Ahora mismo superan los 1.000. Cuando este artículo salga a la luz serán muchos más. Porque los afectados por el coronavirus aumentan exponencialmente, tal y como nos han avisado los especialistas. Cada infectado contagia de media a dos personas sanas. Con excepción de aquellos casos puntuales más dramáticos, como la residencia de ancianos de Madrid o el Ayuntamiento riojano, en la mañana del lunes, no se habían tomado medidas ni desde la Administración central, ni desde las regionales y locales. A última hora del día, el Gobierno de Isabel Díaz-Ayuso y el Ministerio de Sanidad reaccionaron.
Hasta entonces, cuando se preguntaba a Fernando Simón por el tema de las manifestaciones del domingo 8 de marzo, Día de la Mujer Trabajadora, explicaba que él no se atrevía a hacer recomendación alguna, y que lo dejaba a la sensatez de cada cual. Y su argumento era sencillo pero preocupante. ¿Qué sentido tiene prohibir una manifestación y no cerrar el metro? Las medidas deben ser consistentes entre sí. Y, como para sellar la cuestión, añadía que ya sabemos todos las consecuencias que podría tener tomar una medida como el cierre del metro.
Una de las manifestaciones más numerosas fue la de la ciudad de Madrid. Desde el domingo por la tarde hasta el lunes por la mañana el número de casos nuevos en la Comunidad de Madrid ascendían a más de 230. Esta comunidad alberga casi la mitad de todos los casos de infectados del conjunto de España. Isabel Díaz Ayuso asistía este fin de semana a la LibertyCon Europe de Students for Liberty, donde pronunció bonitas palabras, pero nadie sabía si se iba a hacer algo en la comunidad más golpeada. El lunes a última hora, finalmente, se tuvieron que anunciar medidas.
En cada rueda de prensa, Simón ha venido remitiendo a las comunidades autónomas sobre las medidas que decidan tomar. Como si el Gobierno no tuviera nada que decir “hasta que se pase a la siguiente fase de contagio”. Una transición difícil de determinar, tanto por la complejidad de las enfermedades víricas como por el lenguaje confuso y melifluo.
En cada rueda de prensa, Simón ha venido remitiendo a las comunidades como si el Gobierno no tuviera nada que decir
No se trata de una epidemia muy letal. Pero el ejemplo de Italia nos muestra que, dado el sistema sanitario que tenemos y el número de camas disponibles en urgencias, lo más probable es que se colapse la atención hospitalaria muy pronto y haya que recurrir a dejar que los enfermos pasen la cuarentena en sus casas, con sus familias. ¿Cómo evitar un caos mayor? Cerrando las ciudades, como ha sucedido en Milán y otros municipios italianos, extremando las medidas que obligan a no salir, mantener la distancia prudencial entre los viandantes, etc. Dieciséis millones de personas se ven afectadas por estas medidas. Desde el punto de vista económico es un completo desastre.
¿Qué podríamos hacer diferente en España? Adelantarnos. Tomar medidas drásticas ahora para evitar el contagio descontrolado después y que no colapsen las urgencias. Fernando Simón asegura que no estamos en esa fase de descontrol. Pero mientras hablaba en la rueda de prensa del lunes, el número de infectados en España subía de 906 a 999. Lo sabemos por un tuit del Servicio de Salud Pública, y porque el periodista freelance, Matthew Bennett, nos informa puntualmente haciendo las labores del portavoz del Ministerio.
¿Qué se lograría anticipando medidas, aunque generaran preocupación y alarma? Que la curación se alargaría en el tiempo, pero la capacidad hospitalaria no se saturaría tanto. La curva sería más extendida y menos picuda. Económicamente, el coronavirus va a ser muy caro en cualquiera de las dos situaciones, pero el coste de cerrar ciudades varias semanas es mucho mayor que el de cerrar algunos servicios y tratar de solventar el problema de las horas punta. Cada empresa deberá ahora adoptar medidas de contingencia como escalonar la hora de llegada de sus trabajadores, trabajar por turnos, o fomentar el teletrabajo.
El coronavirus va a ser muy caro, pero el coste de cerrar ciudades semanas es mucho mayor que el de cerrar algunos servicios
Es incalculable el número de contagios de la manifestación del 8M y del mitin de Vistalegre de VOX. Como lo son los que deben estar sucediendo en el metro, los partidos de fútbol o IKEA en rebajas. Pero la ejemplaridad de quienes gobiernan y de quienes pretenden gobernar ha tardado en llegar. En mi empresa, la semana pasada, nos dieron una charla informativa sobre medidas preventivas y otra sobre la plataforma desde la que impartir clases virtuales, solamente por si las moscas. Calma, pero prevención. Que es muy diferente de no informar, no aparecer, no actualizar la página del Ministerio, pero rodar un vídeo patético sobre la reunión del comité de emergencia, no dar ejemplo, y hacer como si no fuera a pasar nada.
El lunes saltó la sorpresa en la Moncloa y empezaron a tomar medidas. Habrá más. La principal, justificar cualquier subida desorbitada del gasto con la excusa del coronavirus. El perro se ha vuelto a comer los apuntes. No pinta nada bien.