Carta anual de Berkshire Hathaway, deuda, acciones y Elon Musk
La carta anual a inversores de Berkshire Hathaway (BRK) ya está aquí. Buffett & Munger dejan una reflexión interesante, y este año diría mordaz, lo que convierte su misiva en obligada lectura. Un mensaje siempre particular sobre la forma de entender la inversión motivo por el cual mi artículo esta semana es una interpretación personal de la carta, no un simple comentario, pues como siempre lo que pretendo es aportar valor.
Hay tres mensajes que me parecen especialmente destacados este año: su visión sobre el mercado de deuda, las pocas ideas de inversión que contemplan y el alegato sobre el modelo de empresa norteamericana.
Deuda, no es el lugar para estar ahora
En relación a los bonos, su visión me parece demoledora al afirmar, literalmente, que los inversores de renta fija en todo el mundo se enfrentan a un futuro sombrío. Otra voz más que se suma a la negra etapa que se cierne sobre la deuda.
Hay poco más que añadir cuando la dupla de inversores más reconocida de todos los tiempos tilda de “patético” el retorno que se obtiene hoy por los préstamos. A veces se necesita una voz reconocida para abrir los ojos ante lo evidente. Y es que podemos estar de acuerdo en que no es lo mismo el Estado alemán que una compañía que emite deuda en el estado de Ohio si pensamos en las garantías de repago que uno y otro ofrecen al inversor. Lo que es incuestionable es que con este nivel de tipos de interés no se recompensa el nivel de riesgo en el que se incurre, un aspecto que distorsiona la inversión a todos los niveles.
En relación a los bonos, su visión me parece demoledora al afirmar que los inversores de renta fija en todo el mundo se enfrentan a un futuro sombrío.
Personalmente me alegro de ese calificativo pues, como es mi caso, se puede predicar en el desierto que no es normal que Grecia o Portugal, por poner un ejemplo, paguen menos por su deuda de lo que paga el gobierno estadounidense hasta que llega el sr. Buffett para abrirnos los ojos. Llevamos cuarenta años, cuatro décadas, de mercado alcista en la renta fija hasta que hemos llegado a un punto de no retorno. Y desde aquí solo toca sufrir pues hay un activo de inversión (considere el perfil tradicional de cartera 60/40 para contextualizarlo), que está completamente anulado para los próximos años salvo que Fed, BCE y BOJ quieran ahogar al ahorrador en un océano sin fondo de tipos negativos.
Recomprar hoy mejor que invertir
El segundo punto, quizás el más comentado en los últimos tiempos, es la falta de ideas en una cartera de participadas en las que solo se aprecian desinversiones. La gran pregunta recurrente es ¿qué hacer con una caja tan descomunal? La respuesta es que salvo recomprar sus propias acciones, nada. Es un mensaje muy contundente que hila perfectamente con las valoraciones del mercado norteamericano, su mercado natural de inversión, y especialmente las alcanzadas en algunos sectores, lo cual enlaza con el último punto que comento a continuación.
Activos fijos y economía real
Finalmente, de la carta destaco el mensaje de lo que para ellos representa la industria americana libre y el desarrollo empresarial en su sentido más elemental. El de gente que arriesga y tiene éxito gracias a unos valores, perseverancia y al trabajo. Cita cuatro ejemplos de generaciones empresariales que sin ser los mejores, sin necesidad de excentricismo y sin una apuesta de riesgo, han triunfado en sus negocios y han sido rentables para el inversor.
Es una opinión personal, pero creo que es un alegato contrario a Elon Musk y lo que Tesla representa hoy en la comunidad inversora y empresarial norteamericana, pues Tesla, de nuevo en mi opinión, da el nombre a la mayor burbuja que ha conocido la renta variable.
En la carta, resalto la fantástica mención que hace de Phil Fisher y de su analogía entre la gestión de una empresa y la de un restaurante. Se puede elegir entre comida sofisticada o un menú más convencional. Pero el mensaje a los clientes debe ser coherente con lo que encontrarán al entrar. BRK lleva 56 años sirviendo “hamburguesas con Coke” y se congratula de que su clientela sepa por lo que paga cuando entra en su local.
De la carta destaco el mensaje de lo que para ellos representa la industria americana libre y el desarrollo empresarial. El de gente que arriesga y tiene éxito gracias a unos valores.
Con Elon Musk tengo la sensación de que unas veces entras en un restaurante fast food como otras crees estar en un local minimalista de cocina experimental, con una carta cambiante en la que pagas el pan como si fuera caviar y donde el vino gran reserva se quiere ofrecer como un crianza. Un mensaje incongruente lleno de incertidumbre solo válido para los que la experiencia les gustó, quieren repetir pero no saben dónde ni cómo estará el próximo restaurante, o si habrá alguno en el futuro, y aun así les da igual.
Buffett y Munger aluden de forma evidente a esta idea con un “never bet against America”. Se puede decir que en ese concepto corporativo de América tienen cabida su adorada empresa de transporte ferroviario (BNSF, junto a Geico el activo más valorado) como una compañía tecnológica de nueva generación (Apple, una de sus cuatro joyas). Y es absolutamente cierto. BRK basa su liderazgo en la propiedad de activos fijos reconociendo que los mejores resultados se producen en empresas que requieren una base de activos baja para realizar negocios de alto margen que además pueden ofrecer bienes y servicios que ampliarán su volumen de ventas con solo necesidades menores de capital adicional.
Pero BRK, que posee algunos de estos negocios excepcionales con esas características mencionadas, siempre se acaba refiriendo al concepto más elemental de empresa. De hecho, este año revelan en su carta una reflexión llamativa al referirse a BRK como un “American-based property, plant and equipment”, es decir, el tipo de activos en los que se basa la infraestructura empresarial de EE.UU., y que sitúan al holding como la red de activos domésticos más grande del país.
Un año más, concluyo, su carta no deja a nadie indiferente y es una lección de conocimiento y sensatez.
** Alberto Roldán es partner de Divacons-Alphavalue