Durante la última década hemos asistido al que seguramente ha sido el periodo de evolución tecnológica más importante de la historia reciente de la humanidad. De la mano de la digitalización, todas las industrias han vivido transformaciones que han hecho temblar sus cimientos. Un fenómeno en el que el sector de la movilidad no ha sido una excepción.
En estos años, hemos visto como las opciones para desplazarnos por nuestras ciudades se han multiplicado. Del binomio tradicional, que formaban el vehículo particular y transporte público, hemos pasado a un modelo en el que, cada poco tiempo, aparecía un jugador nuevo.
En este proceso pocas compañías han tenido un impacto tan grande en la movilidad española como Cabify. Tras arrancar con sus servicios de movilidad compartida, la empresa ha ido sumando servicios de patinetes, motosharing o bicis a medida que se iba expandiendo por otros países.
Coincidiendo con que el próximo mes de mayo se cumplen 10 años de su fundación hoy visita 'En Movimiento' Juan de Antonio, fundador y CEO de la compañía. La persona que ha pasado de concebir este proyecto en una hoja de cálculo a convertirlo en uno de los primeros unicornios, como se conoce a las empresas valoradas en más de 1.000 millones de euros, del ecosistema español de empresas de base tecnológica. Tras pasar en 2020 uno de los ejercicios más complejos de su historia debido a la pandemia, Cabify afronta un 2021 plagado de retos e incertidumbre.
¿Cómo sale Cabify de 2020?
El año pasado fue complicado para todos, tanto en lo personal como en lo profesional. Afortunadamente para Cabify, veníamos de un 2019 en el que conseguimos unos resultados muy buenos. Incluso en el último trimestre alcanzamos una posición global de Ebitda positivo. Esto nos permitió afrontar la actual crisis desde una situación sostenible financieramente.
Sin embargo, las restricciones de la movilidad impactaron de lleno en nuestra actividad. Pusimos mucho énfasis en la seguridad, en habilitar mecanismos para facilitar la movilidad de los profesionales que debían desplazarse a su puesto de trabajo, como el personal médico. Según se fue abriendo la movilidad, recuperamos una parte grande de la demanda, aunque cada país se ha comportado de forma diferente. También hemos identificado patrones diferentes. Estamos viendo que cada vez más usuarios de la periferia nos usan y número mayor de desplazamientos por temas de salud.
Hemos pensado mucho en qué podíamos hacer para ayudar ahora, pero también para ayudar en el futuro. En este sentido, estamos viendo un uso más intenso del vehículo privado. Como sociedad nos tenemos que plantear si ese es el camino.
El modelo actual del vehículo particular está teniendo un efecto terrible en la salud. Hace poco leía un estudio sobre la mortalidad en las ciudades europeas que había liderado el Instituto de Salud Global de Barcelona y se había publicado en The Lancet y tenía a Madrid en lo más alto de mortalidad asociada el dióxido de nitrógeno. La contaminación está causando muertes.
En medio de estos momentos difíciles hay que identificar las oportunidades que tenemos para que nuestra sociedad avance. No puede ser que el resultado de 2020 sea que vamos a usar más el vehículo particular. Del año pasado debería salir un futuro más sostenible.
Aunque siempre ha sido importante, la movilidad se ha convertido en uno de los temas prioritarios para las ciudades debido a los objetivos en materia de congestión y sostenibilidad que nos estamos marcando. ¿Qué pueden aportar los operadores de nueva movilidad en este contexto?
Recuerdo que un profesor de BUP nos hizo hacer un estudio con el que vimos la construcción de gran parte del Metro de Madrid. De Sol a Cuatro Caminos, las opciones de movilidad de ese momento, había tranvías... Fue una innovación tremenda. Otra imagen que me gusta en relación con esto que preguntas es una de Nueva York tomada en el mismo punto con dos años de diferencia. En la primera todo son carruajes a caballo y sólo hay un coche de combustión. En la instantánea del año siguiente todo son vehículos.
En el mundo de la movilidad las innovaciones tecnológicas impactan rápido. Los nuevos operadores o los agentes privados somos dinamizadores. Más que transporte público, a mí me gusta hablar de transporte colectivo ya que muchas de las empresas detrás de lo que a veces llamamos transporte público son de capital privado.
A nosotros nos hace sentir muy orgullosos la tracción que tenemos en el ámbito de la sostenibilidad. Desde enero de 2018, compensamos la huella de carbono que se genera en los desplazamientos de todos los viajes que se hacen en Cabify. También compensamos nuestras emisiones como empresa, las de nuestros empleados, las de nuestros servidores...
Esto es relevante porque lo importante no es que Cabify compense su huella de carbono. Lo significativo es que el agente privado pone esto como una solución en nuestras ciudades y se convierte en algo que el consumidor comienza a exigir. Darle visibilidad a este tipo de acciones hace que el resto de la industria poco a poco vaya sumándose a este tipo de propuestas.
Esto para nosotros es sólo un primer paso. Queremos hacer más. El siguiente escalón es emitir menos y luego no emitir. Todo esto sería muy complicado si no nos apoyáramos en la tecnología.
VTC, motosharing, patinetes, bicis... El negocio de Cabify cada día está más diversificado. ¿Cómo valora la entrada en otros segmentos de la movilidad? ¿Qué están aportando a la empresa estas iniciativas?
En este punto también voy a mirar a mi etapa de estudiante, pero esta vez a la Universidad. Tengo el hándicap de haber estudiado una ingeniería en telecomunicaciones. El mundo de la movilidad tiene muchas conexiones con el mundo de las telecos. Ahora es habitual que un operador te ofrezca de forma integrada el móvil, los datos, el teléfono fijo...
Para usar esta red no te compras una red de walkie talkies con tus amigos. Haces uso de la red que hay disponible y planificas un consumo con un volumen de gigas independientemente desde dónde entres. Esto que ahora se ve como algo obvio hace 15 años no lo era tanto. Por ejemplo, un Telefónica llegó a segregar su negocio móvil para después volver a integrarlo. Yo creo que la movilidad va a seguir un modelo muy parecido.
Continuando con el símil, ahora mismo somos dueños de walkie talkies que utilizamos muy poco tiempo. Necesitamos comprarnos muchos walkie talkies para hablar con todo el mundo cuando hay una opción mucho más eficiente: compartir. Esto, trasladado a la movilidad, te permite acceder al tipo de vehículo que necesitas en cada momento. Al que mejor se adapta a tus necesidades. Esta es la propuesta de Cabify.
Queremos estructurar una oferta vertebradora que consiga nuestro propósito como compañía: hacer que las ciudades sean lugares mejores para vivir. Que sean más accesibles, más seguras y más sostenibles. No tiene sentido que los vehículos privados utilicen más del 70% del espacio disponible en nuestras calles y que estén aparcados el 95% del tiempo.
Consideramos que las ciudades tienen que ser lugares habitables para los ciudadanos, no diseñadas para los coches. Hoy día, la tecnología ya permite hacer esto. Estas transformaciones no ocurren de la noche a la mañana. Requieren tiempo. Vamos en esta dirección, pero costará llegar. Viendo cuestiones como la calidad del aire de nuestras ciudades, nos jugamos mucho.
En mayo se cumplen 10 años desde que fundó Cabify. ¿Es muy diferente la compañía actual a la idea y los objetivos que tenía durante los primeros momentos?
Hemos evolucionado. Cuando te miras al espejo te das cuenta de que han pasado 10 años y que el mundo es distinto. Se mantiene la misión que nos unió hace una década. Ahora somos una organización mucho más madura, con una capacidad operativa muchísimo más potente.
Recuerdo que cuando construimos la primera versión de nuestra aplicación, dedicamos mucho tiempo a automatizar los procesos. Cuando entraba una petición casi teníamos que llamar nosotros mismos a los pocos conductores que teníamos en la plataforma para que la aceptaran. El uso del smartphone no era igual que el actual hace 10 años.
Ahora lanzamos nuevos servicios de envíos o para trasladar a profesionales sanitarios y los podemos poner en marcha en días. Tenemos una agilidad operativa que antes no teníamos. También, los precios de nuestros servicios se han democratizado. Al arrancar sólo teníamos vehículos de gama alta. Ahora en Madrid hacemos viajes a partir de 3,5 euros. Del mismo modo, tenemos un radio de cobertura más amplio.
Cuando arrancamos necesitábamos captar inversores para desarrollar nuestra tecnología y, hoy día, la empresa se sostiene desde el punto de vista financiero sin necesidad de inversores. También tenemos capacidad de influir en el tipo de vehículos que circulan por las ciudades y de compensar su impacto ambiental, como hemos comentado.
Mirando hacia atrás, la verdad es que estos 10 años se nos han pasado volando. Parece que fue ayer cuando empezamos y, a la vez, creo que nos queda muchísimo por hacer. Estas transformaciones van a llevar más de una década. Estamos muy ilusionados por recorrer este camino pero, a la vez, da un poco de vértigo mirar el tiempo que ya ha pasado.
¿Cómo se imagina la movilidad en 20-30 años? ¿Qué tipo de compañía será Cabify en ese futuro?
Vamos a seguir ofreciendo diferentes alternativas de movilidad. Igual con propuestas de kilómetros o paquetes que se adapten a las necesidades de los usuarios. Que les permitan moverse a distintas velocidades. Esto nos obligará a hacer mejor el proceso de ofrecer el vehículo mejor adaptado. Tú dirás dónde quieres ir y nosotros te ofreceremos la mejor manera para hacer ese recorrido.
Operaremos vehículos que estarán mejor adaptados al uso específico que hacemos de ellos. Las bicis, los patinetes, las motos seguirían evolucionando. Este uso del vehículo compartido irá poco a poco cambiando la movilidad de las ciudades. Cada vez veremos un uso más restringido del coche particular en el centro de las ciudades.
Cabify va a en esa dirección. La sociedad va en esa dirección. Esta transformación va a llevar muchos años, pero el sector de la movilidad compartida se convertirá en la norma, no en la excepción, para la movilidad urbana. Será mucho más sostenible, tanto para los que vivimos en las ciudades como para el resto del mundo. En este camino, Cabify espera seguir liderando esta innovación, la sostenibilidad y apoyando la transición dentro de nuestras ciudades.
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