El cierre del año 2021 estuvo dominado por la irrupción de la variante Ómicron, que se superponía desde mediados de diciembre a una variante Delta, que ya había hecho estragos en Europa, sobre todo del Este, desde el mes de noviembre. Ello supuso la irrupción de una cuarta ola mundial que ya se vislumbraba como la de mayor intensidad, aunque de menor letalidad, que las anteriores.
El 30 de diciembre se pulverizaba el récord mundial en el número de casos diarios: 1,9 millones, más que duplicando el récord de los 900.000 nuevos casos diarios alcanzados en la segunda ola. Poco tiempo iba a durar este récord. En enero fueron superando esa cifra prácticamente a diario, al extenderse la Ómicron por todo el planeta. El 20 de enero se alcanzó el nuevo récord: 3,8 millones de casos en un solo día. En media móvil de 7 días, una medida más suave que elimina los altibajos de, por ejemplo, los fines de semana, se alcanzó el máximo el 26 de enero, con 3,4 millones de nuevos casos.
Desde esa fecha, tal y como recoge el gráfico, la cuarta ola mundial ha alcanzado el pico e iniciado un descenso bastante intenso, y el 5 de febrero se situaba en 2,8 millones. Quedan semanas de descensos de la curva hasta alcanzar los niveles "normales" previos a la cuarta ola: unos 350-400.000 casos diarios en el conjunto del mundo.
Si el vaticinio sobre la explosión de nuevos casos se ha cumplido, el de la presunta baja mortalidad ha sido desmentido por la realidad. Aunque en el anterior informe mensual decíamos que el repunte de casos iba acompañado por un descenso del número de fallecidos, debido a la combinación de una menor letalidad de la variante y un mayor nivel de vacunación, el número de muertos comenzó a elevarse a partir de enero y todavía no ha alcanzado el pico, tal y como recoge el gráfico 2.
Está claro que la letalidad por cada 100 casos, que en el conjunto de la pandemia se había situado en el 1,6% de los casos registrados, ha descendido notablemente en esta cuarta ola. Por ejemplo, en el mes de enero se han registrado 300.000 fallecimientos y 90,5 millones de casos, una letalidad del 0,3%, la quinta parte de la letalidad anterior.
Pero, como el número de casos se ha multiplicado por más de 5, al final una cosa ha compensado a la otra y el número de fallecimientos se ha elevado, tal y como recoge el gráfico 2, aunque por debajo de los niveles alcanzados en otras olas. Esta es una lección para el futuro. Por mucho que las nuevas variantes vayan a tener una letalidad cada vez menor, ello no implica que se deba renunciar a controlar el número de contagios, pues siempre va a ser una variable determinante para el número de fallecimientos.
Al fin y al cabo, "sólo" se han contagiado 400 millones, de un total de 7.800 millones de habitantes del planeta, apenas un 5% del total. Por tanto, el potencial de contagio sigue siendo muy elevado. Y ello sin contar con las reinfecciones.
Avanzar en la vacunación sigue siendo prioritario para conseguir acabar con la pandemia. Aunque en Occidente ya estamos con la dosis de refuerzo y algunos países, como Israel, se disponen para la cuarta, lo cierto es que casi la mitad del planeta todavía no ha sido vacunado con la pauta completa.
El nivel de vacunación ha mejorado algo en el último mes, tal y como recoge el Gráfico 3. Para el total mundial, el porcentaje de población con pauta completa ha subido al 52%, aún lejos del objetivo del 70%, que no se alcanzará hasta bien entrado este año.
Dentro de los países con más de medio millón de habitantes, Emiratos Árabes Unidos se ha encaramado al primer puesto en el ranking de población vacunada con pauta completa, el 94%, desbancando a Portugal con un 91%. Chile, Singapur, Malta, Cuba, Corea del Sur y China se sitúan por encima de España, que tiene casi un 82% de la población con pauta completa. La Unión Europea ha mejorado algo, hasta el 72%, como también lo han hecho los EEUU, alcanzando el 64%. ¿Son suficientes estos niveles de vacunación para considerar que la pandemia ha terminado? El tiempo lo dirá.
La incidencia mundial en enero
Así como en diciembre la explosión de casos no fue un fenómeno generalizado, en enero sí lo ha sido, tal y como recoge la Tabla 1 con la selección habitual, de países y regiones del mundo, asignando el color rojo a aquellos que han empeorado con respecto al mes de noviembre, en verde a los que han mejorado y en negro a los que se han mantenido estables.
El color rojo domina totalmente la columna de enero. Sólo hay dos países que se salvan: Nueva Zelanda, en verde, que incluso ha reducido sus casos de diciembre, y China que los ha mantenido, con un aumento marginal de nuevas infecciones. Por cierto, que Nueva Zelanda ha tenido dos fallecimientos por Covid en el mes de enero, y China ninguno.
Volviendo a la Tabla 1, pongo en rojo intenso los países que, como poco, han triplicado su número de casos de diciembre. El total mundial ha superado los 90,4 millones de casos, casi cuadruplicando el registro de diciembre, que ya había sido brutal. Sólo en el mes de enero el mundo ha registrado más casos que en los cinco meses anteriores sumados, desde agosto hasta diciembre. No está mal, para una pandemia que se daba prácticamente por "liquidada" en octubre…
El conjunto de Europa, excluyendo Turquía y Rusia, explica más del 40% del total de casos mundiales, un porcentaje parecido al de diciembre. Pero este mes también hay que resaltar los 20 millones de casos de EEUU, que más que triplican los contagios de diciembre, los 6,6 millones de India, que los multiplican por 25, los 3,2 millones de Brasil, por 16, el millón de México, que multiplica por 11 los casos del mes anterior, o el millón de Japón, que lo multiplica por 153.
Dentro del tsunami generalizado, resaltan países que, aunque empeoran, no lo hacen en esas proporciones. Es el caso de Reino Unido, que casi repite el dato de diciembre, de Polonia, que "apenas" los aumenta un 40%, Rusia, un 60%, Corea del Sur un 20% o Vietnam un 10%. Por el contrario, Australia, que tiró la toalla con el modelo Covid cero en septiembre, ha superado los 2 millones de nuevos casos, multiplicando por 12 su registro de diciembre y por 54 el de noviembre. Por cierto, Australia registró casi 2.000 muertos en enero, la mitad de los muertos de toda la pandemia. Abandonar la estrategia de "Covid cero" no es gratis, incluso para países desarrollados y con excelentes sistemas sanitarios.
El balance de enero en Europa
En el gráfico 4 presento el mapa de la incidencia acumulada a 14 días en las regiones de la UE a finales de mes de enero. Al contrario del informe mensual anterior, en que se salvaban algunas regiones, en este todas se encuentran en color rojo intenso.
Si nos centramos en los 5 grandes países europeos, tal y como recoge el Grafico 5 y su tabla anexa, el panorama, que a principios de mes estaba dominado por el Reino Unido, ha cambiado sustancialmente a lo largo de enero. Pese a la relajación de todas las medidas de contención, el Reino Unido consiguió doblegar la curva a mediados de mes. Pero ya en la segunda semana, Francia se convertía en el peor país de Europa.
En la tercera semana fue Italia la que adelantó al Reino Unido, y en la última semana estuvo a punto de hacerlo España. Pero un cierto parón en el ritmo de descenso de la curva británica y la caída de la curva en España, han evitado el "sorpasso" español. Alemania, que había tomado medidas de contención a primeros de diciembre (confinamiento de los no vacunados, prohibición de los mercadillos navideños, la celebración de eventos deportivos sin público y el control de los aforos en sitios cerrados), mantuvo la curva bajo control durante todo diciembre y la primera mitad de enero.
Pero la relajación de las medidas ha acelerado el número de casos absolutos en este país, aunque al acabar el mes se mantenían en el mejor puesto de los 5 grandes países europeos, y ello sin dividir por la población. Aun así, su ritmo de crecimiento es preocupante, un 43% en la última semana del mes.
El caso de Francia es especialmente llamativo. Ha superado los 9 millones de contagios en enero, alcanzando un total de 20 millones en el conjunto de la pandemia y adelantado al Reino Unido como el 4º peor país del mundo. Aunque en la última semana ha recortado un 7% el número de casos, está lejos de doblegar la curva, algo que sí ha conseguido Italia, a la par que España, aunque sigue en el octavo puesto del ranking mundial. Nosotros el décimo.
La sexta ola en España
España ha sido el único país del mundo en sufrir 6 olas. Ello debería aconsejar una cierta humildad a los gestores públicos, tanto estatales como autonómicos, y una cierta prudencia a algunos "analistas" que llevan meses anunciando el fin de la pandemia. Aunque alguna vez acertarán, lógicamente.
En el gráfico 6 recojo la evolución de las incidencias en España en los últimos cuatro meses, es decir, la sexta ola. En azul la incidencia acumulada a 7 días (IA7), en naranja la de 14 días (IA14), la más utilizada, y en gris la de "casos diagnosticados con inicio de síntomas en los últimos 7 días", que es la que nos recomendaron seguir desde el CCAES (Centro de Coordinación de Alertas y Emergencias Sanitarias) para una monitorización más precisa del ritmo de contagios.
En efecto, dicha curva "adelantaba" estadísticamente a las otras dos, que a su vez adelantan las curvas de hospitalizaciones y fallecimientos. El 31 de enero, sin embargo, el Ministerio de Sanidad interrumpió, sin explicación, la publicación de esa serie. Este desprecio por la calidad de la información estadística ya no sorprende. No hay más que ver el gráfico de la curva de la IA14, con unos altibajos impropios de una medida que no deja de ser una media móvil de 14 días y, por tanto, debería ser, por definición, suave. Altibajos que, por ejemplo, impiden poner fecha exacta al pico de la IA14.
El ritmo de descenso de la 6ª ola está siendo intenso, como corresponde a la fase cóncava de la curva. Pero, cuando se haga convexa, dicho ritmo se reducirá, tal y como ha ocurrido en las olas anteriores.
Al igual que ha ocurrido en el conjunto del mundo, los pronósticos sobre el número de fallecimientos se han visto superados por la realidad. Es evidente que la vacunación ha reducido drásticamente la letalidad de esta variante. Pero la explosión de casos ha provocado que el número de muertos de esta ola, que aún no ha terminado, haya superado el de olas anteriores, en particular la cuarta y la quinta. Y enero ha sido el noveno peor mes en lo que se refiere a número de fallecidos (véase la Tabla 2).
Mirando hacia el futuro, en el gráfico 7 presento unos posibles escenarios para la IA14, que se irán ajustando a medida que se vayan conociendo las nuevas observaciones.
En un escenario optimista, podría alcanzarse una IA14 de 200 a mediados de marzo, y una de 40, la que había al principio de la sexta ola, a primeros de abril. Eso nos llevaría, por fin, a una Semana Santa tranquila y sin restricciones. Pero, ¿significa eso que se ha terminado la pandemia?
La "traca final"
Una parte de los científicos responde afirmativamente a esa pregunta. La sexta ola en España, quinta en buena parte de Europa y cuarta en el mundo, es "la traca final". Son tantas las ganas de la población de terminar con esto, que esta hipótesis de trabajo se ha convertido casi en un vaticinio indiscutible. Ojalá sea así. Para que se cumpla, según los expertos, se tendrían que cumplir varias condiciones.
La primera, deberíamos tener un nivel de inmunidad natural que acompañase a la inmunidad inducida por la vacunación. En el caso español, el número de contagios, hoy en 10,3 millones, probablemente supere los 11 millones en este mes de febrero. Esto es un 24% de la población. ¿Es suficiente este nivel para hablar de inmunidad natural? ¿No habría que hacer un análisis serológico de la población, con una muestra representativa como la que hizo el INE en mayo de 2020, para tener información sobre esta inmunidad?
Yo he hecho un ejercicio modesto, a partir de una encuesta anónima a mis alumnos de primer curso de Económicas en la Complutense, en un rango de edad de 19-20 años. De los 101 alumnos que han respondido a la encuesta, un 60% dice que ya ha pasado el Covid, y el 40% restante no lo ha hecho. Ya sé que no se trata de una encuesta representativa, pero sí me parece significativa. Aunque solo sea porque el porcentaje de los que dicen que tienen la pauta completa de vacunación, sí que coincide con el de los datos totales publicados.
La segunda condición es que no debe haber nuevas variantes o más contagiosas o más resistentes a las vacunas. Ello exigiría reducir la circulación del virus a escala mundial. Y también la circulación dentro de España. Pero ello requiere algún tipo de control del número de contagios. Dejar de publicar los datos, como sugieren algunos, además de antidemocrático, empeoraría dicho control. ¿Se imaginan si alguien propone dejar de publicar los datos del precio del mercado mayorista de electricidad porque son "socialmente alarmantes"? ¿O los de suicidios?
En tercer y ultimo lugar, tratar de conseguir un consenso científico y político planetario. ¿Por qué los chinos o los neozelandeses no lo ven claro? ¿No estaremos ante un nuevo episodio de esa superioridad occidental que nos ha llevado a 400 millones de casos, casi 6 millones de muertos y un destrozo económico sin precedentes?