Por qué Tesla me repugna, conozco Talgo y sigo a la 'manada'
El inversor inteligente es una de las obras más populares de la inversión bursátil. No en vano, el legado de la obra es inconmensurable incluso con nombre y apellido: ¡Warren Buffett!
El legendario oráculo de Omaha ha sido durante muchas décadas el hombre más rico del mundo, demostrando que la inversión inteligente es el mejor negocio que existe. Comprar negocios excelentes y esperar a largo plazo ha sido el principal lema del gran magnate de las finanzas.
Sin embargo, esa tendencia legendaria del value investing se ha redirigido hacia los magos de la tecnología Bill Gates y Jeff Bezos. Ni la descomunal tendencia alcista de las bolas americanas ha convertido al bueno de Buffett en el número 1.
Cierto que Bezos y Gates explican aquello de que para estar en la revista Forbes necesitas tener una idea genial o ser un inversor, pero creo que la principal razón por la que figuran en cabeza de la lista se debe a lo segundo, más que a lo primero.
Obvio que ambos han tenido ideas geniales y que merecidamente están donde están. Pero la tenacidad del mercado en replicarse en tendencias o modas, forma parte del juego.
La leyenda del value investing y de Buffett radica en que es persistente en el tiempo. La estela del nuevo riquismo liderado por Bezos tiene continuidad en valoraciones absurdas como las de Netflix o Tesla.
La primera vez que leí el inversor inteligente me fijé en el prólogo de Buffett y en su recomendación sobre los capítulos 8 y 20, en los que hablaba del margen de seguridad y del comportamiento del inversor delante de las fluctuaciones del mercado.
La leyenda del value investing y de Buffett radica en que es persistente en el tiempo
Dicho de una manera muy simple, ambos capítulos hablan de la importancia de comprar barato y esperar que el tiempo ponga las cosas en su lugar. Por supuesto que la irracionalidad del mercado puede provocar cotizaciones absurdas en exceso o en defecto, pero si compras barato, al final del camino ganas dinero.
Actualmente esta certeza está en entredicho, más cuando vemos valoraciones de 55 veces beneficios en Netflix o lo que es peor, una capitalización superior en Tesla que en toda la industria automovilística europea (Renault, Peugeot, Daimler, BMW, Volkswagen).
Los analistas intuyen que esta vez será diferente y que es más adecuado pagar las ganas, que comprar bien y esperar. Y poco a poco el mercado se llena del autoconvencimiento de que el NAsdaq100 nunca cae, ni va a hacerlo (algo realmente peligroso, todo sea dicho).
En Blackbird no estamos al margen de la idea del momento y este 2020 hemos conseguido grandes cosas con las estrategias de momento. Comprar Amazon, Facebook, Nvidia, Apple, Costco o Citrix por ejemplo, son algunas de las ideas que nos dan de comer.
Esto es algo que personalmente me repugna, ya que necesito tan poco tiempo para tomar una decisión especulativa, que resta el mérito empleado en conocerme de memoria las memorias anuales de Talgo, Elecnor o BMW. Esta adicción a lo simple, huele a dinero rápido y este hecho rara vez termina bien.
Con ello no pretendo lanzar una alegoría sobre el value investing, lo que pretendo es hacer una profunda reflexión sobre el momento en el que estamos. La economía europea va a recibir 750.000 millones de euros en los próximos dos años y medio, a parte del ingente programa de compra de activos por parte del BCE.
Las compañías tradicionales son parte necesaria para la transformación ecológica y la producción industrial. Las materias primas, así como las compañías químicas e industriales son importantes para poner en la economía esta ingente cantidad de dinero.
Las grandes tendencias en los mercados financieros siempre nacen de grandes hitos y el acuerdo cerrado por la Unión Europea durante esta semana lo es.
Las compañías tradicionales son parte necesaria para la transformación ecológica y la producción industrial
En mi opinión, la búsqueda de valor en compañías infravaloradas está en el mejor momento de la historia reciente, puesto que las valoraciones que vemos hoy, no las interpreto como un problema, más bien como una oportunidad.
En este entorno, la rotación es clave. Por ejemplo, hemos conseguido doblar el capital en Freeport Mc Moran en dos meses y acomodar un 70% de rentabilidad en ACS. El capital consolidado de ambos activos lo tenemos disponible para comprar compañías que nos interesan como puede ser Gestamp, Covestro o BMW; decisiones que todavía no hemos tomado.
Sin embargo, si bien es cierto que sabemos que vamos a tener que sufrir con el value investing, la operativa de momento es lo que debe seguir imperando en el corto plazo. Lo simple a veces es seguir la manada, pero siempre con condiciones. Ser consciente de que nos aprovechamos de la inocencia amateur del mercado, es un punto a favor.
Nuestras ideas de tradingseguirán buscando procesos de subida libre en arranque como Facebook o Costco esta semana, o recuperación de momento en valores digitales como la plataforma de webinars Citrix.
Advertidos de que los múltiplos que estamos pagando y estando en lo cierto de que esta vez, tampoco será diferente, el único matiz que entiendo debemos puntualizar es la apreciación lógica de que esta vez igual que en las otras, la tendencia manda y como decimos los traders, ¡hasta el rabo todo es toro!