El 19 de junio próximo hay elecciones andaluzas. En las 11 votaciones anteriores el candidato del PSOE-A era presidente de la Junta. Entonces se analizaba su ejecutoria y perspectivas. Esta vez, es la reválida de Juanma Moreno, el primer presidente de centro derecha. Se decide si el cambio de Gobierno del PSOE al bloque PP-C’s (con apoyo de Vox) ha sido bueno para Andalucía y debería seguir gobernándola.
Cuatro años no son muchos para cambiar un territorio. Sobre todo, si es tan grande y poblado como Andalucía y tiene una personalidad tan acusada. Pero no está de más analizar los datos entre el inicio y el final de la legislatura. Hay luces y sombras en su comparación.
En 2018 el déficit público andaluz era del -0,4% del PIB mientras en 2021 será del 0,19% según las cifras oficiales: casi equilibrio en las cuentas. Bien es cierto, que el portavoz económico socialista acusa al Gobierno andaluz de tener un superávit real, como si eso fuera un pecado. De manera que puede afirmarse que la gestión pública ha sido rigurosa.
La tasa de paro al inicio de la legislatura era del 22,85%, solo superada por Ceuta y Melilla. Un 8,3 % superior a la media española. En el primer trimestre de este año 2022 era del 19,4%, 5,7 puntos superior a la media española. Ha reducido la distancia en materia de desempleo respecto a esa media en casi tres puntos, aunque sigue siendo alta en porcentaje de su población activa. Solo superada por Canarias.
Por contra en variaciones anuales, según la EPA del primer trimestre de 2022, Andalucía es la autonomía que más ha bajado en desempleo en valores absolutas (-112.200).
Respecto al crecimiento del PIB: en 2018 Andalucía crecía al 2,2% tres décimas menos que el resto del país; y en el último trimestre de 2021, creció el 6,1% nueve décimas por encima de la media. Aunque Canarias y Cataluña crecieron más desmintiendo las declaraciones del vicepresidente Marín, que alardeaba de ser la autonomía que más lo hizo. En todo caso, al final de la legislatura, Andalucía en comparación con el resto de España crece hoy más que al principio de la misma.
Andalucía en comparación con el resto de España crece hoy más que al principio de la legislatura
También la pandemia ha dejado su huella: el PIB per capita cayó en 2020 hasta 17.747 euros, el segundo más bajo después de Canarias. Aunque según IECA llegó a 19.991 euros en el 2021.
El resumen es agridulce o dulce-agrio según se quiera leer desde un punto de vista de la oposición o el Gobierno andaluz.
Sin olvidar que la economía andaluza ha sufrido el impacto de la crisis, parece que se recupera a buen ritmo este año cara a un verano donde el turismo relanza su actividad con buenas perspectivas. Mayo y junio son meses de creación de empleo y optimismo empresarial. Justo los meses en los que se desarrollará la pre y la campaña electoral. Si la sensación coyuntural sobre la economía pinta en la elección, Juanma Moreno ha disuelto en un buen momento para él.
Además, la economía y la política se mueven por expectativas y el Observatorio Económico de Andalucía pronostica que en 2022 recuperará el nivel de antes de la pandemia.
El debate económico electoral podría estar centrado en los números pasados. Pero lo importante será cuál de los dos bloques convence al electorado de sus argumentos de futuro. El PP desde el Gobierno, o el PSOE con la izquierda convulsa de apoyo desde la oposición.
En centro-derecha se centrará en el rigor presupuestario, contención en los impuestos autonómicos, incluidos el de Patrimonio y Sucesiones; el impulso empresarial y la creación de empleos.
El socialismo y aledaños hablará de inversiones en Sanidad, Educación y distribución de rentas a través de subvenciones.
Un Gobierno autonómico es un prestador de servicios públicos e impulsor de la economía y el bienestar de sus ciudadanos. Cuando se sale de este marco, entra en disquisiciones pseudonacionalistas que, aunque lleven al poder político, acaban en desastre económico.
Los andaluces para votar deberán analizar con cuidado los números y las expectativas económicas de cada bloque. Bloques que presentarán las ofertas donde creen que van a ser más creíbles. Las encuestas ya apuntan algo.
*** J. R. Pin es profesor del IESE.