Tras el rescate financiero mundial de 2008, la sociedad aclamó a los banqueros centrales como los salvadores y solo era cuestión de tiempo que estos falsos dioses de la ingeniería financiera continuaran abusando de la política monetaria.
Esta misma semana hemos vuelto a escuchar a Christine Lagarde decir que "evitará movimientos prematuros" a la hora de activar el tapering. Esto significa que tenemos tipos de interés negativos para largo y por debajo de la inflación para más de una década.
Sin embargo, la Fed olvida lo más esencial: la política monetaria solo funciona en una dirección porque las empresas y las personas no pueden verse obligadas a gastar si no lo desean.
Aumentar la base monetaria y las reservas bancarias no estimulan una economía si los bancos creen que es demasiado arriesgado prestar y el sector privado quiere ahorrar más debido a la incertidumbre económica que se cierne sobre sus cabezas.
Lo sorprendente en esta coyuntura es el hecho de que hoy en día tan pocos expertos están preocupados por este evidente fracaso de las políticas.
Cualquier ciego puede ver arriba que el impacto "reflacionario" de la política monetaria ha disminuido durante la última década. Ahora, en esta coyuntura tardía, el efecto económico previsto de la expansión del balance desaparece de inmediato, ya que la reflación de activos está sesgada por completo en beneficio de los ultrarricos a medida que los especuladores sobreapalancados quedan marginados.
Lo que finalmente deja el efecto financiero directo de las compras de bonos del banco central, que es hacer que los rendimientos de los bonos bajen en ausencia de expectativas de inflación más altas. Y a medida que disminuyen los rendimientos de los bonos globales, la búsqueda de rendimiento asegura que todos los mercados converjan de nuevo al impulso de la deflación global. Lo que significa que los gestores de fondos se verán obligados a rotar de las operaciones de reflación a operaciones de larga duración (bonos, tecnología) como resultado de la caída de la tasa de descuento.
Cada vez son menos los valores en los que se están apoyando la subida del mercado de valores y esto es porque seguimos inflando la burbuja de activos más grande de la historia de la humanidad. Mientras que la inflación no irrumpa de manera real y sostenida podemos mantener esta tensión, pero muy pronto solo será necesario gritar la palabra fuego en este gran teatro abarrotado de inversores que estamos viviendo.