Cada vez son más los que se animan a añadir criterios de sostenibilidad a sus carteras de inversión. Una apuesta que no resulta igual de rentable en todos los mercados. Los últimos datos recopilados por la gestora Amundi sobre inversión 'verde' dejan en evidencia que esta opción es mucho más rentable en Europa que en EEUU. Nada menos que 10 veces.

Los inversores que a lo largo del último año y medio, un periodo en el que la inversión 'verde' ha crecido con fuerza a escala global, han apostado al alza por las compañías líderes de su categoría en sostenibilidad y se han puesto cortos en las más rezagadas, han tenido premio. En todo el mundo, pero especialmente en la Eurozona. Aquí, la rentabilidad acumulada con esta estrategia ha alcanzado el 5,8% frente al 0,6% con el que se han tenido que conformar los que han seguido esta misma estrategia en los mercados bursátiles de EEUU.

La principal palanca de esta brecha ha estado en el premio que las bolsas europeas han dado a las cotizadas de la región líderes en sostenibilidad ambiental. La combinación de posiciones largas en las compañías mejor situadas al respecto con cortos en las peores de la categoría ha reportado a los inversores cerca de un 5,5% de rentabilidad frente al -0,9% que han sufrido los estadounidenses siguiendo esta misma estrategia.

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Desde Amundi, señalan que este comportamiento tan dispar está relacionado con la reciente salida de EEUU del Pacto por el Clima de París y la consiguiente menor importancia que los inversores norteamericanos han dado a estas circunstancias. Algo muy diferente de lo ocurrido en la Eurozona, donde la mayoría de países cuentan ya con su propia agenda de lucha contra el cambio climático y un nutrido grupo de fondos e inversores institucionales se han mostrado reacios a incluir en sus carteras a compañías sin una guía clara de políticas ambientales.

La situación se invierte, aunque por una diferencia mucho menor, en el caso de la medición de políticas de gobernanza. Mientras que la estrategia basada en este aspecto aportó ganancias del 1,5% para los inversores estadounidenses, estos factores tan solo dieron lugar a una rentabilidad del 1,2% para los europeos. En este sentido, el informe también recoge que en muchas ocasiones algunos valores rezagados en la aplicación de medidas en esta línea han sido incluso más alcistas que los mejores del grupo, algo que se atribuye en muchas ocasiones a las expectativas generadas por la dirección de las compañías al anunciar medidas en este sentido.

"La consideración de criterios ASG para construir carteras ha pasado de ser algo bueno a ser algo imprescindible"

Esta es la razón por la que la gestora francesa señala que la inversión con criterios ASG es cada vez menos una estrategia de exclusión en la que no entran los valores que no cumplen ciertos estándares para ser cada más una herramienta “completamente integrada en los procesos de selección de valores” que va más allá del “blanco o negro” para fijarse en factores subyacentes.

En un contexto en el que aproximadamente dos quintas partes de los activos mundiales de inversión ya integran algún criterio ASG en su gestión, los factores de componente social han aportado en el último año y medio un 2,9% de rentabilidad a los inversores de la Eurozona, mientras que los estadounidenses han percibido un 1,6% en el mejor de los casos, solo un poco más de la mitad que sus colegas de la otra orilla del Atlántico. Esto es lo que lleva a los responsables del estudio a hablar de “la división transatlántica”.

SEGURO FRENTE A NUEVAS CRISIS

Así han nombrado a la brecha que, después de ocho años de evolución prácticamente pareja entre EEUU y la Eurozona, se ha producido entre ambas regiones. Mientras que en los valores europeos la tendencia de los últimos años se ha venido repitiendo, en Wall Street se aprecia “un descenso de la generación de alfa en todas las dimensiones, e incluso -como ya se ha señalado- una pérdida en el pilar medioambiental”.

El director adjunto de inversiones de Amundi, Vincent Mortier, señala en las conclusiones del estudio que “la complejidad y diversidad de la inversión responsable significa que los inversores deben ser ágiles y estar a dispuestos a responder a nuevos temas y catalizadores”. En esta misma línea, subraya que la consideración de los factores ASG a la hora de construir carteras “ha pasado de ser algo bueno a ser imprescindible”, tanto para la generación de rendimientos como para evitar a corto y, sobre todo, a largo plazo posibles varapalos del mercado.

En este sentido, las compañías mejor situadas por criterios de sostenibilidad pueden suponer también un cortafuego frente a posibles riesgos difíciles de medir de otra manera y, habitualmente, la garantía de una mejor solvencia financiera, ya que suele llevar aparejado un rating crediticio más elevado, como defienden desde Schroders. Esta es la misma idea en la que estos últimos días ha insistido la gigante estadounidense BlackRock, que acaba de ratificar que los criterios ASG están ahora en el centro de su estrategia de selección de activos y cuenta con nada menos que 7,4 billones de dólares bajo gestión.

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