Los ataques de tirria que Isabel Díaz Ayuso provoca a muchos de sus adversarios políticos son de tal calibre que les hacen caer en la ofuscación, con la consiguiente desventaja para ellos a la hora de abordar una competición electoral.
¿Qué hubiera sido del Duque de Wellington en Waterloo si con solo mencionarle a Napoleón hubiera caído en trance de convulsiones?
¿Y qué de Gonzalo Fernández de Córdoba (el Gran Capitán) si hubiera tomado por tonto, payaso, IDO, etc. al Duque de Nemours, Louis de Armagnac, cuando estaba asediado por éste y sus tropas en Barletta?
Se dice que una de las muchas razones por las que Franco fracasó en su primer intento de tomar Madrid fue el desprecio que sentía por el General Miaja.
Desde aquí le habíamos aconsejado a Pedro Sánchez que procurara evitar esos arrebatos de animadversión hacia su Némesis, tan letales electoralmente para él, pero se ve que la atracción del abismo es tan fuerte que ni en un cuento de Edgar Allan Poe…
Los ataques de tirria que Isabel Díaz Ayuso provoca a muchos de sus adversarios políticos son de tal calibre que les hacen caer en la ofuscación
Adaptando lo que se dice en los mercados financieros de tanto en tanto, Diaz Ayuso es la presidenta a la que sus oponentes “aman odiar”.
Algo semejante le sucede a la mayoría de los comentaristas políticos, que dan vueltas y revueltas, cual mulas de noria, para descubrir el secreto de su éxito, sin reparar en que la clave la daba la prensa justo el día antes de las elecciones madrileñas: “Sanidad inicia el trámite para permitir a las farmacias vender sin receta test de antígenos”. Pues bien, Ayuso llevaba seis meses pidiéndole al Ministerio de Sanidad precisamente eso (titulares de diciembre pasado: “los test de antígenos desatan una nueva bronca”; “Ayuso vuelve a pedir al gobierno que las farmacias puedan realizar test de antígenos” …)
El patrón de acción-reacción ha sido constante: Ayuso propone - El Ministerio de Sanidad rechaza altivamente - Pasan seis meses - el Ministerio adopta las medidas que proponía Ayuso.
En los mercados financieros sucede muchas veces lo mismo: nadie entiende que las Bolsas suban a pesar de que haya razones estupendas que deberían impedirlo. La situación económica no se corresponde, a todas luces, con esas subidas y mucha gente se las pierde. Otros, en cambio, por la vocación inversora del fondo de inversión que gestionan, no tienen más remedio que subirse al carro de las compras, pero lo hacen de manera renuente, y pensando en la catástrofe que vendrá por culpa de esos excesos especulativos. Pero las Bolsas suben y suben, y entonces se populariza la expresión: “el mercado alcista que todos aman odiar”.
Nadie entiende que las bolsas suban a pesar de que haya razones estupendas que deberían impedirlo.
Sucedió en varias ocasiones a lo largo de los últimos doce años: tras la subida de las cotizaciones posterior a la fase aguda de la crisis financiera (que duró de septiembre de 2008 a marzo de 2009). También en 2013: “es uno de los mercados alcistas más detestados de todos los tiempos”, solía escucharse entonces. La frase volvía a oírse en 2017, a lo que se replicaba por analistas aislados: “los odiadores del mercado alcista son los que le proporcionan la gasolina para seguir subiendo”. Y así sucesivamente en 2018, 2020…
En realidad, el mercado alcista que muchos aman odiar dura ya doce años. Todo ello desde que la Reserva Federal iniciara las políticas de estímulo monetarios conocidas como QE (políticas monetarias cuantitativas). Está sucediendo también en este momento, aunque el pánico provocado por la Covid-19 hace que “el amar odiar” en esta ocasión se lleve “soto voce”.
Lo mismo pasa con “los odiadores” de Ayuso. Son una de las claves de su éxito. Gasolina para que siga subiendo electoralmente …
Desde el verano pasado se lo veníamos advirtiendo, sin éxito, aquí a su “odiador en jefe”, Pedro Sánchez. Ahora el problema para él es que ya va con el paso cambiado: Ayuso le ha ganado todos los choques de los últimos nueve meses y en esa situación tiene que pararse a reflexionar antes de volver a tropezar en la misma piedra. ¿Qué hacer cuando a un oponente no solo le votan sus seguidores naturales, sino que absorbe el voto de otros partidos? Esos votos que ella reconoce, con desparpajo, que solo son votos prestados…
Ayuso ha ganado a Sánchez todos los choques en los últimos nueve meses, en esa situación tiene que pararse a reflexionar antes de volver a tropezar en la misma piedra.
Lo mejor que puede hacer Sánchez es pararse a pensar. Pero, mientras reflexiona, Ayuso ya le habrá sacado varios cuerpos más de ventaja.
En la obcecación que provoca Ayuso, sus adversarios siguen diciendo: “pero en el resto de España no la siguen”. ¡Craso error!: Ayuso tiene ahora una legión de prescriptores fuera de Madrid: el sector de la hostelería/turismo de España al completo. También los dueños y empleados del pequeño comercio. Y ese apoyo ya es muy difícil de revertir. A este paso no solo será la presidenta de la Comunidad de Madrid y jefa de facto de la oposición (que ya lo es desde hace tiempo). Su éxito la ha llevado de la noche a la mañana a una notoriedad internacional impensable hace solo un año. Si no comete los errores típicos a los que lleva el éxito, o si Sánchez sigue cometiéndolos (a lo que está atraído como por un imán) Ayuso pronto será (antes de las elecciones generales, y si es que no lo es ya) la líder de facto del país.