La división de las manifestaciones el 8 de marzo en el movimiento feminista son indicios de lo incómodos que los socialistas se sienten con sus aliados a su izquierda. Incomodidad que llega también en los temas de Gobierno más sustanciales: política exterior y economía.
En política exterior el giro de Sánchez es evidente. No haber sido invitado a debatir los problemas estratégicos con Biden fue un golpe bajo en el orgullo del presidente español. No vale decir que otros invitados están más cerca del conflicto. La situación de España es parecida a la de Inglaterra y Boris Johnson sí ha sido invitado y tenemos dos bases militares estadounidenses que serían esenciales en una logística de guerra europea. Pero Biden no quiere comentar estrategias con un presidente que dentro de su Ejecutivo tienen ministro/as de dudosa lealtad a los intereses occidentales.
De ahí la incomodidad de Sánchez con sus aliados de Unidas Podemos. Al final ha decidido unirse a los países que van a enviar armas ofensivas a Ucrania para hacerse perdonar sus “malas compañías”, haciendo lo que hubiera hecho un Gobierno de centro-derecha.
Ya tenemos un Sánchez de centro y casi de derechas en política exterior. De hecho, PP y Vox aplaudieron el anuncio del envío de armas ofensivas a Ucrania ¿Hasta dónde irá ese giro? Hasta que Biden le perdone sus veleidades. Ha sido un giro estético, pero lo ha hecho.
Ya tenemos un Sánchez de centro y casi de derechas en política exterior
Si eso ha ocurrido en política exterior, lo mismo está pasando en política económica. El domingo pasado en la Conferencia de presidentes de las comunidades autónomas en la Palma, Sánchez se descolgó aceptando una reducción de impuestos. ¡Toma ya! Lo que han estado pidiendo a gritos los partidos de centro, centro-derecha y derecha: Ciudadanos, PP y Vox. En los combustibles ya está encima de la mesa del Gobierno la bajada o supresión del IVA.
¿Pero bajar los impuestos no es antisocial y va contra la justicia distributiva? No. Lo que es antisocial en mantenerlos y, más aún, subirlos, en épocas de crisis. Entonces se reduce la inversión, no se crea trabajo y acaban pagándolo los sectores menos favorecidos de la población. Más aún si hay estanflación.
¿Pero bajar los impuestos no es antisocial y va contra la justicia distributiva?
Mantener los tipos impositivos con inflación es subir la recaudación y el esfuerzo fiscal de particulares y empresas. Si suben los precios el IVA se recauda más, los salarios tienden al alza, el IRPF aumenta... Mientras tanto los desempleados crecen y se ven más y más marginados.
Con la estanflación en las puertas eso lleva a retroceso en el PIB, paro y a más inflación con los precios presionados por la subida de los costes (incluidos los salariales). Un desastre monumental.
Por eso Sánchez está convencido que tiene que bajar la presión fiscal. En carburantes y energía por supuesto. También en productos alimenticios, sanitarios… Todos ellos gravados por el IVA. Tampoco puede olvidarse del IRPF, ni del impuesto de sociedades. Si mantiene los tipos impositivos con la inflación desbocada estos dos impuestos se convierten en confiscatorios. También el de patrimonio y sucesiones.
En la lógica económica en estanflación debe bajar los impuestos. También reducir la masa monetaria para no cebarla. Por eso, el Gobierno va a pedir a los agentes sociales, sindicatos y patronal, que se moderen la subida salarial y está pensando en revertir la subida de las pensiones ligada al IPC para no aumentar el déficit público, volver a una fórmula similar a la de Rajoy. También pedir a los empleados públicos moderación en sus demandas.
¡Quién le ha visto y quién le verá, Sr. Sánchez! Al paso que va la próxima coalición gubernamental que buscará Sánchez, será con el PP y, si este se despista, con VOX.
¿Les parece una quimera? También le parecía al socialismo griego (el PASOK) que pactó con la derecha para sacar el país del agujero. Luego lo pagó en las siguientes elecciones y llego al poder la coalición Syriza de izquierdas que tuvo que aplicar una política de austeridad contra sus promesas. El resultado es que en 2019 ND, el partido helenico tradicional del centro-derecha, pudo gobernar con mayoría absoluta en el parlamento.
Esperemos que España haga este itinerario de manera más directa. Nos ahorraríamos sudores innecesarios.
*** J. R. Pin es profesor del IESE.