La banca española ha encontrado en sus políticas de comisiones una nueva fórmula para trasladar el impacto de los tipos negativos al cliente. De momento, la mayoría ha optado por mantener las cuentas gratuitas solo para aquellos clientes con vinculación que, al menos, tenga la nómina domiciliada. Pero, tras el paso dado por BBVA esta semana, todo apunta a que el cobro por los depósitos a particulares se impondrá a medio plazo.
En concreto, el banco comandado por Carlos Torres ha comenzado a aplicar una comisión del 0,025% a los clientes poco vinculados (por ejemplo, que no tengan la nómina domiciliada) con más de 100.000 euros en saldo, convirtiéndose en la primera entidad española que se atreve a cruzar esta línea roja que, hasta ahora, el sector había rechazado con contundencia.
Otras entidades extranjeras que operan en España aplican cargos similares que impactan de forma directa en los depositantes. Como adelantó Invertia, ING cobrará 10 euros al mes a los clientes de su Cuenta Naranja con más de 30.000 euros que no tengan su nómina domiciliada, una medida que afecta a un 4% de los clientes totales del banco holandés.
Tendencia al alza
Otros como Credit Suisse o UBS también cobran a los altos patrimonios de banca privada por sus depósitos superiores a los 100.000 euros. Y, tras el movimiento de BBVA, se espera que otras entidades nacionales se sumen a la tendencia. Las miradas se dirigen en este sentido a Bankinter y a Banco Sabadell.
La primera, porque pese al firme rechazo de María Dolores Dancausa a llevar a cabo una medida de este tipo, ellos fueron los primeros en destapar la liebre (a través de su departamento de análisis) de la necesidad de encontrar soluciones para cubrir el coste que supone para el sector los tipos negativos.
En el caso de Banco Sabadell, no han sido pocas las veces que su actual consejero delegado, Jaume Guardiola, ha asegurado que "es inevitable trasladar los tipos negativos al cliente". Al fin y al cabo, el sector lleva penalizado desde 2014 por este escenario, con el tipo de depósito (lo que les cuesta su exceso de liquidez) ahora en el -0,5%.
En realidad, todos lo hacen ya con grandes empresas, institucionales o family office. Y, aunque no lo digan explícitamente, ese coste también se ha trasladado al particular, si no gravando directamente los depósitos, a través de nuevas comisiones en las cuentas tradicionales con las que el sector busca empujar a los clientes menos rentables hacia una mayor vinculación.
Requisitos para el 'todo gratis'
El propio BBVA cobra desde mediados de diciembre hasta 100 euros al año a los clientes que no cumplan determinados requisitos. Por ejemplo, aquellos que tengan entre 21 y 29 años, deben realizar siete compras en cuatro meses con tarjeta de crédito para evitar las nuevas comisiones, a menos que tengan la Cuenta Joven.
Los más mayores, tienen que domiciliar su nómina u otros ingresos por 800 euros, además de varios recibos. También cobra 2 euros a los clientes que retiren su dinero en efectivo en ventanilla desde el 1 de enero.
En esta política de conseguir una mayor relación con el cliente, Bankia cobra 14 euros mensuales (168 al año) si no se cumplen los requisitos de vinculación, mientras que el coste para el cliente menos vinculado de CaixaBank puede llegar a los 240 euros al año.
Por su parte, Banco Santander exige a los clientes que quieran tener una cuenta libre de comisiones tener su nómina o pensión domiciliada, además de tres recibos y contratar un producto de financiación (préstamos, hipotecas o renting), de ahorro (fondo de inversión, plan de pensiones o seguro de ahorro) o de protección (seguro de hogar, auto, vida, accidentes…).
Los clientes que sólo tengan una nómina o ingresos -o bien un producto de ahorro, financiación o protección- pagarán 10 euros al mes por el mantenimiento de la cuenta. Los que no cumplan con ningún requisito serán considerados clientes inactivos y abonarán 20 euros al mes (240 al año).
Para los mayores de 27 años, Unicaja Banco cobra 84 euros si no se domicilian ingresos mensuales de a partir de 600 euros, además de registrar un consumo en tarjetas de crédito o débito por más de 1.200 euros anuales con un mínimo de dos operaciones mensuales. El cliente también debe tener contratado al menos un seguro con la entidad. Menos exigentes son en Liberbank, donde los clientes con menor compromiso con la entidad pagan hasta 15 euros anuales.