En 2020, año marcado por la pandemia, la CEOE presentó más de 700 propuestas de mejoras legales y mantuvo más de 100 entrevistas con responsables públicos en España, entre los que figuran además de miembros del Gobierno, muchos diputados.
Además, celebró su Gran Cumbre empresarial para mostrar la unidad del Ibex 35 al reunir a Ana Botín, Pablo Isla, José María Álvarez-Pallete, Ignacio Galán y la plana mayor del selectivo. Y reforzó su labor de lobby en Bruselas, donde ha tenido que incrementar recursos de personal y salarios, para poner toda la carne en el asador con los fondos europeos.
Son algunos de los datos que figuran en la Memoria Anual de una organización que, como se ha visto estos días con la polémica de los indultos, aglutina almas distintas, pero que tiene un objetivo común: defender los intereses de los empresarios.
Mucho se habla del papel de la CEOE en el diálogo social, pero poco de su acción de lobby, un cometido en el que juega un papel fundamental un expolítico: su vicepresidente y presidente de la patronal catalana, Josep Sánchez Llibre.
Como buen expolítico, el líder de Foment del Treball sabe moverse como pez en el agua en el Congreso. Así, su papel es complementario al de Antonio Garamendi y al de otro de sus vicepresidentes, Íñigo Fernández de Mesa.
El exsecretario general del Tesoro es una figura muy respetada en el mundo financiero y aterrizó en la patronal para dar aire fresco a su cúpula y de paso, reforzar el papel de su think tank, el Instituto de Estudios Económicos (IEE), del que es presidente.
Los informes que elabora en esta casa el equipo de Gregorio Izquierdo juegan un papel fundamental dentro de la defensa de los intereses de los empresarios. Y más que lo van a jugar porque, como reconoció ayer Garamendi en la Asamblea General anual, vienen curvas para los empresarios en dos campos fundamentales: el marco laboral y el fiscal.
El bilbaíno vino a confirmar lo que ya sabíamos: que está más cerca de José Luis Escrivá, con el que podría alcanzar un pacto en pensiones inminente, que de Yolanda Díaz. De hecho, dijo que los documentos que le ha presentado la ministra de Trabajo están repletos de "ideología". Y claramente avanzó que no apoyará esa "contrarreforma" laboral, aunque se sentará en la mesa.
En el terreno fiscal, la CEOE se va a convertir en los próximos meses en la mejor carta de presentación del Partido Popular porque, como avanzó el martes el presidente de los empresarios madrileños, Miguel Garrido, y confirmó ayer Garamendi, el modelo fiscal de Isabel Díaz Ayuso es el que va a defender la patronal para España.
Que los empresarios abanderen este emblema del PP en este momento no forma parte de una estrategia para calmar los ánimos con Pablo Casado (aunque no les venga nada mal). Hay un verdadero temor en la sede de Diego de León a que Pedro Sánchez ceda ante el independentismo en la armonización fiscal que exige y contra la que se ha manifestado el propio Sánchez Llibre.
Hay un verdadero temor en la CEOE a que Pedro Sánchez ceda ante el independentismo en la armonización fiscal
Subir los impuestos a Madrid no es lo que necesita Cataluña para impulsar su economía. Pero en tiempos de la posverdad, a Garamendi le pasa como a Casado: es complicado explicar ciertas cosas.
En la CEOE hay quien ha lamentado en privado la falta de conocimientos técnicos de los diputados en temas económicos. Es algo que notan en asuntos, como el de los fondos europeos, donde el Parlamento tiene atascado el Real Decreto 36/2020 que se necesita para poder ejecutar esas ayudas que las empresas -en especial, las grandes- esperan como agua de mayo.
Pero, como recordó el líder de la oposición el martes, es ahí donde reside la "soberanía del pueblo español" y en un momento en el que la presencia en la economía del Estado va a ser cada vez mayor, la acción de lobby en el Congreso va a ser fundamental.
El líder de la CEOE acabará reconciliándose con el del PP. En privado, es posible que ya hayan hablado. En público, no lo tiene fácil.
El uso que el Gobierno ha hecho de sus palabras sobre los indultos complica aún más explicar al electorado de la derecha que Casado vaya a 'perdonar' a las grandes empresas. Es a ellas a las que acusa de estar detrás del gesto que un experto en diplomacia, como es Garamendi, tuvo con Sánchez hace una semana en Barcelona al hablar de "normalización" política.
Hacer lobby en tiempos de polarización no es fácil. Pero el mundo de la empresa sabe que tiene que hacerlo. De ahí que prefiera pasar página con una ovación a Garamendi que deje atrás la imagen de división por los indultos que ha dado en los últimos días para mostrar otra de fuerte unidad ante un Gobierno que enseña la miel de los fondos de la UE, mientras abre la colmena para que salga alguna abeja.