"En este mundo, no hay nada seguro, salvo la muerte y los impuestos". (Benjamin Franklin).

La filtración de 12 millones de documentos sobre las fortunas de personas poderosas, incluidos más de 330 políticos de 90 países, ha revelado las complejas redes que hay en el mundo de los negocios para mover dinero.

Presidentes, exmandatarios, políticos, estrellas del espectáculo y del deporte, la lista de salpicados por las revelaciones de los Papeles de Pandora es larga. Entre los implicados esta vez, están Shakira, Julio Iglesias y Claudia Schiffer.

Las personas nombradas en los papeles podrían estar utilizando compañías offshore para ocultar su riqueza en paraísos fiscales. En algunos casos, se han expuesto esquemas de evasión fiscal y lavado de dinero.

Pero muchas de las transacciones incluidas en los documentos no implican ningún delito, de hecho, una de las mayores revelaciones de la investigación es cómo personas prominentes han establecido empresas legalmente para comprar propiedades en secreto.

Es decir, abrir una cuenta en un refugio fiscal no es ilegal (paraíso fiscal es una mala traducción del inglés tax haven). No hay que dejarse llevar por los titulares clickbait de la prensa y ponerse a juzgar a la ligera. No es lo mismo un político corrupto que un empresario decente que abre una cuenta en un paraíso para protegerse de un régimen tiránico en su país de origen. No hay que equiparar a un narco con un inversor que establece de forma transparente su holding empresarial en un territorio offshore. Y así sucesivamente.

Veamos en estos gráficos de Statista la magnitud de los Papeles de Pandora. Ucrania y Rusia se llevan la palma en cuanto al número de políticos detectados en la investigación:

Esta fuga de datos es la más grande hasta la fecha, con un tamaño de 2,94 terabytes. En comparación con el famoso Wikileaks, los papeles de Pandora son unas 1700 veces más grandes:

Según Visual Capitalist, cuando se deposita dinero en el extranjero para ahorrar impuestos, prevalecen dos criterios en la búsqueda: secreto y accesibilidad.

Los 20 principales paraísos fiscales son jurisdicciones opuestas en muchos sentidos si usamos el criterio de Tax Justice Network. Se incluyen potencias como Estados Unidos, Japón y Reino Unido, así como naciones y territorios más pequeños como las Islas Caimán, Hong Kong y Luxemburgo.

Pero una cosa sorprendente que muchos de ellos tienen en común es su vínculo con Inglaterra. Además de Reino Unido, cuatro de los 20 paraísos fiscales principales (Islas Caimán, Islas Vírgenes Británicas, Guernsey y Jersey) son territorios británicos de ultramar o dependencias de la Corona.

Algunos de los paraísos fiscales enumerados pueden resultar confusos para los ciudadanos de esos países: es posible que EEUU y Canadá no sean paraísos fiscales para sus habitantes, pero muchos ultrarricos de otras naciones los utilizan debido a lagunas en las leyes fiscales extranjeras.

Las Islas Vírgenes Británicas, las Islas Caimán y las Bermudas son los tres principales paraísos fiscales corporativos. Si bien los individuos pueden crear empresas fantasmas en paraísos fiscales para ocultar su riqueza, las empresas suelen usarlos para diferir los impuestos:

Un paraíso fiscal es un Estado o territorio en el que la presión fiscal es menor a la del resto. Debería ser relativamente sencillo identificarlos, pero el número total varía según la fuente.

La OCDE o la Unión Europea utilizan unas categorías mucho más laxas con los territorios donde existen estos entramados, mientras que otras plataformas de la sociedad civil son mucho más estrictas con la clasificación. Este mapamundi de El Orden Mundial es muy ilustrativo:

La mitología griega cuenta que Zeus, deseoso de vengarse de Prometeo por haber robado el fuego y dárselo a los humanos, presentó a su hermano una mujer llamada Pandora, con quien se casó. Como regalo de bodas, Pandora recibió un misterioso recipiente ovalado con instrucciones de no abrirlo bajo ningún concepto.

Los dioses habían otorgado a Pandora una gran curiosidad, por lo que decidió abrirlo y escaparon de su interior todos los males del mundo. Cuando logró cerrarlo, sólo quedaba el espíritu de la esperanza, el único bien que los dioses habían metido (de esta historia, surgió la expresión "la esperanza es lo último que se pierde"). "Abrir la caja de Pandora" significa hacer algo en apariencia inofensivo que puede traer consecuencias catastróficas.