Estamos de acuerdo que de la etiqueta ESG la parte realmente importante es la medioambiental y la sostenibilidad climática. El motivo es tan sencillo de argumentar como que basta adoptar un mensaje catastrófico y aportar algunas cifras que corroboren el mensaje, incluso sin el respaldo científico al 100%.

Somos el séptimo país del mundo en generación eólica y solar, y el décimo con mayor porcentaje de fuentes limpias para generar electricidad

España, sin ir más lejos, es un país que incumple con los objetivos de emisiones, siendo como es uno de los países del globo con mayor porcentaje de generación renovable, un 42% en 2022, el doble que Estados Unidos. En términos de capacidad, tenemos más potencia verde que no renovable, o lo que es lo mismo, 70.400 megavatios de capacidad verde. Somos el séptimo país del mundo en generación eólica y solar, y el décimo con mayor porcentaje de fuentes limpias para generar electricidad.

Eso no impide que las emisiones aumenten. Los de gases de efecto invernadero vertidos aumentaron un 5,9% en 2021, según datos del Observatorio de la Sostenibilidad. En cualquier caso, podemos estar tranquilos. Somos uno de los países con menor puntuación negativa del mundo en la ratio emisiones-capacidad renovable.

Los que no están tan tranquilos son los inversores. No está siendo un buen año para el sector. La caída de los precios de la electricidad, casi un 60% respecto al precio medio del kwh en 2022, y la demanda, un -4,4% según datos de Red Eléctrica de España (REE), han puesto presión en muchas compañías que, además, se han visto muy perjudicadas por la inflación de costes, la subida de tipos de interés y la mayor presión impositiva y regulatoria.

Los que no están tan tranquilos son los inversores. No está siendo un buen año para el sector

Con los últimos precios disponibles, sólo Audax Renovables puede presumir de evolución en Bolsa aunque su situación sólo ha mejorado tras una ampliación de capital y un incremento considerable de la deuda. Las compañías integradas se han mantenido neutrales, algo que no ha sido fácil con el viento de cara como lo han tenido. Y finalmente, las más representativas por tamaño han sufrido pérdidas generalizadas algunas por motivos obvios, como es el caso de EiDF donde ha explotado una bomba de alcance ilimitado, y otras por efecto arrastre del sector y ciertas dudas sobre su desarrollo futuro como le ha ocurrido a Solaria.

Las presentes en fuentes de energía alternativas pero con creciente impacto en sostenibilidad sufren de la incomprensión política y mucho tendrán que cambiar las cosas para que la buena marcha de su negocio, caso de Repsol, o la oportunidad que suponen algunos emplazamientos mineros únicos en Europa, como son Berkeley Energía y Atalaya Mining, permitan enderezar su rumbo a corto y medio plazo.

En España, sabemos que gusta predicar en voz alta y actuar de forma distinta. Es algo genético y casi diría que cultural lo cual no compensa ni por asomo la incredulidad de no potenciar las fortalezas tan increíbles que ofrece nuestra geografía para impulsar la economía en lugar de buscar esa absurda meritocracia electoral con medallitas etiquetadas.