El Presupuesto para el año 2022 ha sido aprobado por los dos grupos parlamentarios del Gobierno y 15 más. Son 17 fuerzas parlamentarias (aunque algunas como Teruel existe tienen un solo diputado). Un Frankenstein parlamentario (como lo definió Rubalcaba) con miembros de variados y contrapuestos intereses e ideologías.
Con esta aprobación se ha despejado la legislatura hasta 2024. Los cuatro años de su duración se cumplen en el segundo semestre de 2023.
¿Y si el Gobierno no puede conseguir aprobar unos presupuestos para 2023? No será la primera vez que se Gobierna en España con un presupuesto prorrogado un año. Y, aunque en lógica parlamentaria se debería disolver las Cortes a principios de 2023, no será así.
Para entonces, hay razones que pueden aconsejar atrasar el inicio de la siguiente legislatura a 2024. Dos son institucionales y otra responde a intereses políticos del Gobierno.
La primera de las institucionales es que en el segundo semestre del 2023 España ejerce la presidencia del Consejo de la Unión Europea y es costumbre que no haya elecciones durante ese semestre. ¿Quién cree que el Presidente Sánchez dejaría pasar esa oportunidad de lucirse a nivel europeo?
La segunda es que en ese periodo la heredera de la Corona cumple mayoría de edad y debería acatar la Constitución ante las Cortes. Mantener estabilidad constitucional es lo más aconsejable para ello.
Pero el argumento más decisivo para pensar que se alargará la permanencia del Gobierno actual en el poder es que la recuperación económica se pospone. Sobre todo, después de que la sexta ola de la Covid haya demostrado que los efectos económicos de la pandemia no han acabado.
Además, está la reforma laboral (RL2021) aprobada por el Gobierno con el apoyo de los agentes sociales.
Esa reforma es una piedra en la recuperación económica. La de 2012 permitía aumentar el número de trabajadores afiliados a la Seguridad Social con menos de un 2% de crecimiento del PIB. La mini-reforma Laboral de 2021 no cambia mucho. Pero incrementa los costes salariales y reduce la flexibilidad interna de las empresas y del mercado laboral y eso dificulta el crecimiento del PIB a corto plazo.
Por tanto, es posible que el primer semestre de 2022 sea muy parecido económicamente al primer semestre del año que acaba, que fue malo en crecimiento del PIB y de puestos de trabajo.
Es posible que el primer semestre de 2022 sea muy parecido al primer semestre del año que acaba, que fue malo en crecimiento del PIB y de puestos de trabajo
Hay cuatro razones para este pronóstico: a) el efecto de omicrón, que va a volver a reducir la movilidad muy importante para un país turístico como España, ya lo hizo en 2021 y lo seguirá haciendo en los primeros meses del 2022; b) la incertidumbre de una nueva ley laboral y el aumento de costes salariales; y c) la lentitud de la Administración en sus decisiones de inversión de los fondos europeos de la Next Generation; d) inflación, aumento de precios y problemas de suministros.
Por contra, es esperable que la segunda mitad de 2022 sea mejor. El turismo se recuperará si las nuevas variantes de COVID van teniendo menos gravedad, aunque tengan más rapidez de contaminación. Los efectos de los fondos europeos se empezarán a notar. Las empresas se habrán adaptado a la legislación laboral, con sus reglamentos desarrollados y las primeras decisiones judiciales creando jurisprudencia.
Si las políticas sanitarias consiguen normalizar la convivencia de la población con la pandemia, la economía española rebotaría en ese segundo semestre, manteniendo la inercia en los primeros meses de 2023.
Un año en el que los organismos internacionales (FMI incluido) datan la recuperación económica. Con ello, el presidente Sánchez se sentirá cómodo para ir a unas nuevas elecciones a principios de 2024.
En todo caso, aunque no vuelva a ser presidente en 2024, ya habrá superado los seis años de dirigiendo uno de los grandes países de la UE. También habrá presidido un semestre su Consejo. Dos méritos para lanzarse a otros retos a nivel internacional. Algo que parece encantarle. Para eso maneja aceptablemente el inglés.
De manera que, salvo acontecimientos extraordinarios, el Gobierno Frankenstein se mantendrá hasta 2024 y luego … Ya se sabe, alguien tendrá que arreglar los platos rotos: pagar la deuda pública y arreglar el déficit fiscal. ¿El PP?
*** J. R. Pin es profesor del IESE.