Los supervisores financieros claman ante el “desajuste” de la subida de las bolsas
Los estímulos monetarios y la confianza en una inminente vacuna estiran las gráficas de las bolsas sin que la macro dé síntomas de solvencia.
4 septiembre, 2020 03:15Noticias relacionadas
El miedo a los efectos de una segunda oleada del coronavirus va a más, pero al mismo ritmo aumentan las valoraciones de las bolsas. Especialmente, en EEUU. Un “desajuste” de magnitudes insólitas ante el que cada vez más autoridades financieras muestran su perplejidad. Con tono cauto para evitar una estampida, las advertencias no paran de llegar.
La remontada sin datos económicos que la apoyasen ya comenzó hace meses, cuando el grueso de los economistas daban por hecho que la recuperación sería ágil y sólida. Ahora, que en el mejor de los casos se vaticina una vuelta a la antigua normalidad progresiva y repartida a lo largo de varios años, las bolsas siguen sumando altura incluso en territorio desconocido hasta la fecha.
Aunque, como dijo el director general de Abante a principios de este verano que se agota, “con tipos cero, se puede explicar casi cualquier valoración”, lo cierto es que algunas comienzan a resultar excesivamente optimistas a juicio de los reguladores.
"Excesivamente optimistas"
Así lo recogían las actas de la última reunión del Banco Central Europeo (BCE), aquella en la que el organismo defendió que, por el momento, ya había tomado suficientes medidas para plantar cara al impacto de la epidemia. Desde la institución presidida por Christine Lagarde se ponía directamente sobre la mesa la cuestión de si los mercados estaban siendo “excesivamente optimistas” en cuanto al efecto de los estímulos económicos desplegados.
Mientras el documento dejaba en evidencia la falta de unanimidad en cuanto al alcance del programa antipandemia de compras de deuda, se insistía en que el comportamiento del mercado podría no encontrar una explicación completa en los datos macroeconómicos, que siguen muy raquíticos en algunos casos. Y es que basta con observar los últimos índices PMI del sector servicios en España, que en pleno agosto vuelven a terreno recesivo.
Estas advertencias no eran más que otra manera de plasmar las mismas preocupaciones que justo un día antes había lanzado su homólogo desde la otra orilla del Atlántico. La Reserva Federal de EEUU (Fed) recogía en sus propias actas el convencimiento de que esta crisis “pesará mucho sobre la actividad económica, el empleo y la inflación en el corto plazo” amén de plantear “riesgos considerables para las perspectivas económicas a medio plazo”.
Hasta ahí todo correcto, pero… si la bolsa descuenta previsiones económicas a futuro, algo no cuadra con el hecho de que los grandes índices de Wall Street estén en máximos históricos un día sí y otro también. Más de 70 compañías están en cotizaciones récord solo en el S&P 500, lo que supone cerca de un 15% de la cesta del índice.
¿Y si no hay remontada económica?
Desde el banco privado suizo Julius Baer, su director de inversiones, Yves Bonzon, sentencia que “las valoraciones altas serán una realidad hasta que las economías se reactiven”. El problema viene si, como los supervisores están advirtiendo sin dar la voz de alarma, esta remontada no llega o al menos no con la fuerza que se viene descontando. La posibilidad de que entonces se produjeran jornadas de pánico y huida como las del pasado marzo siguen sobre la mesa.
Y con un factor añadido que las autoridades financieras conocen bien: la existencia de un número de novatos en esto de la inversión muy superior al de entonces. Con el objetivo de conseguir unos ingresos extra, o motivados por lecturas, ofertas o seminarios gratuitos durante el confinamiento más estricto, son legión los que se han lanzado a los mercados financieros sin tener muy claro qué riesgos podían estar asumiendo. Así lo advirtió la ESMA, la autoridad supervisora de los mercados europeos.
Es la propia ESMA la que más reciente ha alzado la voz contra el “alto riesgo de desajuste entre el desempeño del mercado financiero y la actividad económica subyacente”. En su último análisis mensual, publicado esta misma semana, directamente se reconoce que esta disociación directamente “plantea la cuestión de la sostenibilidad del rebote actual del mercado”.
Tanto es así que reconoce que es “motivo de preocupación” en el seno del organismo y, por lo tanto, no duda en advertir de que los inversores están ante “un periodo prolongado de riesgo de adicionales correcciones del mercado, posiblemente significativas”.
Una recesión más profunda
El gobernador del Banco de España, Pablo Hernández de Cos, advertía de lo mismo en un simposio organizado con motivo del inicio del curso en el que no dudaba en solicitar al Gobierno español y a las instituciones europeas una ampliación de las ayudas diseñadas directamente para dotar de liquidez a las empresas. Y eso que, a la espera de conocer a mediados de mes su nuevo cuadro macro, la institución que rige prevé una expansión económica a doble dígito en el tercer trimestre del año.
Ya en junio, cuando la recuperación bursátil estaba lejos de sus registros actuales, el Fondo Monetario Internacional (FMI) se manifestaba en esta línea de discurso que luego ha sido repetida en cada informe emanado del organismo y en cada comparecencia pública de su directora general, Kristalina Geogieva.
Hace ya casi tres meses, los economistas de la institución alertaban de que “los inversores parecen estar apostando a que el sólido apoyo de los bancos centrales sostendrá una rápida recuperación incluso aunque los datos económicos apunten a una recesión más profunda de lo esperado”.
Como consecuencia de esta fe ciega en unos estímulos cuya concesión, prórroga o retraso marcan a fuego la evolución de las bolsas, el FMI alertaba de que “la desconexión entre los mercados financieros y la economía global” tenía un exponente claro en la comparativa frente a los datos de confianza del consumidor. Dos conceptos que van tan unidos con un comportamiento tan dispar llevaba a los expertos a asegurar que quedaba “en duda la sostenibilidad del rally si no fuera por impulso proporcionado por los bancos centrales”.
Prevenir mejor que (mal)curar
La estampida es una posibilidad real que tanto los supervisores como los profesionales del mercado barajan en sus escenarios de futuro. Por eso, no es de extrañar que la Comisión Nacional del Mercado de Valores (CNMV) siga insistiendo en la necesidad de establecer mecanismos de control de la liquidez en los fondos de inversión a pesar de que el propio organismo ha constatado que el riesgo en la industria española es más que limitado.
Por eso, tampoco es de extrañar que los gestores y asesores patrimoniales hayan señalado que el gran reto de este curso es mantener los nervios a raya. Y lo mismo para el nivel de riesgo de la cartera de inversión de cada cliente.