El Gobierno conocía un año antes de la pandemia de la Covid-19 que España necesita 11.136 médicos para cubrir las necesidades del Sistema Nacional de Salud este 2020. Así se desprende de un informe que el Ministerio de Sanidad encargó en 2018, y que fue revisado a principios de 2019, al equipo de Economía de la Salud de la Universidad de Las Palmas.
En aquella época, el PSOE ya estaba en el Gobierno. Al frente de la cartera de Sanidad se encontraba María Luisa Carcedo, que dejó el sillón ministerial tras el acuerdo de los socialistas con Unidas Podemos y hoy en día ocupa un escaño en el Congreso de los Diputados.
El documento, público y colgado en la web del Ministerio, hace una aproximación a la necesidad del sistema sanitario año tras año desde 2018 hasta 2030. Las autoras reflejan que en 2019 habría un déficit de 2,9% de galenos, una cifra que aumenta hasta el 5,9% este año. Según el escrito, cuando se supera el umbral del 5% se entra en un estadio de “déficit leve”.
La falta de médicos es una denuncia constante entre asociaciones y sindicatos de este colectivo. Uno de los problemas para atajar este problema es que en España no existe un registro de profesionales de la sanidad: no se sabe cuántos hay ni dónde están. El informe encargado por Sanidad, que se realiza desde 2007, es la aproximación más exacta al déficit de médicos que se ha hecho hasta el momento.
“La gestión de los recursos humanos es competencia de las comunidades autónomas”, recuerdan desde Sanidad, ya que tienen las competencias transferidas. Sin embargo, no están obligadas a tener un censo con los trabajadores sanitarios. La sanidad privada, por el contrario, sí tiene la obligación de dar estos datos. “Nuestro trabajo se acerca al 80% de la realidad, pero todas las comunidades no nos dan los números”, explica la doctora Patricia Barber Pérez, coautora del estudio junto a Beatriz González López-Valcárcel.
Proyectos de una década
El informe trabaja con predicciones, utilizando las cifras de médicos haciendo residencia (los conocidos como MIR) y las proyecciones poblacionales que realiza el Instituto Nacional de Estadística, ya que las tablas de población son un buen indicador de los recursos médicos necesarios en un futuro.
A raíz de estos datos, el Ministerio plantea cómo será la población de galenos, pero tiene un inconveniente más: el proyecto debe ser a 10 o 12 años vista, que es lo que tarda un estudiante de Medicina en entrar en la universidad y salir del MIR, requisito indispensable para ejercer en España.
Al final, la cifra de futuros médicos es un juego de equilibrios entre las necesidades de personal y la capacidad formativa de nuevos médicos en el MIR, todo ello revestido del presupuesto con el que el Gobierno y las comunidades autónomas cuentan cada año para políticas sanitarias: a más dinero, más capacidad para enseñar a los futuros doctores y contratarlos posteriormente.
Estudiantes y plazas MIR
¿Cómo se decide cuánta gente podrá acceder a la residencia y especializarse? “El número de plazas MIR se decide entre el departamento de Recursos Humanos del Ministerio, las comisiones nacionales de las especialidades y los recursos humanos de cada comunidad, teniendo en cuenta la capacidad docente de las universidades”, explica la vicepresidenta de la Sociedad Española de Médicos Generales y de Familia (SEMG), Pilar Rodríguez Ledo. Una partida a cuatro bandas en el que el Ministerio de Educación también tiene mucho que decir.
El problema de la falta de médicos es de doble vertiente: la parte del sistema para absorber nuevos especialistas, que es insuficiente, y la población de estudiantes en relación, que es muy abultada. Como ejemplo, un botón: España es el segundo país del mundo con más facultades de Medicina del mundo. Este año, el número total de aspirantes al MIR fueron 16.176, pero se ofertaron 7.512 plazas.
El problema de la Primaria
El déficit de médicos en España es un problema que se arrastra desde hace años, pero la pandemia de la Covid-19 ha abierto las costuras del sistema sanitario. Con los hospitales desbordados y las UCI colapsadas, la falta de manos se ha hecho más latente.
Los expertos coinciden en que la Atención Primaria es la especialidad más raquítica. Es a la que la presidenta de la Comunidad de Madrid, Isabel Díaz Ayuso, se refería el lunes pasado cuando dijo que no había médicos para contratar. Estos profesionales son los primeros en enfrentarse a los casos de coronavirus que llegan a los ambulatorios y hospitales. También son los que han desarrollado tareas de rastreo de positivos y han realizado las pruebas PCR, viendo sus capacidades para trabajar sobrepasadas.
Sindicatos y asociaciones se han pronunciado contra la presidenta de Madrid, denunciando que el problema no es que “falten médicos”, sino que las condiciones laborales y los sueldos que se ofrecen no son atractivos para que los estudiantes se decanten por esta opción al empezar su residencia.
Es la pescadilla que se muerde la cola. El sueldo es bajo, por lo que la gente no quiere trabajar en Atención Primaria. Como no se escoge esa especialidad, faltan médicos y los trabajadores tienen que ver a varias decenas de pacientes diarios, lo que tampoco atrae a nuevos doctores.
Exilio de médicos
Las perspectivas laborales y el bajo sueldo provoca que los médicos busquen trabajo fuera de nuestras fronteras. El año pasado, unas 2.000 personas pidieron cerca de 4.000 certificados de idoneidad, que es el permiso para trabajar en el extranjero. La disparidad del número se debe a que un mismo trabajador puede pedir varios destinos.
“No hay atractivo en la Primaria. Si en Francia pagan 80.000 euros, te dan casa y te enseñan el idioma, pues es normal que la gente se vaya”, resume Vicente Matas, del sindicato médico CESM y especialista en Medicina de Familia (donde se encuentra la Atención Primaria). En el caso concreto de Madrid, donde la Covid-19 ha convertido la Región en el epicentro de la pandemia en Europa, la Consejería de Salud cifraba a principios de junio el déficit en Atención Primaria en 836 médicos. El sindicato mayoritario Amyts elevaba la cifra a 900.
“El médico español es muy demandado en otros países, y ante las perspectivas laborales que hay en el país prefieren irse. Entre el 2011 y el 2015, los recortes fueron brutales, lo que ha hecho que empecemos la pandemia de manera muy mermada”, explica el presidente de SEMG, Antonio Fernández-Pro Ledesma.
Desde Comisiones Obreras, Antonio Cabrera, secretario general de la federación de salud, calcula que faltarían 10.000 médicos en toda España, una cifra inferior que la desvelada ahora por este diario. Y hace hincapié en la importancia de la financiación para la Medicina de Familia: “La Organización Mundial de la Salud (OMS) estima que, de todo el presupuesto, debe dedicarse a esta especialidad el 25%. España destina el 13,9”.
Plan para 2030
El déficit actual de 11.136 médicos debió corregirse con los planes laborales de medicina hace una década, que es el tiempo que pasa entre que un estudiante de Medicina asiste a su primera clase y que está totalmente formado para ejercer. Hace 10 años también estaba el PSOE en el Gobierno.
El estudio abarca el periodo de 2018-2030, lo que significa que el actual Gobierno debería estar haciendo los deberes para corregir la falta de galenos que habrá dentro de una década.
Si tomamos de base la misma proyección del informe, con las variantes de estudiantes y de población, España se podría encontrar en 2030 ante la falta de 25.328 médicos, lo que supone un -13,4%. Mucho más del doble que ahora mismo.