Ómicron: la aguja que puede hacer explotar la burbuja en el mercado de valores
La histeria que ha provocado la nueva variante de la Covid-19 junto con el creciente temor de la inflación está azotando los mercados.
4 diciembre, 2021 11:10Noticias relacionadas
Los bancos centrales han estado creando el ambiente perfecto para hacernos creer que ninguno de los dos riesgos representa una amenaza real para la sociedad en general mientras que los políticos nos han llevado la histeria a niveles letales: la izquierda con la pandemia y la derecha con la inflación.
Ambas partes están políticamente motivadas para agitar sus bases y servir a sus propios intereses, pero lo que también tienen en común es que no tienen ni la más mínima idea de las consecuencias económicas de la histeria colectiva que están creando.
Para una sociedad que lo único que quiere es encontrar una salida fácil no le puedes hacer eso.
Los rendimientos reales negativos generados por la especulación con productos básicos van a ser una trampa mortal. Los políticos de hoy continúan ignorando la relación entre la especulación con las materias primas y la inflación. A medida que las materias primas suben, se retroalimentan en el IPC haciendo que bajen los rendimientos reales.
Esto, a su vez, acelera los flujos de activos hacia las materias primas y genera una peligrosa espiral inflacionaria que continúa hasta el momento en que los precios se desconectan por completo de los fundamentales y es en ese momento cuando la burbuja estalla y la espiral desaparece.
La OPEP ha sido la última en sucumbir a esta histeria inflacionaria prometiendo un aumento de la producción en enero a pesar del riesgo de que la nueva variante de la Covid-19 acabe minando más todavía el consumo del petróleo.
Engañados por la especulación y por el ciclo de retroalimentación negativa del aumento de los precios, realmente la demanda de petróleo está lejos de donde lo estaba antes de la pandemia mientras que la volatilidad del petróleo se ha disparado a la par que se reduce la prima especulativa.
Tal y como podemos ver en el siguiente gráfico, el comportamiento de los precios del petróleo que estamos viendo es idéntico al que vimos en el último trimestre del año 2018 por lo que cabe pensar en un comportamiento futuro también idéntico al que ocurrió entonces.
Y ahora, gracias a los rendimientos reales colapsados artificialmente, la industria financiera ha convencido a sus clientes de que eviten el efectivo. La búsqueda de rentabilidad ha alcanzado los mismos excesos que alcanzaron en los máximos de 2007 y la burbuja en todo tipo de activos está desafiando fuertemente al sentido común.
Quizás esta variante pase a la historia como Ómibomb en lugar de Ómicron.