El aumento de 'riders' por el auge del reparto ultrarrápido amenaza la convivencia con peatones y coches
Las administraciones deben ser proactivas y tomar medidas ante el impacto que tendrá el crecimiento exponencial de 'riders' por el 'quick commerce'.
28 marzo, 2022 02:18Noticias relacionadas
La pandemia de la Covid-19 y las medidas de confinamiento aplicadas durante meses para frenar los contagios representaron un importante impulso para los servicios de reparto a domicilio. Cada vez más personas se decidieron a pedir comida e incluso se aventuraron a comprar otro tipo de productos que hasta la fecha no era muy frecuente adquirir en el comercio online.
Las grandes plataformas como Glovo, Just Eat o Uber Eats ganaron nuevos usuarios y los establecimientos que hasta la fecha habían sido reticentes a entrar en el negocio de entrega a domicilio comenzaron a descubrir sus ventajas. Y aunque la aprobación de la Ley Rider supuso la salida del mercado español de alguna compañía, como Deliveroo, también ha visto nacer nuevos actores que elevan el nivel de competencia en el sector.
Sin embargo, esto es sólo el inicio de una tendencia de crecimiento que los expertos no prevén que se detenga en el corto plazo. Cristian Castillo, profesor de los Estudios de Economía y Empresa de la UOC y experto en logística, remarca que el sector está todavía en sus inicios y tiene mucho recorrido por delante y un elevado número de clientes potenciales que capturar.
En declaraciones a EL ESPAÑOL-Invertia, Castillo incide en que en el desarrollo futuro del sector un elemento clave será el servicio de reparto ultrarrápido, lo que se conoce como quick commerce. Un servicio por el que cada vez apuestan más plataformas, como demuestra la reciente entrada en este mercado de Just Eat de la mano de Gorillas.
"Si Amazon nos acostumbró a entregas en 24 horas y gratis, ahora estamos viendo que estas plataformas nos están acostumbrado a entregas en menos de diez minutos y de productos de proximidad", remarca el profesor de la UOC, quien insiste, no obstante, que este servicio está todavía en una fase muy inicial.
Convivencia en las grandes ciudades
Todo este auge que está viviendo el servicio de quick commerce permitirá a las empresas ofrecer un mejor servicio a sus clientes, pero también traerá algunas consecuencias negativas. La más relevante es que a largo plazo hará que el número de riders en circulación en las grandes ciudades se incremente de forma "exponencial"
Castillo apunta que tener a tantos repartidores por las calles con tiempos de reparto tan reducidos puede generar un "problema" de convivencia en las ciudades entre los riders y los peatones y los vehículos con el que tendrán que lidiar las políticas urbanas.
"Ahora es cuando se está empezando a potenciar este servicio y a registrar la aparición y el crecimiento de estos nuevos modelos. Por ello, las administraciones deberían ser proactivas e irse preparando para cuando la proliferación de estas empresas lleve un incremento aún más considerable que el que tenemos ahora", advierte.
En este sentido, insiste en que cuando el reparto ultrarrápido se generalice habrá cifras "muy importantes" de uso que exijan el trabajo de muchos riders. Como ejemplo, apunta que la entrada de Just Eat en este mercado supone añadir tres millones de usuarios potenciales cuando extienda su servicio a todo el territorio.
Pese a advertir de este problema de convivencia, Castillo también añade que la expansión de las actividades de quick commerce puede tener una consecuencia positiva para la sociedad desde un punto de vista medioambiental.
En concreto, detalla que estas plataformas utilizan para prestar su servicio medios de transporte sostenibles, como bicicletas o vehículos eléctricos, y evitarán en muchas ocasiones el desplazamiento en coche que hubiera hecho el ciudadano para realizar esa compra de no disponer de esta alternativa de entrega.
Futuro del mercado del delivery
Pese a todo ello, el delivery de restauración siguen siendo todavía el principal negocio de las plataformas de reparto, ya que es a la que más habituado están los clientes. Además, esta actividad tampoco ha tocado techo aún, ya que, por ejemplo, todavía hay un 30% de locales que hacen ellos mismo el reparto sin el apoyo de ninguna plataforma digital.
Aún así, Castillo apunta que en grandes ciudades como Madrid o Barcelona las plataformas ya están haciendo entregas de proximidad de productos de higiene, limpieza o alimentación, que en muchas ocasiones son dispensados por las mismas tiendas de barrio a las que iban a comprar antes los clientes de forma presencial.
Este el caso de Just Eat, que en el momento del lanzamiento de su servicio de cesta de la compra a domicilio ya tenía acuerdos con cinco de los principales mercados de abastos de Madrid, así como con 250 pequeños comercios de barrio de ambas ciudades. Además, ya adelantó que prevé incorporar nuevos socios del sector de la alimentación, así como una expansión rápida de este servicio al resto de principales ciudades de España.
A este respecto, Castilla añade que todas las plataformas van a ir potenciando este servicio y buscando colaboraciones con la red de tiendas de proximidad para que se conviertan en puntos de venta. "La clave para tener éxito a la hora de entregar en cualquier punto de una ciudad un pedido en diez minutos es conseguir una fuerte capilaridad", resalta.
Las tiendas de proximidad están experimentando desde hace tiempo el impacto del auge del comercio electrónico, que ha obligado a muchos establecimientos físicos a tomar medidas como reconvertirse en puntos de conveniencia para estas plataformas o facilitar un servicio de entrega.
Castillo considera que el quick commerce puede ser una oportunidad para que estos comercios se reconviertan y recuperen parte de las ventas que habían perdido por el auge de la compra online. "Más que perjudicarlos, esto puede llegar a ser un beneficio", afirma,
No obstante, advierte de la importancia de vigilar que el crecimiento de estas plataformas no acabe provocando que los costes por ofrecer el servicio lleven a las tiendas colaboradoras a incurrir en gastos que no puedan asumidos o a generar algún tipo de precaridad.
"Hay que vigilar que el crecimiento sea sostenible y que se eviten según qué prácticas. Tanto en cuanto a los riders, aunque ahora con la nueva ley es más complicado, como a la hora de hacer acuerdos con las tiendas de barrio, que deben ser realmente rentables y suponer una oportunidad para ellas", concluye.