión. Indexa, por ejemplo, se autodefine como un modelo basado en cobrar comisiones “radicalmente” bajas. Unos costes que se reducen a medida que crece el patrimonio. Desde que nació, en 2015, Indexa ha rebajado sus costes hasta en 15 ocasiones. La última el pasado 21 de mayo.
Pero el último gran movimiento lo protagonizó MyInvestor el 19 de junio, cuando al lanzar sus cuatro nuevas carteras (Clásica, 'Pop', 'Indie' y 'Rock'), con diferente exposición a Bolsa y renta fija, en función del perfil de riesgo, rebajó los costes hasta una media total del 0,42%. En concreto, el neobanco de Anbank aplica una comisión de gestión del 0,15% y una comisión de custodia del 0,15%. En cuanto a los fondos disponibles, de las casas Vanguard, iShares y Amundi, su coste se encuentra entre el 0,10% y el 0,13%. Con ello, el coste medio para una inversión de 10.000 euros supone 42 euros anuales.
De este modo, MyInvestor conseguía desbancar a las opciones que eran hasta ese momento las más baratas: Indexa Capital y Popcoin. En el caso de Indexa, su coste de gestión es del 0,43%, mientras que la suma del coste de sus fondos y de depositaría es del 0,19%. En total, para carteras de 10.000 euros el inversor debe pagar un 0,62%, lo que equivale a 62 euros al año en gastos, aproximadamente. Lo mismo que para Popcoin, aunque el servicio de Bankinter cobra un 0,49% por sus gastos de gestión y un 0,13% por sus fondos y la depositaría.
Sin duda, costes que se encuentran muy lejos de los que ofrecen las inversiones tradicionales. Por poner un ejemplo, mientras algunos fondos indexados de gestoras como Vanguard o Amundi tienen comisiones de gestión anuales que rondan el 0,1% o 0,2%, los fondos de gestión activa suelen moverse más en el entorno del 1%.
Rentabilidades
Las comisiones son claves para la rentabilidad final. Muestra de ello son los cálculos de Warrent Buffet, en los que invirtiendo un millón de dólares en 1942 en el S&P 500 durante 77 años se habrían logrado 5.300 millones de dólares, frente a los 2.650 millones de dólares si se hubiese tenido que pagar una comisión anual del 1%.
Según el informe SPIVA, que analiza cómo se comportan los fondos activos frente a su índice de referencia, en Estados Unidos solo un 10% de los fondos activos lograron batir al S&P 500 en los últimos 15 años. Mientras que en Europa, en los últimos 10 años, solo el 12% lo hizo mejor que sus índices representativos. De hecho, John Bogle, fundador de Vanguard, llegó a la conclusión de que la mayoría de los fondos de gestión activa que invierten en acciones americanas pierde respecto a los índices en periodos de 15 años. En concreto, el rendimiento medio anual resulta un 1,5% inferior, lo que supone ganar un 25% menos en 15 años.
Lo cierto es que en los últimos meses han dejado prácticamente a la totalidad de las carteras en negativo, unos números rojos que se han traslado a los resultados anuales de los fondos. Sin embargo, para el inversor a largo plazo, las ganancias de otros ejercicios han permitido amortiguar las caídas y obtener rentabilidades positivas. Es el caso de la gran mayoría de las carteras a tres años de los gestores automatizados analizados en el ebook publicado por Finect.