¿Llegó la hora de la bici en España? La apuesta por la sostenibilidad y la pandemia parecen indicar que sí
La aprobación de la Estrategia Estatal por la Bicicleta es vista por el sector como un respaldo a la buena evolución de los últimos años.
9 junio, 2021 01:42Noticias relacionadas
Las ciudades españolas no se lo han puesto fácil a la bicicleta. A diferencia de otros países donde la apuesta por las dos ruedas comenzó hace décadas, en España las bicis no han formado parte de las estrategias de movilidad de muchos municipios. Una tendencia que, poco a poco, se ha ido revirtiendo en los últimos años y que ahora, con la aprobación de la Estrategia Estatal de la Bicicleta en Consejo de Ministros, se espera que termine de cambiar.
El punto de partida coloca al uso de la bicicleta en España muy lejos de otros países europeos. Países Bajos es, con diferencia, el país con una mayor penetración de esta opción de movilidad. Un 31% de sus ciudadanos la utiliza a diario. Le sigue Hungría, con un 19%; Suecia, con un 17%; Bélgica, con un 13%, y Alemania, con otro 13%.
¿Y España? Las últimas estimaciones previas a la pandemia comparable al resto de países europeos señalan que el nivel de uso de la bicicleta continuado en España rondaría el 2%. Una cifra que tiene diferencias muy importantes dependiendo de la ciudad en la que se ponga el foco.
Las líderes de esta categoría serían Vitoria, Sevilla, Barcelona y Valencia. Municipios en los que el uso de la bicicleta está entre el 8% y el 10%. En todos estos casos los incrementos de uso están siendo sostenidos a lo largo de los últimos años y se espera que esta tendencia siga acelerando.
Por qué Países Bajos es Países Bajos
Lo primero que choca al comparar el grado de utilización de la bicicleta en España con el de los países que más la utilizan en Europa es que el clima en estas regiones parece mucho menos favorable que en el caso español. Una ciudad como Ámsterdam cuenta con más de 150 días lluviosos al año frente a los 61 de Madrid. Si el tiempo no es una barrera para la bicicleta, ¿dónde está el origen de su éxito?
Para entender cómo en los Países Bajos se llegó a los niveles actuales hay que remontarse a 1973. Tras la II Guerra Mundial, como el resto de países que quedaron bajo influencia del bando de los aliados, la nación de los tulipanes vio prosperar la economía durante dos décadas de forma sostenida. De la mano de esta prosperidad las ciudades del país crecieron y la clase media ganó en capacidad económica, lo que tuvo como una de sus primeras consecuencias que las calles se llenaran de coches.
Las ciudades de Países Bajos también cedieron la mayor parte de su espacio a los vehículos de combustión. Una tendencia que frenó en seco en 1973. La primera crisis del petróleo puso en jaque a la economía del país centroeuropeo. Esto llevó a tomar medidas drásticas por parte de los gobernantes del país, como la limitación del uso de los coches durante el fin de semana. El objetivo era reducir drásticamente la dependencia energética del país.
La ausencia de tráfico provocó que el uso de las bicicletas comenzara a popularizarse a lo que le siguió la puesta en marcha de políticas por las que la bicicleta contaría con infraestructura propia en las ciudades. Desde 1975 el Gobierno central apoyó económicamente la construcción, en aquellas ciudades que lo solicitaran, de carriles de bici segregados. Unas políticas que recibieron gran apoyo popular, lo que hizo que este tipo de infraestructuras se extendieran a lo largo del país. Esas infraestructuras han sido la base del éxito de la bicicleta.
Cambio de tendencia tras los confinamientos
Volviendo a 2021, existen elementos que conectan lo vivido en Países Bajos en esos años con la situación actual en España. La pandemia obligó a realizar los confinamientos más severos de la historia del país, lo que vacío las carreteras de coches. Además, el miedo al virus ha provocado radicales descensos en el uso del transporte público. 15 meses después de la puesta en marcha del primer Estado de Alarma a duras penas está consiguiendo recuperar un 60% de su utilización en las grandes ciudades.
Estos factores han provocado que, durante los últimos meses, muchos españoles han visto en la bicicleta una solución de movilidad alineada con sus necesidades. El último informe del sector de la bicicleta, publicado por la Asociación de Marcas y Bicicletas de España (AMBE) en colaboración con Cofidis, arroja datos históricos.
La venta de bicicletas se incrementó en un 24,1% en 2020, hasta alcanzar la cifra récord de 1.565.233 unidades vendidas. El mayor crecimiento se produjo en las ventas de bicicletas eléctricas, que se apuntaron un aumento del 48,9%. Los modelos urbanos no se quedaron atrás y el crecimiento llegó al 46,4%.
Y es que, tras los confinamientos de marzo de 2020, el uso de la bicicleta se llegó a duplicar en Madrid y en Barcelona. Del mismo modo, registró crecimientos por encima del 40% en ciudades como Valencia o Sevilla.
Objetivos a largo plazo
Ahora, la aprobación de Estrategia Estatal por la Bicicleta abre la puerta a que esta tendencia se mantenga durante los próximos años. "Es momento de poner en marcha las políticas que ya sabemos que funcionan para que la gente pueda optar por la bicicleta. Invertir en infraestructuras, ofrecer incentivos fiscales a quienes opten por usar la bici para desplazarse al trabajo, dotar a las ciudades de aparcamientos seguros y permitir entrar al transporte público con las bicis", señala Jesús Freire, secretario general de AMBE.
Del mismo modo, para Freire es importante que las estrategias que se pongan en marcha tengan objetivos claros. "Tenemos ciudades como Sevilla o Vitoria que ya cuentan con importantes niveles del uso de la bici pero tenemos que ir a más. El 15% marcado por la Unión Europea tendría que tomarse como referencia. Con esos niveles nuestras ciudades cambiarían totalmente. Para alcanzarlos sólo necesitamos que la gente se sienta segura cuando va en bici".
Así las cosas, el 2021 español tiene los ingredientes suficientes para convertirse en el 1973 de los Países Bajos. Un año que puede ser el punto de partida para que dentro de unas décadas las imágenes que hoy parece que sólo se pueden captar en otras capitales europeas también formen parte del día a día de las urbes españolas.