Si todo va según lo previsto, la publicación de esta columna debería coincidir con el lanzamiento de la misión Inspiration4 a bordo de la nave Crew Dragon de la compañía SpaceX, de Elon Musk. Pero, a diferencia de los lanzamientos de este verano que llevaron al espacio suborbital a sus rivales magnates Richard Branson y Jeff Bezos a bordo de sus respectivas naves, el de hoy no incluye a su multimillonario CEO entre los miembros de la tripulación.
Pero la ausencia de Musk no es la diferencia más notable de Inspiration4. Su gran reclamo publicitario es que se trata de la primera misión espacial 100 % civil en llegar a la órbita. Es decir, en estos momentos, cuatro personas como usted y como yo deberían estar dirigiéndose al espacio con el objetivo de orbitar alrededor de la Tierra durante unos tres días a una altitud mayor que la de la Estación Espacial Internacional.
Al menos eso es lo que dicen los comunicados de prensa e incluso la serie documental Countdown que se acaba de estrenar en Netflix para retratar esta hazaña. Sin embargo, aunque todo sea cierto, ni la tripulación es como usted y como yo ni el lanzamiento del Inspiration4 representa la tan ansiada democratización de los viajes espaciales.
Ni la tripulación de Inspiration4 es como usted y como yo, ni su lanzamiento representa la democratización de los viajes espaciales
Si Musk no va a bordo es, básicamente, porque otro millonario ha comprado los cuatro asientos de la nave y es quien financia la misión. Se trata del CEO de la empresa de pagos online Shift4Payments, Jared Isaacman, quien afirma que su objetivo es recaudar 200 millones de dólares para el Hospital Infantil de Investigación St. Jude de EE. UU., cosa que también es cierta.
Además de pagar los billetes de SpaceX, Isaacman ha donado otros 100 millones de dólares para el hospital, y recaudó otros tantos a través de una subasta para hacerse con el segundo asiento en la nave entre quienes donaran un mínimo de 10 dólares al centro. La tercera plaza fue concedida por un jurado a través de un concurso en redes sociales para emprendedores y la última se reservó para un miembro del propio hospital.
Tras todo este proceso, la tripulación resultante está compuesta por dos hombres blancos de mediana edad, uno de ellos multimillonario, y dos mujeres, una de las cuales se convertirá en la cuarta mujer afroamericana en viajar al espacio y, la otra, en la primera persona en hacerlo con una prótesis. Además, a sus 29 años, esta última también será una de las astronautas más jóvenes de la historia.
A simple vista, cualquiera diría que Inspiration4 realmente ha logrado que cualquiera pueda cumplir el sueño de llegar al espacio. Sin embargo, no es del todo así. "El espacio sigue siendo un lugar muy elitista; sólo que el tipo de persona elitista está cambiando", afirma el historiador espacial Jordan Bimm en la revista Wired. Además, "todos somos muy conscientes de que las redes sociales potencian los prejuicios […] de género y de raza", añade la activista Lucianne Walkowicz, cuya ONG trabaja por hacer del espacio un lugar más inclusivo.
La tripulación estará formada por dos hombres blancos de mediana edad y dos mujeres
Ahora, ¿de verdad es necesario que el espacio sea un lugar accesible a todo el mundo? Pues sí. Al igual que el dominio marítimo-terrestre de la mayor parte del planeta es de todos, el espacio también lo es. Pero, mientras que basta con comprarse un billete de autobús para llegar a cualquier costa española, las posibilidades de la gente corriente de acceder al espacio dependen exclusivamente de la generosidad del millonario de turno.
Y dado que la industria espacial se está volviendo cada vez más estratégica, con sectores que van desde las telecomunicaciones y la navegación hasta las imágenes por satélite, y que puede que acabemos dependiendo de ella en un futuro en el que la Tierra se haya vuelto demasiado hostil para los humanos, resulta imprescindible que cada vez sea más fácil acceder a ella.
Aunque esto es justo lo que se consigue con este tipo de iniciativas. Puede que Inspiration4 no sea la misión democrática e inclusiva que intentan vendernos, pero sí que da un paso más para abaratar y facilitar la industria espacial en su conjunto. De hecho, no solo la tripulación será civil, sino también todo el personal de Tierra que manejará la misión.
Dado que no habrá astronautas profesionales a bordo, el control de la nave se realizará desde aquí, lo que representa otra de las grandes innovaciones de Inspiration4. Pero no se alarme, si algo saliera mal, Isaacman y otro de los tripulantes tienen experiencia en aviación y formación para tomar los mandos en caso de que fuera necesario, aunque eso no garantiza que sean capaces de poner la misión a salvo.
Esperemos que todo salga bien, ya que lograr que Inspiration4 tenga éxito con un control exclusivo desde tierra también supondrá un enorme hito para el avance de la industria espacial. Ahora solo falta que más emprendedores se lancen a probar suerte en este mercado emergente tan estratégico para el futuro, y dejen de lanzar apps y montar bares de una vez.